El mismo origen: un Obispo
La misma intención: denunciar a un dictador
El mismo blanco: Daniel Ortega S
La misma meta: la lucha por la democracia.
Distintos protagonistas: Monseñor Obando
ayer y Monseñor Báez hoy.
La serpiente sigue siendo venenosa y
traicionera, pero la homilía de ayer era para impedir que ganara las elecciones
presidenciales y la homilía de hoy es un grito valiente, directo y sonoro
contra la serpiente venenosa y traicionera convertido en dictador de Nicaragua.
Monseñor Silvio Báez Ortega, a través de su
apostolado a favor de la libertad, de la justicia y del estado de derecho, se
va perfilando como el líder social, político y moral que el pueblo no tiene y
necesita desesperadamente. Ante las continuas traiciones de los partidos
políticos, ante el continuo engaño de la clase política, que por intereses
personales, nunca representa al pueblo, los nicaragüenses nos hemos convertido
en unos desconfiados patológicos, que a la menor mención de políticos, se
estremece como el que se ha quemado con leche al ver la cuajada. El pueblo
nicaragüense tiene sobradas razones de actuar de esa manera y si existía alguna
duda, si quedaba alguna pizca de confianza en los políticos, la traición del
2012 terminó completamente con ella.
Cuando escuchamos hablar a Monseñor Báez
desde su tarima sagrada, usando palabras que no llaman al engaño, que llama al
pan por su nombre y al vino por el suyo, las mentes de los que vagamos en un
mar de desesperanza y confusión, se activan y se llenan de esperanzas e
ilusiones. ¡Aquí está el hombre, el guía, el líder que tanto buscamos y nunca
encontramos! nos decimos dentro de lo más profundo de nuestras conciencias.
El hombre nunca deja de buscar, a veces
inconscientemente, el destino que nos han reservado. Quizás el ser sacerdote
católico no sea el destino final de este honesto y valiente ciudadano que tiene
tan claro la realidad de los nicaragüenses.
De lo que se trata en la vida es de contestar
sinceramente el llamado, por muy difícil y peligroso que sea. El uso del libre
albedrío no solo sirve para decidir el camino de la perdición, sino también
para escoger el camino por el cual uno siente que le es más útil a la patria. A
Monseñor Silvio Báez Ortega, buen sacerdote, excelente Obispo y con un futuro
prominente dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica, a lo mejor le toca
jugar el papel de libertador de Nicaragua.
Resaltando las grandes diferencias entre el
uno y el otro, en Paraguay el Obispo Lugo llegó a ser Presidente de la República.
¿Entonces por que no en la República de Nicaragua, tierra de dictadores
corruptos y mentirosos? Nada de lo que pasa en este mundo es por casualidad,
todo tiene un propósito y el que ordena las misiones de cada quien es Dios con
su eterna sabiduría.
Monseñor Báez ya fue tocado por la
inspiración divina que le está iluminando el camino. A los nicaragüenses solo
nos queda orar para que no pierda ese camino.
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