El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

martes, 28 de agosto de 2012

De votos y ganancias



Onofre Guevara López
“¿Qué se va a ganar con no votar?” Con esta pregunta, Carlos Fernando Chamorro ha tratado de provocar en sus entrevistados una respuesta que aclare y justifique la abstención ante sus televidentes. Una pregunta a la cual se puede responder que no se gana nada, pues una acción que no se realiza, no puede generar nada. No obstante, si el gesto cívico de no votar fuera seguido de una fuerte acción de masas, tampoco produciría ganancias de tipo material, pero sí beneficios de carácter cívico-político.
Es lo contrario con la interrogante ¿qué se gana con votar?, que tiene muchas respuestas –digamos, “positivas”—, en primer lugar, de los candidatos, porque esperan ganar una alcaldía o una concejalía. En segundo lugar, de sus partidarios, quienes, además de que esperan ver ganar  a su candidato preferido, ganan esperanzas en su gestión política y, en última instancia, hasta podrían tener la esperanza de ganarse un empleo, según sus vínculos con el triunfador.
Pero la clave política del asunto electoral está en la respuesta a la primera pregunta, “¿qué se va a ganar con no votar?”. Esta tiene varias respuestas afirmativas que no se refieren a la esperanza de ver ganar a nadie, porque sencillamente no tiene para qué votar, mucho menos ganar la esperanza de producir los cambios que el país requiere para lograr avances democráticos. Se trata, entonces, de salirse de la simple lógica de la pregunta.
Es que la simple lógica no armoniza siempre con la dinámica del pensamiento ni con los fenómenos sociales y políticos. Por ejemplo, no votar es cuestión de voluntad, criterio y conciencia. Y nada de esto funciona con exactitud matemática, como el acto de votar para ganar o para perder. Es claro que la respuesta para esta pregunta no se agota con decir que no votando no se gana nada. Cierto, no se gana nada respecto a los resultados electorales –sean o no robados los votos—, siempre que la actitud de abstenerse venga sola. Es decir, si todo termina con la decisión de no votar. Pero si junto a esa decisión vienen otras decisiones referidas a la lucha por crear condiciones para conseguir elecciones democráticas, transparentes y honestamente administradas, pues sí, queda mucho por ganar.
Aunque no en su orden de importancia, hay posibles utilidades derivadas de la actitud de no votar, pero seguida de la acción política:
Se gana conciencia de que junto a la decisión de no votar, existe la necesidad de hacer una actividad paralela y posterior a las elecciones, para forzar la solución de los problemas que ahora hacen inútil participar en unas elecciones administradas por magistrados sin autoridad moral, en una institución i legalmente constituida.
Se gana la superación de la rutina electorera hacia una dinámica popular, contraria a la práctica tradicional de pactar o esperar que la solución de los problemas políticos y sociales del país, esté sujeta a la voluntad de personas autoritarias.
Se gana el honor de erguirse políticamente por sobre la mediocridad de quienes viven sometidos a las líneas trazadas por políticos mañosos, que actúan de espaldas y en contra de los intereses de las masas populares.
Se gana libertad, independencia y autonomía ante los políticos tradicionalistas, para adquirir un perfil político propio y poder desarrollar un movimiento político democrático, amplio, unitario y contrario a los arreglos entre cúpulas ambiciosas de prebendas.
Se gana la posibilidad de abrirle a Nicaragua una ruta política distinta y              un actuar distinto hacia la formación de una sociedad con una administración pública limpia de robos, de tráfico de influencias y de elecciones fraudulentas de autoridades municipales y nacionales.
Se gana la libertad de ser y hacer como ciudadano lo que su conciencia le dicte no solo por su mejoramiento individual, sino que le estimule a dar todo lo que pueda para ayudar a estructurar un Estado democrático, que no sea instrumento para administrar los recursos macroeconómicos para enriquecimiento de grupos y personas, sino para superar las condiciones de vida de los sectores sociales empobrecidos.
Se gana el derecho y la dignidad para decirle NO, a la corrupción y el oportunismo. ¿Acaso parece poca ganancia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario