El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

martes, 14 de febrero de 2012

La aldea, el lobo y el gran cazador


Onofre Guevara López

El Lobo de Gubbio-Iu-is-ei ha dado motivos para que un San Francisco de Asís, de “lengua celestial”, se interesara en rescatarlo del mal camino donde son “incontables sus muertes y daños”, para convertirlo en un conviviente en paz y bien con las aldeas de todo el mundo. De todas maneras sería inútil, pues el “el rudo y torvo animal” sólo cree en San Francisco de California.
Pero la ausencia del santo de Asís y la presencia del Lobo, no interfiere en la actividad de gente de “mala levadura” en las aldeas. Esta gente no le hace la guerra de ninguna intensidad al Lobo, pero se la hacen a sus propios aldeanos. En nuestro caso, aun cuando el Lobo ya ha incursionado en nuestra Aldea, por ahora no proyecta una nueva incursión, porque anda de caza por aldeas más importantes, aunque, por su naturaleza, sigue siendo una amenaza.
 Y ese histórico hecho, le sirve de pretexto al Gran Cazador local para tratar de convencer a los aldeanos de que el Lobo ya viene, que afila sus dientes, que todo opositor es agente suyo en la Aldea para desestabilizar su gobierno y, por ende, boicotear su presencia indefinida en el poder, única garantía para tener una vida aldeana con libertad y soberanía.
Sobre todo, pregona el Lobo, sus críticos persiguen desprestigiarle, acusándole de ilegalidades y de apropiarse de la riqueza aldeana para su familia y sus cazadores, los cuales también son acusados de tener fidelidad canina hacia él, a cambio de impunidad para sus abusos y actos de corrupción. Esos críticos –corean los partidarios del Gran Cazador—, son anti patriotas, porque niegan que las perversidades inconstitucionales sean hechas por el bien común. No reconocen que aquí manda el “Pueblo Cazador, la “Juventud cazadora”, la “Mujer cazadora” y el “Niño cazador”. Pero ocultan que sólo él en la Aldea tiene derecho a cazar de lagartija para arriba.
Sus defensores –unos vergonzantes y otros vergonzosos—, se encargan de meter el mono, más bien el Lobo, diciendo que todo aquel que no acepta las verdades del Gran Cazador es un agente y simpatizante de los crímenes del Lobo; no obstante, en la Aldea sólo él negocia con sus instituciones financieras. Y mientras allá, en la lobera, por sus contradicciones electorales hablan de incursionar diplomáticamente en nuestra Aldea para “salvar la democracia”, aquí sólo entusiasma a poquísimos ilusos. Pero hace feliz al Gran Cazador, porque eso le da pretextos para fortalecer su dictadura.
Con ese fin, los partidarios del Gran Cazador argumentan que si sus críticos no tuvieran malas intenciones contra la estabilidad y el progreso de la Aldea, no hablaran de los robos de votos, ni negaran que el 98% de los aldeanos recibieron sus cedulas. Y que no apoyaran las denuncias del partido al cual les robaron las elecciones, ahora convertido por los propagandistas del Gran Cazador  en un peligroso maquinador contra la paz de la Aldea, inventor del fraude y perturbador público que pone en riesgo la vida de los aldeanos.
Pero callan sobre la tragedia de El Carrizo, donde tres aldeanos –padre e hijos— fueron asesinados por amigos del Gran Cazador, y está por verse si cumplirán la condena. Antes, para quedar impunes, alegaron algo así como que los mataron porque sus votos eran peores que “armas de destrucción masiva.”  
Siempre afirman, que las “empresas mediáticas” –no las suyas—, Ipade, EyT, Hagamos Democracia, la Iglesia Católica (sin el Cardenal pro Cazador) conspiran con el dinero del Lobo.  Dinero que, sin embargo, no parece haber sido mayor ni más eficaz que el dinero petrolero del Gran Cazador, a juzgar por los resultados de su inversión en todo lo vendible y comprable dentro del mercado electoral.  
Así pues, por la gran suma invertida, los cazadoristas quieren sacar otra victoria, como sería borrar los hechos: que aquí no hubo dobles votos, urnas preñadas, fiscales amenazados y corridos –quizás hasta comprados—, mesas electorales absolutamente en manos de la jauría del Gran Cazador, ni clandestinos contaderos de votos.  En fin, que aquí solamente hay embriagantes victorias, la salvación de la autonomía universitaria, la soberanía nacional y el Estado del bien común, gracias –dice un partidario vergonzante del Gran Cazador—, a que apareció milagrosamente el Chavo del CNU, seguido de todos los buenos, para salvar a la Aldea de los agentes del Lobo.  
Y qué bueno que el Gran Cazador, sigue de victoria en victoria sobre la constitucionalidad… aunque la Aldea cruja. 

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