El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 19 de agosto de 2012

Las elecciones municipales de noviembre


Víctor. M Tirado.
             Cuando  la revolución sandinista puso fin a la era somocista, los luchadores de entonces anunciaban el advenimiento de un nuevo sistema expresado en lo económico, político y social.  Los dirigentes sandinistas y sectores sociales y productivos privados del país, que participaron en el derrocamiento del dictador Somoza, se hicieron eco de ese proyecto. El programa de la revolución anunciaba la abolición del somocismo y el establecimiento de un sistema distinto. En el transcurso de este período se declaró el fin de los privilegios de la dictadura.
     Al mismo tiempo, los movimientos guerrilleros de Centroamérica entran a la escena como fuerza política y armada. Con todas sus dificultades de la revolución sandinista, apoyó  la insurrección salvadoreña y la guerrilla guatemalteca, a  pesar de que la revolución no estaba en condiciones económicas de sostener tal apoyo sin poner en riesgo los intereses de la revolución. No hay que perder de vista que se trataba de liberar a Centroamérica de la dependencia de los EEUU. Fue imposible.
Por su parte, ese movimiento guerrillero de los fines de la década del 70 y comienzos de la del 80, tenía en sus programas la tarea de unir a la región en una comunidad de intereses, no obstante la intervención de los EEUU en los conflictos en lo económico y su  apoyo al neosomocismo, lo cual retrasó el cumplimiento del programa de la unidad centroamericana. 
      Pasando los años 80, y a finales de ese período se firmó la Paz en Sapoá, entre el gobierno sandinista y la Contra, condicionada,  en primer lugar, por el compromiso de adelantar las elecciones para el 25 de febrero de 1990.  Estos acuerdos no eran más que la continuación de Esquipulas II, y otros compromisos. El Frente Sandinista suscribió  el compromiso electoral como Gobierno, con la confianza de afianzar su poder legalmente, pero no dio resultado. El pueblo estaba en contra del proyecto del FSLN. 
Por su parte, los grupos  militares y políticos de la Contra, aprovechándose de la debilidad del Frente, se organizarron electoralmente, hasta llegar a las elecciones de febrero de 1990, con la convicción de su victoria electoral. La confrontación en el campo electoral, la dio con un organismo creado al calor de los acuerdos, llamado Unión Nacional Opositora (UNO).
 A partir de esa votación, la organización sandinista perdió la preferencia de la población y pasó a la oposición. Estas fueron unas de las elecciones más justas y honestas jamás presenciadas por la población en años y siglos atrás; es más, el Frente Sandinista rompió con la cultura del fraude y defendió la democracia electoral. Desgraciadamente, no se pudo consolidar este ensayo, pues los actuales dirigentes gubernamentales llamados sandinistas, no han querido interpretar la historia, y se volvieron continuadores del pasado. 
Ahora, estos gobernantes dan continuación al sistema electoral de fines del siglo XIX, del siglo XX y parte del XXI. Sobre sus espaldas gravita la historia entre el proceso electoral moderno y otro donde los dirigentes actuales se convierten en parte integrante del pasado somocista.
     A partir de las elecciones generales de 1990, el Frente Sandinista también fue derrotado en las de 1996 y 2001.  Después, las elecciones celebradas de  2006 fueron de dudosa transparencia. Y las últimas del 2011fueron un fraude electoral descarado; además de la ilegal candidatura de Ortega, y su comportamiento ante el Estado como patrimonio de la familia Murillo-Ortega, recibiendo  la herencia de los dictadores Somoza.
Con estas elecciones se confirmó la concentración del Estado, para mantenerse en el gobierno por tiempo indefinido, defendiendo  sus intereses creados al modo liberal somocista.  Daniel Ortega, después de haber sido un buen sandinista, hace añicos la herencia de Sandino y del Frente Sandinista. Su relación entre la Constitución, el Estado de Derecho y la sociedad, tiene ideas limitadas y no aporta a la construcción de un Estado moderno.
      Estos antecedentes históricos de farsas electorales, están pesando sobre la transparencia de las elecciones municipales por venir. Estas elecciones serán continuadoras del sainete de la mayoría de los procesos electorales y sus expresiones reaccionarias. Nicaragua necesita recuperar el contenido de la revolución del 79, de la misma manera que convocar a los jóvenes, profesionales, trabajadores, campesinos y otros sectores, a luchar por  los derechos democráticos, tal como en la lucha contra el somocismo. 

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