El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Basilea III impone severas restricciones a los bancos

Por Néstor Avendaño
Director Ejecutivo de COPADES

8 de diciembre de 2010

El 12 de septiembre de 2010, 27 países endurecieron las normas de solvencia bancaria para vigilar en mejor forma la solidez de los bancos, y resto de países tendrá que aceptar esas nuevas reglas del juego para los bancos en sus economías domésticas.

En resumen, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea aprobó los nuevos estándares de capitalización de los bancos. En términos generales, el peso del core capital (capital y reservas) pasa de 2.0% a 4.5% puntos. De este modo se incrementa notablemente la calidad de los recursos propios. Además, se crea un nuevo buffer de "conservación de capital" de un 2.5%. Este nuevo fondo servirá de primer colchón, y su uso restringirá la política de dividendos y remuneración de las entidades bancarias. Adicionalmente, se contempla la creación una provisión anticíclica y el diseño de una proporción de liquidez, aunque su definición y meta quedaron pendientes de concretar.

Los jefes de bancos centrales y las autoridades reguladoras de los sistemas financieros de esos 27 países exigen ahora a los bancos guardar más capital y de mayor pureza, o sea un capital que no incluya instrumentos financieros, para poder hacer frente con rapidez a futuras pérdidas.

Lo que han hecho las autoridades monetarias y supervisoras de la banca es dividir el capital en tres categorías en función de su pureza, conocidas en la jerga financiera como Common Capital (o capital de máxima calidad: capital y reservas), Tier 1 (common capital más emisiones de activos financieros) y Capital Total (Tier 1 más deuda subordinada o emitidas a plazo fijo).

Antes de la reforma se exigía un 2% de capital de máxima calidad (common capital) sobre los activos de riesgo, y ahora pasa al 7%. Este porcentaje ahora se desglosa en un 4.5% de capital puro y un nuevo fondo anticíclico del 2.5% para hacer frente a las crisis financieras. Si los bancos no cumplen con este fondo, se les puede prohibir la distribución de dividendos y bonos a los directivos del banco. Incluso las autoridades monetarias y reguladoras de los sistemas financieros de cada país podrían pedir hasta un 2.5% más de capital a las entidades cuando suba mucho el crédito como fórmula para pinchar esa burbuja. Sin embargo, aún permanece la discusión entre los grandes bancos y los supervisores sobre cuáles podrían ser los activos que se incluyan en este colchón.

El common capital, el capital puro, sólo incluye capital y reservas. Si se le suman las impurezas, o sea las emisiones de activos financieros como las participaciones preferentes (que son perpetuas, sin vencimiento), el resultado se denomina Tier 1, cuyo nivel mínimo es el 6%. Antes se pedía el 4%. Estos activos se consideran menos puros, porque no son tan efectivos a la hora de salvar un banco con problemas. Si un banco dejara de pagar esos activos financieros, entonces sí se convertiría en common capital porque pasarían a ser cuotas participativas con derechos políticos.

Finalmente, si se suman otras impurezas, como la deuda subordinada (emitidas a plazo fijo), se alcanza el Capital Total, cuyo mínimo está fijado en el 8%. Este es el mismo nivel que se reclamaba antes de la reforma.

¿Qué significa el 7% del capital y de las reservas de los bancos? Cada banco agrupa los créditos por su riesgo. Así calcula los llamados "activos ponderados por riesgos", excluyendo las inversiones en deuda pública y la mitad de las hipotecas de máxima calidad, entre otras partidas. Si estos activos suman US$100, por ejemplo, el banco debe tener US$7 en capital y reservas. En la medida en la que no se devuelvan los créditos, la entidad recurre a ese capital, es decir, vacía la partida “Provisión para cartera de Créditos” y tiene que buscar más recursos en el mercado.

Otro cambio importante de la reforma es que este common capital, que antes se llamaba core capital, ha pasado a ser regulado, es decir, que se puede sancionar por su incumplimiento.

Los supervisores de Basilea acordaron controlar el endeudamiento y fijaron la proporción en el 3% sobre los activos a partir de 2011. También marcaron el nivel de liquidez y el de captación de recursos o financiación, pero sin concretar detalles. A las "entidades sistémicas", aquellas que por su tamaño pueden hundir el sector financiero, se les incorporarán más exigencias, todavía no fijadas.

Hasta aquí las medidas tomadas sobre los nuevos requerimientos de capital y liquidez, conocidos bajo el nombre de Basilea III, que suponen un hito en el diseño de la nueva arquitectura financiera internacional y serán implementadas en un período de transición de 8 años a partir de 2011. Basilea II ya pasó a los anales de la historia financiera mundial. El objetivo ahora es exigir más capital y de mayor calidad a las entidades bancarias y financieras para hacerlas más resistentes frente a futuros shocks financieros. A esto contribuirán también los nuevos estándares de liquidez y apalancamiento.

¿Cuáles son las consecuencias para los productores y los consumidores? El crédito será más caro y más escaso, porque se reducirá el endeudamiento financiero, que fue una de las causas de la crisis en los sistemas financieros de las economías avanzadas, porque la liquidez es más cara, el consumo de capital es mayor y el riesgo de no pago sube por las incertidumbres de la situación económica mundial.

¿Cuáles son las consecuencias para los bancos? Para alcanzar la mayor adecuación de capital, los bancos reducirán el denominador, o sea los activos de riesgo o el crédito, y simultáneamente intentarán aumentar el numerador, o sea el volumen de capital. Ahora importará más la solvencia que el beneficio, porque los resultados están penalizados por las provisiones, así que los analistas mirarán más el capital. Por la caída del crédito y de los márgenes del negocio bancario, los banqueros tendrán que volverse competitivos entre ellos mismos. La subida de los costos del crédito golpeará más a las entidades financieras con estrategia de bajos precios y márgenes estrechos. La competencia entre los bancos tendrá que ser fortísima, por lo cual tendrán que variar la misión y la visión de la Asociación de Bancos Privados de Nicaragua (ASOBANP).

¿Cuáles son las consecuencias para la economía? Es muy probable la desaceleración del crecimiento de la producción de bienes y servicios, por el impulso a una nueva caída de los préstamos. Si el PIB Real de Nicaragua crece 3% o menos, corremos los riesgos que no se reducirá el desempleo, no disminuirá la morosidad y la banca continuará inundada en su liquidez y en ese estado no podría sobrevivir.

Con Basilea III se gana resistencia mediante una supervisión más efectiva, pero la gran reforma pendiente es la transparencia y la simplicidad. Espero que el Superintendente de Bancos y de Otras Instituciones Financieras comience a implementar Basilea III en 2011.

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