Texto: Arleen Rodríguez Derivet
Fotos: Alex Castro
Fotos: Alex Castro
El rostro de Fidel transita de la evidente conmoción -un pozo de agua en los ojos cuando se habla “de las conversaciones que no tuvo con su padre”- a la risa incontenible que le provoca el hijo de Katiuska con sus sueños de “ser el sustituto de Eusebio Leal”. Pero la mayor parte del tiempo el gesto es de recogimiento, casi de pudor, por los comentarios que provoca el libro en las agudas y sensibles inteligencias de Abel y Barnet.
Los escucha mesándose la barba hasta que, sorprendido por el peso de sus propias palabras, los ojos se le abren en un gesto de asombro interrogante. Pero también los cerrará durante segundos prolongados. Acaso estén hablando entonces de los paisajes de Birán, de los jornaleros haitianos o de los frenéticos años en la Universidad. En esos momentos suele tomar profundo aliento, como si necesitara hablar y, sin embargo, calla.
Hay expresiones que le alzan las cejas o le comprimen los labios en un mohín que parece inconformidad. Luego el dedo índice, largo y sabio en el arte de marcar espacios y tonos del ánimo personal, se alinea una y otra vez con la nariz aguileña.
Más a menudo, asiente con la cabeza para que se despeje cualquier duda y se acomoda en un gesto que se le hizo hábito tras la caída en Santa Clara: la mano izquierda penetrando bajo la camisa en una suerte de masaje sobre el hombro derecho.
La afirmación más profunda coincide con el instante en que Abel elogia la película “José Martí, el ojo del canario”, de Fernando Pérez. Fidel la vio por televisión y apoya el reconocimiento. “El es martiano de un modo orgánico, natural, sin necesidad de citarlo.”
“La política de nuestra época, en términos éticos, tocó fondo“, afirma el ministro de Cultura apuntando a la trascendencia y oportunidad en que aparece “Guerrillero del tiempo”. En una época oscura y desesperanzada a nivel planetario, las almas buenas y las almas nuevas pueden encontrar mucho alimento en los recuerdos de su protagonista, ”uno de los pocos líderes éticos y espirituales de la Humanidad.”
Cubadebate les ofrece un fotorreportaje del encuentro, cortesía de Alex Castro.
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