El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Rubén Darío hijo dilecto de su patria natal



Hugo J. Vélez Astacio
hugoveleza@yahoo.com
En los últimos meses don Manuel Aragón Bermúdez, en búsqueda de desmitificar la figura del poeta Rubén Darío o como dice él, de “desenroscar” el encumbramiento que a niveles míticos los darianos nos hemos encargado hacer del poeta en Nicaragua, ha emprendido una campaña a través de una serie de artículos y conferencias aclaratorias “supuestamente” sobre su figura, ante problemas sociales y políticos de entonces en la época en que le tocó vivir.


De ahí su conferencia-debate con el dariista Jorge Eduardo Arellano (JEA), después de “reprocharle a Darío dos calificativos controversiales” de  “antiobrero” y “racista”. Es de mencionarse que estando en Cuba en un círculo de hombres de color y ser tratado tan admirablemente –cuenta Oswaldo Bazil sobre Darío- “Me obsequiaron con champagne y me nombraron negro honorario”, otorgándole un diploma, sin olvidar –como lo recordó JEA- la vinculación que mantuvo con “Liga Obrera de Valparaíso”, que lo despidió con un ágape al retornar a Nicaragua; previo la publicación de un artículo tildando de “Traidor”, por supuestamente no ser consecuente políticamente, a la amistad brindada por el ex presidente salvadoreño don Rafael Zaldívar, dejando a un lado que Rubén siempre le recordó con gran aprecio y cariño, incluso dedicándole su poema “Alegoría”, para después don Manuel indicar a través de un artículo titulado “Dolorosa historia” que Darío como poeta,  al divertir buscando estrellas por versar sobre las flores y frutas resultó ser perjudicial y dañino,  al sufrir de epidemias que “desbastan y desfiguran”, propio de diversionistas, que desvían la atención de hechos lamentables y dolorosos de nuestra historia. Después la publicación de su artículo “Darío antisocialista”, en la que persiste en sostener que Rubén era antiobrero según lo publicado en su artículo “Dinamita”, llegando a afirmar que lo dicho por Darío son inmundicias o excrementos propios de un poeta borracho producto de su enfermiza doble personalidad. Y su último artículo publicado  “Crítica a “Salutación al Águila”, en donde posiblemente influenciado por las diatribas antiimperialistas del inconstitucional presidente a propósito de la celebración del 19 de julio, le llega a cuestionar hasta decir que: “Darío fue el primer nicaragüense en desear la intervención en nuestro país de los “enemigos de la humanidad”. ¡Vaya delirio o alucinación de don Manuel! ¡Pero, don Manuel es erudito! Nuestro respeto. Pero
Si bien Darío a casi un siglo de su muerte, es un clásico de la literatura castellana, como precursor y líder del movimiento modernista, “no fue únicamente poeta en verso; también lo fue en prosa y en las ideas; -como afirmara Mejía Sánchez, sino-, además narrador, ensayista, conferenciante, periodista, diplomático y hombre íntimo, muy peculiar del mundo hispánico”.  Previo visionariamente el maestro don Marcelino Menéndez Pelayo había revelado que sería una estrella poética a prevalecer en el horizonte. Y reconocimientos tuvo en vida por doquier principalmente en otros países y otras lenguas, mientras en su propia tierra natal se ensañaban contra él, negándole méritos y levantándole calumnias. Toda su vida fue justo y bueno, por más que injustos fueran con él. Una vez, ante un escrito de don Mariano Barreto que decía: “Ya sabrán mis lectores que Rubén, en cuyo corazón no palpitó jamás el amor a la Patria, se ha hecho ciudadano argentino”. Darío en carta a un amigo le decía: “Voy a hacerle un encargo. He visto diarios de Nicaragua que me han remitido la noticia de que he renunciado a la ciudadanía nicaragüense. Ruégole desmentirla”. ¡Ante los detractores, ante los injustos de hoy, en eso estamos Rubén, en eso estamos Poeta!
Antes de continuar, he de decirles, que muy a pesar de ser Rubén justo y bueno, estuvo tres veces en la policía/cárcel. Una vez ya difunto, cuando su cerebro fue llevado hasta la policía ante la disputa sobre el derecho de propiedad, entre su amigo el sabio Luis H. Debayle que lo quería para estudio en favor de la ciencia, y su cuñado Andrés Murillo, hermano de su segunda esposa Rosario Murillo, la misma causante del acto doloroso de violencia y engaño, que fue funesto durante toda su vida. Otra, cuando  acusado de vago fue condenado a trabajo social público por varios días. La sentencia fue revocada al demostrar el joven Darío que no se podía ser vago, cuando era profesor asistente en el colegio en que entonces cursaba. El director del Colegio testificó a su favor. Y una tercera, por ser inquieto en clase, por lo que fue llevado al calabozo del colegio por el inspector de apellido Aragón llamado Macario, mismo inspector Aragón que fue batido a limonazos por sus amigos compañeros de clase por su duro proceder.
Por justicia a propósito de los señores de apellido Aragón, hemos de recordar a  don Antonino Aragón sustituto de don Modesto Barrios, como director de la Biblioteca Nacional quien lo había nombrado colaborador. Don Antonino contribuyó a la formación del entonces joven genio poeta, “al pasar (Rubén) largos meses leyendo todo lo posible”, gracias a que don Antonino, más que jefe, era del joven Rubén, su amigo y protector literario. ¿Don Manuel, es don Antonino pariente ancestro de usted?
Yo tuve el placer de estar en el teatro Rubén Darío, el pasado 9 de julio; lugar y fecha de la conferencia/debate sobre el tema antiobrero y racista de don Manuel. Exposición  limitada por don Manuel a  comentarios sobre el artículo de Darío titulado “Dinamita”, que poco persuadió a los asistentes. Con igual atención e interés escuche lo expuesto por su invitado a debatirle don Jorge Eduardo Arellano, quien contextualizando dicho artículo le rebatió, brindando por igual datos históricos, sin dejar de indicar la responsable coherencia sistemática que Darío mantuvo en cuanto a las ideas fundamentales de su proyecto vital como renovador poético, y promotor cívico con ideas humanistas, así como de escritor profesional, critico social y periodista responsable con aguda virtud observadora. (ver artículo “Rubén Darío ¿antiobrero?” de JEA, en END 14/07/12 ). Ante el error de don Manuel de no contextualizar los textos de Darío, al final del evento y es algo que confieso, creí que le haría reflexionar mucho, a fin de retomarlo para variar sus ideas y criterios manejados en contra de la figura y personalidad del hijo dilecto de su patria natal.
Sin embargo, la realidad me ubica, estar ante la persistencia de una terquedad equivocada, con unas raíces de oscuro fondo ideológico, que lejos de desmitificar la figura de Darío, tiene en su pensamiento desfigurar su personalidad y cuestionar políticamente la integralidad de lo que Darío significa como líder del movimiento modernista. Razones que hace necesario enfocar el análisis en correspondencia al cuestionamiento político emprendido por don Manuel. Rubén Darío fue el líder del movimiento modernista, “un movimiento de libertad que le tocó iniciar en América, y que se propagó hasta España, en donde tanto aquí como allá, el triunfo se logró”. Sin embargo aún recibe críticas, y aun recibe “piedras”, en búsqueda de afectar su imagen y su personalidad. Rubén Darío no es un simple mortal. Darío perdura en el tiempo, en mármol y bronce. Ante el acecho antidariano,  atenta al orden de sus virtudes sociales y políticas. Es toda una pretensión o porque no decirlo claramente, es un ataque a su personalidad y a lo que como figura, Darío representa.
Es importante tener presente que su canto de vida y esperanza, fue el canto de toda su vida, dentro de un movimiento de libertad como algo fundamental que en el plano político se conceptualiza como liberalismo del pensamiento integral, que en su tiempo fue acosado por el dogmatismo antiliberal promovido en su época por el sistema socialista de corte marxista, simbolizados por los anarquistas radicales de su época.  Darío dentro de su proyecto de modernidad siempre mostró una actitud liberal ante el mundo. El ácido de la crítica marxista persiste y la crítica se mantiene, llegando a indicar que el modernismo hispanoamericano es un gusto de carácter feudal en defensa de prácticas capitalistas. Al tener presente lo anterior, se observa el sentido y el fondo de la crítica expuesta en el artículo de don Manuel titulado  “Dolorosa historia”. La idea o búsqueda de minimizar o de empobrecer la personalidad y figura de Darío, incluye también la lectura de su magna obra. Y es que el verdadero pecado de Rubén, es que la modernidad promovida desde su inicio estuvo asociada a la amplia libertad; un concepto fundamental en su movimiento modernista, manifestado en lo que siempre promovió: “¡Libertad, libertad mis amigos! Y no dejéis poner librea de ninguna clase”. El objetivo es desfigurarlo, caracterizarlo como conservador con ideas y pensamientos retrógrados al servicio de la oligarquía capitalista, al servicio del poder de entonces. Un Darío antiobrero, un Darío racista.
Pero la labor de Darío, no ha terminado, ya lo afirmó Jorge Luis Borges, “si alguna vez lo combatimos, comprendemos hoy que lo continuamos. Lo podemos llamar el libertador”. El poeta Rothschuh Tablada lo dijo. “Rubén Darío es el revolucionario vestido de abejas. Miel es su canto y su cerebro panal de muchedumbres…Como revolucionario cuarteó el verso al paso de su mente liberal…que le llamen neurótico, decadente, raro o satán. No importa. “Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo”
Y ante un testimonio de Rubén, en donde siempre trató de ser sincero, de decir con valentía su verdad de hombre y de poeta, es un testimonio tan humano que no lo podrá derrumbar el tiempo. Su legado permanece y sigue vigente.

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