Onofre Guevara López
“¿Qué se va a ganar con no votar?” Con esta pregunta,
Carlos Fernando Chamorro ha tratado de provocar en sus entrevistados una
respuesta que aclare y justifique la abstención ante sus televidentes. Una
pregunta a la cual se puede responder que no se gana nada, pues una acción que
no se realiza, no puede generar nada. No obstante, si el gesto cívico de no
votar fuera seguido de una fuerte acción de masas, tampoco produciría ganancias
de tipo material, pero sí beneficios de carácter cívico-político.
Es lo contrario con la interrogante ¿qué se gana con
votar?, que tiene muchas respuestas –digamos, “positivas”—, en primer lugar, de
los candidatos, porque esperan ganar una alcaldía o una concejalía. En segundo
lugar, de sus partidarios, quienes, además de que esperan ver ganar a su candidato preferido, ganan esperanzas en
su gestión política y, en última instancia, hasta podrían tener la esperanza de
ganarse un empleo, según sus vínculos con el triunfador.
Pero la clave política del asunto electoral está en la
respuesta a la primera pregunta, “¿qué se va a ganar con no votar?”. Esta tiene
varias respuestas afirmativas que no se refieren a la esperanza de ver ganar a
nadie, porque sencillamente no tiene para qué votar, mucho menos ganar la
esperanza de producir los cambios que el país requiere para lograr avances democráticos.
Se trata, entonces, de salirse de la simple lógica de la pregunta.
Es que la simple lógica no armoniza siempre con la
dinámica del pensamiento ni con los fenómenos sociales y políticos. Por
ejemplo, no votar es cuestión de voluntad, criterio y conciencia. Y nada de
esto funciona con exactitud matemática, como el acto de votar para ganar o para
perder. Es claro que la respuesta para esta pregunta no se agota con decir que no
votando no se gana nada. Cierto, no se gana nada respecto a los resultados electorales
–sean o no robados los votos—, siempre que la actitud de abstenerse venga sola.
Es decir, si todo termina con la decisión de no votar. Pero si junto a esa
decisión vienen otras decisiones referidas a la lucha por crear condiciones para
conseguir elecciones democráticas, transparentes y honestamente administradas, pues
sí, queda mucho por ganar.
Aunque no en su orden de importancia, hay posibles
utilidades derivadas de la actitud de no votar, pero seguida de la acción
política:
Se gana conciencia de que junto a la decisión de no votar,
existe la necesidad de hacer una actividad paralela y posterior a las
elecciones, para forzar la solución de los problemas que ahora hacen inútil
participar en unas elecciones administradas por magistrados sin autoridad moral,
en una institución i legalmente constituida.
Se gana la superación de la rutina electorera hacia una dinámica
popular, contraria a la práctica tradicional de pactar o esperar que la
solución de los problemas políticos y sociales del país, esté sujeta a la
voluntad de personas autoritarias.
Se gana el honor de erguirse políticamente por sobre la
mediocridad de quienes viven sometidos a las líneas trazadas por políticos
mañosos, que actúan de espaldas y en contra de los intereses de las masas
populares.
Se gana libertad, independencia y autonomía ante los
políticos tradicionalistas, para adquirir un perfil político propio y poder
desarrollar un movimiento político democrático, amplio, unitario y contrario a
los arreglos entre cúpulas ambiciosas de prebendas.
Se gana la posibilidad de abrirle a Nicaragua una ruta
política distinta y un
actuar distinto hacia la formación de una sociedad con una administración
pública limpia de robos, de tráfico de influencias y de elecciones fraudulentas
de autoridades municipales y nacionales.
Se gana la libertad de ser y hacer como ciudadano lo que
su conciencia le dicte no solo por su mejoramiento individual, sino que le
estimule a dar todo lo que pueda para ayudar a estructurar un Estado
democrático, que no sea instrumento para administrar los recursos
macroeconómicos para enriquecimiento de grupos y personas, sino para superar las
condiciones de vida de los sectores sociales empobrecidos.
Se gana el derecho y la dignidad para decirle NO, a la corrupción
y el oportunismo. ¿Acaso parece poca ganancia?
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