Ramón Flores
La democracia es algo que el Orteguismo no procesa, ni digiere, ni le gusta, ni le entiende, y por tanto no la practica, si algo ha aprendido de ella es el actuar mafioso de quienes apuestan a la democracia en el sentido utilitario (ese uso tradicional que “liberales” y conservadores le han dado), como el vergonzoso fraude de las municipales del 2008, donde el Orteguismo fue descubierto con las manos en la masa, eliminando los votos de miles de JRV, donde siempre ha perdido 7 a 3 o 6 a 4, para de esa manera robarse burdamente las elecciones en 42 alcaldías. En ese entonces, la falta de liderazgo de los ganadores (por ingenuidad extrema combinada con temor a la violencia fascista ejercida por el ladrón) permitió que el ladrón se quedara con lo robado.
Aprendida la lección, para las elecciones generales del 2011, el Orteguismo preparó el fraude de tal manera que la única rendija que tenía la oposición eran las JRV, las cuales se aseguró de controlar a través de fiscales de sus partidos comparsas. En esa ocasión, para evitar que los ganadores dispusieran de las actas de escrutinio, preparó un plan institucional para crear un caos con las acreditaciones de fiscales y solo las otorgó hasta último minuto. Complementó la estrategia impidiendo el acceso de los fiscales de la Alianza PLI en el 33% de las JRV donde jamás el Orteguismo ha ganado; no contento con ello, ordenó la alteración de todas las actas, lo que le permitió invertir los resultados como lo hizo Somoza en 1947. Actuaron a lo bruto, a los bestia, querían robarse las elecciones a como diera lugar y para que el robo fuera completo con mayoría suficiente en la Asamblea Nacional, aunque el atraco haya sido fotografiado, filmado y visto en directo por millones.
No obstante, Daniel Ortega que dispone de información de inteligencia sobre los resultados reales de la votación sabe cual es su techo, y sabe que en el 2011 llegó con costo solo al 39%, por lo que ordenó un abuso mayor y mandó a alterar la totalidad de las Actas en el camino entre las JRV y los centros de cómputos, al punto que impide que el CSE tenga a la fecha Actas presentables en los cuales pueda fundamentar los resultados, de tal manera que el monigote que lee los resultados solo se limitó a decir que el que perdió ganó y viceversa; al punto que ningún candidato reconoció los resultados, razón por la cual el gobernante de facto carga con el pesado bulto de la ilegalidad, que se suma a la no menos pesada carga de ilegitimidad de su candidatura.
Por sus actos se evidencia que Ortega está tan desesperado con la falta de legitimidad que, de cara a las farsa electoral montada para noviembre del 2012, le ha pedido a sus sicarios con todo el cinismo que lo caracteriza que esta vez “no se les pase la mano”, frase que unos por cínicos, otros por incautos y muchos por oportunismo expresaban para justificar el fraude pavoroso del 2011.
Contrario a la razón Daniel Ortega ha optado torpemente por pagar el costo político de sus burdos fraudes, aunque los petrodólares que se roba de la cooperación venezolana le han ayudado a mitigar los costos y ampliar su grupo departidos comparsas para las alecciones municipales del 2012 y sin el MRS en la contienda, confía en que no haya nadie con capacidad y determinación para defender el voto y defenderse físicamente de sus matones.
En realidad, Daniel Ortega sabe, a diferencia de muchos de los cepillos y aduladores que lo rodean, que la situación es peligrosa y que hay mucha rabia contenida, y que la economía les hinca las costillas a millones a quienes no les llegan sus programas asistencialistas y de mendicidad, pese a todo, apuesta a la intimidación, por ello, quienes van a esta farsa electoral deben estar preparados a defender su voto con lo que sea, porque la situación es totalmente desigual, el partido de Daniel Ortega es el único que va armado a las elecciones; sus sicarios y matones en todas las instancias del CSE, al igual que sus candidatos y fiscales, cuentan con la protección de una parte de los mandos de la policía y del ejercito (en ambos casos individualidades con vocación de cepillo), en violación flagrante a la Constitución Política de la Republica. Ya Humberto Ortega, que tiene más olfato para detectar el peligro que su torpe hermano, se lo advirtió públicamente. Ceder en el cumplimiento de la ley solo cuando se tiene el agua al cuello es propio de imbéciles y de irresponsables, ¿a cual de estas categorías pertenece nuestro gobernante de facto?.
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