Viene
a Nicaragua y expresa su preocupación a través de declaraciones hasta cierto
punto insólitas por ser de quien vienen y para quien van.
El
ex General Humberto Ortega Saavedra, el otrora poderoso fundador y jefe del Ejército
Popular Sandinista, conocido por poseer la mente más ágil de la novena
gobernante de la década de los años ochentas, llega de Costa Rica para estar
presente en los 25 años de los Acuerdos de Esquipulas II, para decirnos, “Que
la paz que se logró con las armas, se debe preservar con el cumplimiento fiel a
la Constitución y a las leyes.”
Esas
declaraciones causan un efecto perturbador, pero positivo, porque fácilmente se
capta el enfrentamiento ideológico entre los hermanos Ortega Saavedra. El
General le dice al “Presidente” que debe honrar los acuerdos que firmó en
Esquipulas y que no los honra usurpando la presidencia de la República violando
la Constitución; que no los honra quebrando las leyes de la República,
destruyendo la institucionalidad e irrespetando el voto de los nicaragüenses.
Lo
malo es que el ex General alborota el panal y se regresa a Costa Rica a seguir
viviendo la existencia de un semi retirado burgués acaudalado, a mirar los
toros desde las gradas del redondel y a seguir escribiendo libros, a través de
los cuales cuenta la historia de la guerra de liberación y acepta los errores
cometidos de cuando era parte fundamental de la absoluta Dirección Nacional,
fuente de todo poder y residencia de los “dioses del Olimpo.”
Nadie
pone en duda la capacidad estratégica de Humberto Ortega, ni su habilidad
natural para captar hechos aun no ocurridos. Por esa habilidad se retiró de
Nicaragua para convertirse en empresario exitoso en Costa Rica, cortando de
cuajo su vinculación con la novena absolutista y errática.
Pero
los remordimientos parecen indicar que no dejan vivir tranquilo al General en
retiro y lo impulsan a narrar su concepto personal sobre los errores que
cometió como miembro del gobierno colegiado
en la década más desastrosa de la historia de Nicaragua.
Pero
la vida no se trata de escribir libros ni de dar declaraciones de cuando en
cuando. La vida no es como la jugada de pisa y corre que se usa en nuestro
deporte nacional.
No
General, la vida se trata de tomar decisiones, de asumir actitudes, de
comprometerse con las causas que se consideren las correctas para el beneficio
de las grandes mayorías.
¿No
cree usted que ya es hora que retome el lugar que el destino le ha reservado?
¿No cree que ya es hora que se enfrente con el Presidente, no en una batalla de
hermano contra hermano, sino en una lucha política, social y económica,
ejerciendo su generalato al lado de los desposeídos históricos?
Siga
pensando en su pueblo e intégrese en esta lucha final que se está librando no
con las armas del 79, sino con las de la paz.
Su
oposición no es la de cualquier patriota nicaragüense, sino la de alguien que
sabe lo que dice, porque fue cuña del mismo palo.
Jorge
J Cuadra V
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