La Navidad de Julian Assange, en una comisaría de Beccles

Por MARÍA ARCE

Se puso una camisa blanca, tomó su MacBook Pro y desayunó café como todas las mañanas. Así comenzó el día el hombre que puso a temblar a Estados Unidos. Pero este 24 de diciembre es diferente para Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, el sitio dedicado a filtrar documentos secretos. El australiano de 39 años no pudo dejar de presentarse ante la Policía inglesa, ni siquiera a horas de la Nochebuena.

Assange salió de la mansión Ellingham Hall de su amigo Vaughan Smith, ubicada en medio de la campiña inglesa, a unos 200 kilómetros de Londres en fundado en una abrigada campera verde militar para dirigirse hasta la comisaría de Beccles donde lo esperaban para su reporte diario.

Es que, desde que fue liberado de la cárcel de Wandsworth donde estuvo detenido mientras se estudiaba su extradición a Suecia –que lo investiga por supuesto abuso sexual- Assange vive bajo unas estrictas normas de seguridad.

El cerebro de WikiLeaks debe presentarse una vez al día en una comisaría para demostrar que no se ha fugado del país y que se mantiene a disposición de la Justicia británica que el mes próximo reanudará las audiencias para decidir si lo extradita a Suecia o no. Además, no puede despegarse ni un segundo de un brazalete electrónico con el que pueden monitorear sus movimientos al milímetro.

Y aunque no fue una condición de la Justicia, vive recluido en el campo, en esa espectacular mansión de estilo gregoriano, rodeado de los productos orgánicos que allí crecen, lejos del acoso de los medios de comunicación que buscan desesperados una declaración, una palabra suya.

Pero la soledad no lo asusta. Mientras estuvo detenido, el australiano fue confinado a una celda de aislamiento, en la que no tenía acceso a ninguno de los "chiches" que siempre lo rodean: su laptop, su smartphone y, claro, Internet.

"El confinamiento es muy difícil. Pero sé que siempre hay alguna oportunidad para recibir correspondencia, entonces lo puedo soportar. Soy mentalmente fuerte", le dijo al diario The Guardian, en una entrevista que publica hoy.

Esta noche celebrará Navidad junto al empresario Vaughan Smith, un restaurador, pujante agricultor y VJ (video-journalist) inglés. Su amigo. La esposa de Smith y sus cuatro hijos. "Nunca podría abandonar a Julian", le escribió Vaughan en Internet.