La Policía Nacional capituló ante la manipulación del Gobierno del presidente Daniel Ortega. Un fuerte cordón de agentes antidisturbios evitó que se desarrollara una marcha de oposición que pretendía protestar frente a la sede del Consejo Supremo Electoral contra la inconstitucional candidatura del presidente Ortega, quien aspira a un tercer mandato fuera de la ley.
Mientras los antidisturbios impedían el paso de los opositores, el sitio escogido para el inicio de la marcha, la plaza frente al hotel Princess, fue ocupada por miles de seguidores de Ortega que celebraban al ritmo del Gallo ennavajado, la canción del FSLN durante la campaña electoral de 1990, cuando Ortega fue derrotado en las urnas por la Unión Nacional Opositora (UNO).
Las organizaciones civiles que encabezaron la organización de la marcha, informaron que habían obtenido el permiso de la Policía Nacional desde el 18 de marzo, por lo que les sorprendió que esa institución decidiera evitar el recorrido a última hora.
Desde horas tempranas del sábado, agentes de la Policía evitaron el paso de personas que intentaban acceder hasta la zona donde iniciaría la marcha, en las inmediaciones del complejo Lafise. Algunas personas forcejearon con los agentes, que respondieron golpeando a manifestantes. Las escenas de mayor tensión se produjeron cuando los participantes en la marcha intentaron avanzar hasta la zona del hotel Princess, tomada por los simpatizantes del FSLN desde la semana pasada. Hubo peleas entre oficiales y opositores, que les gritaban a los agentes “Policía corrupta”, “guardia orteguista”.
“Ustedes también son el pueblo, nosotros no somos una amenaza. Es bien triste ver al pueblo que no permite pasar al pueblo. ¿Ustedes creen que esto es democracia? Nosotros tenemos derecho a circular libremente”, les espetó a los agentes Virginia, una muchacha que intentó cruzar el círculo policial. La muchacha, junto con sus compañeras, no tuvo éxito.
Policía detiene a periodista de Confidencial
El cerco policial también obstaculizó la labor profesional y los derechos de los periodistas. El reportero de Confidencial, Rodrigo Rodríguez fue detenido por agentes en la zona de Domino´s Pizza, en carretera a Masaya, impidiéndole ejercer su trabajo. Rodríguez logró hacer una llamada telefónica desde su celular y denunciar que una agente de la Policía Nacional, con la chapa de identidad No. 7621, lo había detenido y lo mantenía retenido adentro de un microbús.
Rodríguez relató que la Policía se negaba a dejarlo libre y le revisaba la cámara. También le exigieron que borrara las fotografías. Le quitaron la cédula y se la mantenían retenida. Los policías aseguraron que lo estaban "resguardando" de una turba sandinista que quería lincharlo y que lo estaba esperando fuera de la unidad policial.
Rodríguez explicó que la comisionada Granera llegó hasta el lugar donde estaba secuestrado, y le preguntó cuál fue el oficial que le retuvo la cámara fotográfica. Granera se dirigió a la agente y le preguntó por qué había borrado los archivos de la cámara, y le dijo que no podía obligar a nadie a borrar los archivos. Aminta ordenó la liberación del periodista.
“Ortega con miedo”
“Creo que Ortega tiene el temor clásico de los tiranos. Sólo no tiene miedo cuando se impone, y ahorita está pasando eso; necesita usar la fuerza para violar la Constitución”, dijo la ex comandante de la revolución Dora María Téllez, quien participó en la concentración junto a varios miembros del Movimiento Renovador Sandinista (MRS).
“La comisionada Granera está actuando como comisionada orteguista, no como comisionada de la Policía Nacional. Ella ha mandado que la Policía ponga obstáculos para que la gente llegue a esta marcha pacifista, y facilite que la gente llegue a la marcha orteguista”, dijo Téllez.
Granera acudió hasta la zona donde los manifestantes opositores quedaron reducidos, e intentó hablar con la gente que forcejeaba con los agentes, pero la multitud no se lo permitió. “Traidora, traidora, traidora”, le gritaban, mientras otro grupo cantaba el Himno Nacional. “Policía Nacional, no orteguista”, coreaban otros.
Granera habló sólo con la prensa, que le preguntó por el hecho de que los oficiales no permitían el paso de los opositores a pesar del permiso que tenían para marchar. La jefa policial dijo que la decisión fue tomada para no permitir el choque de los dos grupos, oficialistas y opositores, y para evitar “un derramamiento de sangre”. “Es nuestra responsabilidad garantizar la seguridad de ambos grupos”, dijo la jefa policial.
Lo cierto es que el papel que este sábado desarrolló la Policía Nacional refuerza la posición de sectores de oposición que aseguran que la institución está siendo “secuestrada” por el presidente Ortega, que desde que asumió el poder en enero de 2007 ha intentado marcar su influencia sobre la Policía. Ortega ha ubicado en importantes puestos de dirección a oficiales supuestamente leales a su partido.
La participación de la gente fue menor en la manifestación opositora que en la oficialista, aunque desde mediados de la semana se denunció que el Gobierno había exigido la participación de trabajadores del Estado. Además, el FSLN cuenta con los fondos estatales y la cooperación venezolana para organizar su manifestación, denunciaron políticos de oposición.
A pesar de no haber cumplido con el objetivo inicial de llegar hasta la sede del Consejo Electora, los organizadores y participantes en la manifestación opositora se mostraron satisfechos con el resultado. “Aquí estamos defendiendo la Constitución. Esta es una competencia de quienes defienden los derechos constitucionales de los nicaragüenses, como Sandino los defendió. Estamos en una lucha constitucionalista en esta nueva etapa de Nicaragua”, dijo Dora María Téllez.
“La marcha fue un éxito, ellos fracasaron al no dejarla pasar. Los fracasados son ellos que no admiten la libertad, la movilización, la lucha por la democracia. Los triunfadores somos los que estamos luchando”, expresó por su parte el candidato presidencial por la Alianza PLI, Fabio Gadea Mantilla.
Al final de la concentración, representantes de organizaciones civiles leyeron un manifiesto en el que demandan que “Los resultados de las elecciones del 6 de noviembre deben estar avalados por un proceso ajustado a las reglas y estándares electorales democráticos. Hacemos un llamado a la comunidad internacional a que no sea reconocido ningún gobierno producto del fraude. La negativa del presidente Daniel Ortega de no permitir observación internacional es un claro síntoma de que quieren robarse las elecciones”, dijeron los organizadores.
Mientras las personas que participaron en esta manifestación regresaban a sus casas, al otro extremo de la Carretera a Masaya, en el sector del Hotel Princess, simpatizantes del gobierno bailaban al son del Gallo ennavajado, cumpliendo con el mandato del presidente Ortega de “defender las calles”. El oficialismo se anotaba una victoria: evitar una marcha de la oposición, mostrar la complacencia de la Policía Nacional, pero también dejar claro quién manda en Nicaragua.
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