El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 18 de diciembre de 2010

IGLESIA VIVA

4. En nuestros proyectos históricos: colaboradores de Dios,
labranza de Dios y construcción de Dios

Pablo, ya hablando de personas creyentes, expresa también de otras maneras, con ayuda de varias metáforas, el cacter de nuestros proyectos privados y públicos, familiares, sociales y políticos, y siempre profundamente personales. Desde la fe en Dios creador y autor de la salvación, afirma que "nosotros somos colaboradores de Dios", aunque también dice que somos un campo donde Dios siembra y un edificio que Dios construye: somos, dice, "labranza de Dios y construcción de Dios" (1 Cor 3, 9, 10). O tal vez dice que los apóstoles son "colaboradores de Dios”, personas que "plantan y riegan" (1 Cor 3, 6) la semilla de la fe y que los que escuchan la palabra de los apóstoles son el campo donde aquellos siembran Y el edificio que construyen. Pablo, en un momento de su vida fue él mismo "labranza y construcción", campo y edificio donde trabajaron otros, y en concreto el anciano Ananías (Hch 9, 10-189, luego se convirtió él mismo en un "último apóstol" (1 Cor 15, 9; y ver también: 1 Cor 9, 1) o "servidor de la fe" (1 Cor 3, 5). El trabajo de los apóstoles ese servicio de la fe, es corno el paradigma de todo trabajo humano y cristiano: siempre es un trabajo de plantación y riego, en la metáfora agrícola, horcola o jardinera, porque es "Dios quien hace crecer" (1 Cor 3, 6), ese discreto y eficaz acompañante de todo proyecto en la vida y en la historia humana. Los cristianos conocemos porque hemos creído "escuchando el mensaje del Mesías", es decir de Jesucristo (Rom 10, 17). Sabemos que nuestros proyectos privados y públicos son colaboración con Dios, aunque esta colaboracn es "según el don de Dios" (1 Cor 3, 5) que cada uno recibe. Los proyectos históricos de las personas son humanos y divinos a la vez, en el sentido de que son fundamentalmente humanos y acompañados por la eficaz y discreta presencia de Dios. Pero incluso si es Dios quien discretamente y de modo no siempre patente y evidente hace crecer nuestro propio proyecto, somos nosotros quienes lo trabajamos y “cada uno recibirá su salario según su trabajo" (1 Cor 3, 8). Y esto vale para el trabajo de los cristianos en la historia y también para el de los no cristianos o no creyentes. Porque existen personas y grupos humanos que no han escuchado nunca el mensaje de Jesucristo. Ellos, creyentes de otras religiones o no creyentes, no saben a nuestro modo cristiano de esa actuante discreción de Dios en la historia, en todo proyecto humano, Pero si Pablo, enfrentándose a lo que para él aparecía como el misterio del rechazo del mensaje de Jesucristo por parte de sus hermanos judíos, llega a decir que ese rechazo tiene un sentido, que ha existido para que el Evangelio tenga una extensión universal en todos los pueblos y así "su rechazo ha significado la reconciliación del mundo" no judío (Rom 11, 15), no hay duda de que hay una oferta divina de reconciliación en modos imprevisibles no cristianos para personas de religiones diferentes a la cristiana o no creyentes, bien sean agnósticas o ateas. Lo formuló así el Vaticano II:

Asociado al misterio pascua], configurado con la muerte de Cristo, (el cristiano) llegará, corroborado por la esperanza, a la resurrección. Esto vale no solamente para los cristianos, sino también para todos los hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de modo invisible. Cristo murió por todos, y la vocación
suprema del hombre es en realidad una sola, es decir, divina. En consecuencia, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual. (GS 22)

IGLESIA VIVA: Sección ecuménica de EL CORREO, con selección de textos de cristianos comprometidos con el Evangelio, y por ello con la esperanza, la justicia y la libertad.

El texto de hoy es tomado con la autorización de su autor del libro “NO SEA ASÍ ENTRE USTEDES: ensayo sobre política y esperanza”, de Juan Hernández Pico, S.J. UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 2010.

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