por Hugo J. Vélez Astacio
Managua, 05 de Febrero del 2002
Querido hermano Alberto:
Mis sentimientos, mis reflexiones, mis críticas y mis opiniones sobre el mundo cruel que todo
los días nos cae como loza, las siento más y con sentido positivo, que todas esas negras circunstancias
que muchas veces lo hacen sentirse a uno impotente por no tener la vara mágica y el poder,
para mandar al sótano del abismo del edificio de Dante a muchos indeseados que abundan por estos
lados, por esos de ahí y por aquellos de allá.
Algunos a quienes les he comentado el tema de las últimas cartas que te envié, me dicen
¿porque sobre la muerte? ¿Es que acaso me he vuelto un Tanatologo?; Talvez, mas no saben que eso
es propio y privilegio de nosotros todos. “La pena de los dioses es no alcanzar la muerte. Los mismos dioses
buscan la dulce paz que vierte. La muerte es la victoria de la progenie humana”, decía Don Rubén. ¿Será también
por lo que comparto con él que las palabras igual tienen alma? Alma, esa misma alma que cuando
se debilita y se pierde es la que nos separa del estar por estos lados y el irnos al otro. Por el momento
le decimos a Ella o sea a la caminante que lleva la guadaña que tiene que seguir esperando,
esperando que siga y no se detenga por estos lados, y a la espera que se canse, se fatigue se debilite y
se ponga más pálida.
La idea de la muerte es reveladora del secreto de la vida. Escuchemos a Rubén en su poesía
“Thánatos”, de Cantos de Vida y Esperanza.
En medio del camino de la Vida...
dijo Dante. Su verso se convierte:
En medio del camino de la Muerte.
Y no hay que aborrecer a la ignorada
emperatriz y reina de la Nada
Por ella nuestra tela está tejida,
y ella en la copa de los sueños vierte
un contrario nepente: ¡ella no olvida!
Eso me permite escribirte sobre asuntos de estos lados.
En diciembre, como todos los diciembres desde hace doce años mis pensamientos y mejores
recuerdos los centro en el ser que más he querido, nuestra madre. El 24 me comunique con ella y ahí
te envió lo que yo le dije.
Enero. Empezó por retirar de estos lados a un grande. La noticia se dio y el mundo literario
hizo ¡PAC!!! (4 nov 1912-2 enero 2002)
¡Yo toque sus manos! Esas manos que nos guiaron durante casi medio siglo con sentido
humanista combatir las injusticias y las desgracias sociales de nuestra querida Nicaragua.
¡Yo toque sus manos! Esas manos que nos dejaron por escrito con un lenguaje poético la
ironía y el drama de ser nicaragüense.
¡Yo toque sus manos!. Esas manos que dieron la pluma para resumir el sentimiento de rabia
y dolor ante el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro el mártir de las libertades públicas. “¡Su sangre
salpica Nicaragua!”. Por algo para Pedro Joaquín él era uno de sus patriotas. “La Patria sólo subsiste si
subsiste lo humano del Hombre”, y con eso PAC comulgaba.
¡Yo toque sus manos! Manos de poeta, talvez de pecador pero nunca de espíritu, porque
siempre dejo huella marcando el camino de cristiano perseverante y cantor de las naturalezas y costumbres
del Nicaragüense.
¡Yo toque sus manos! Esas manos que escribieron para mí a sus 87 años, en uno de los muchos
homenajes tributados a su vida ejemplar y a su obra. “Con mi agradecimiento y mi amistad. Pablo
Antonio Cuadra.”
Me satisfizo honrar su memoria al ocurrírseme y tomar la iniciativa en el momento de estar
frente al cuerpo inerte pero siempre con su figura de Quijote como buen heredero de Cervantes en
el relevo de la lengua castellana, perennizar su imagen, -su rostro y sus manos, esas mismas manos
que yo toque-, por medio de una mascarilla fundida en plata pura. Invocada la idea, procedimos a la
acción.
Estábamos en su residencia de Las Colinas, como a las once y cuarto de la noche en su vela,
más específicamente frente y alrededor de su féretro pretendiendo darle una última mirada; me
acompañaban mi amigo Orient Bolívar Juárez, Secretario General de la Academia de Geografía e
Historia de Nicaragua, el pariente y arqueólogo Jorge Espinosa Estrada y mi hijo Carlos Roberto,
cuando al ver su rostro me dije ¡No puede ser que se nos va un grande! Un digno relevo de la obra
de Rubén. Uno de esos que solo nacen una vez en un siglo. El nuevo siglo está de luto. Nicaragua
está de luto. El mundo literario está de luto. El mundo ha hecho ¡PAC!!.
Como buen hijo del panida Darío debemos tenerlo, como de él hace 86 años por primera
vez a un ser humano de esta tierra natal se le hizo una copia de su rostro. Ese precedente en Darío,
Pablo Antonio por su estatura como hombre de letras, Poeta por excelencia, maestro de generaciones
en el mundo de la Poesía nicaragüense, cabe realizarle con un acto similar. Inmediatamente le
dije a Orient y a Jorge, que nosotros debíamos garantizar la realización de efectuarle la mascarilla,
previo a su rápido y pronto entierro que sus familiares previamente habían decidido, ya que había
muerto unas horas antes. Su deceso se había dado a las 06:15 PM de ese mismo día, y sus funerales
serian al día siguiente en la ciudad colonial de Granada. No había tiempo que perder y el Comité
quedo conformado por los cuatro incluido mi hijo Carlos Roberto, quien tuvo la dicha igual de conocerlo
al participar en el último acto público en que él hizo presencia, y que era un reconocimiento
a su plausible labor humanística y de Poeta. Eso fue en la UCC.
Lo primero fue lograr la venia de sus familiares, tocándome a mi darle a conocer el proyecto
a su nieto predilecto el Poeta, escritor y crítico literario Pedro Xavier Solís, dando su aprobación y su
recomendación favorable antes los hijos del “Poeta”, los que estando de acuerdo, solicitaron que la
realización –hechura de la mascarilla- debía de hacerse en un tiempo muy justo, dos horas a lo
máximo siendo en el periodo de 08:00 a 10:00 de la mañana, del día siguiente, dado que inmediatamente
después de las diez de la mañana, saldría hacia la misa de cuerpo presente y de ahí posteriormente
hacia Granada para su acto final o entierro.
Mi amigo Orient y Jorge lograron garantizar por medio del Arquitecto y Director de la Escuela
de Bellas Artes, Federico Matus, el trabajo de elaboración, que contó con la ayuda y colaboración
de los profesores de arte, Alberto Torres y Sócrates Martínez. Sin que la grande inquietud nos
abandonara por el “quizás del éxito del proyecto”, mi tristeza, nuestra tristeza fue más grande esa noche
por la partida del “Poeta”. Al día siguiente, el logro y éxito cabal del proyecto, nos reconforto. Al
“Poeta” le habíamos cumplido, para bien de las generaciones que por siempre habremos de recordarle
ante su legado literario.
Y en acto ceremonial con satisfacción como Honor póstumo a Pablo Antonio Cuadra, el
“Poeta nicaragüense por excelencia” del siglo XX recibió muy grato por medio de sus hijos Ruy y Pablo
Antonio y su nieto Pedro Xavier, de manos de Orient, Jorge y Federico como representantes del
Comité la mascarilla en Yeso realizada a PAC, a fin de elaborar una de plata pura, efigie que recordara
como bien dijo su nieto Pedro Xavier “de manera permanente el momento histórico de iluminación de la
fisonomía de la muerte entrando victorioso a la otra vida”.
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