A 40 años (5-8-71) de su nueva presencia.
Versos suyos en vuelo aquí
que vuelan y vuelan de él
que cantan y cantan en él
como nuestra Nicaragua canta en mí.
En una palomita de barro
del barro encantado de San Juan de los Platos
se siente el vuelo y no se ven las alas.
Su buche ancestral contiene
gorjeos luchando por salir:
Río hasta el fin. Manantial de cielos.
Porque los pájaros de los Pueblos Brujos
vuelan estáticos y cantan mudos
su canto encierra la melodía del silencio
y su vuelo el movimiento de la quietud.
¡Qué dicha de pena en gozo!
cuando el palomo reclama a la paloma
con su ruego de alma en pena.
Alma con alas por penas dirigida
es el invisible vuelo de la Penadora:
Ni mi sombra me acompaña
lamenta desde lo profundo
de un bosque sombrío perdido
en los confines de los cuentos infantiles.
El Ángel Martínez de Lodosa
en lodo que hermana moldea
ese canto del desencanto
proclamando en duro navarro
que ese canto no es así
cuando Nicaragua canta en mí.
Un misterio de pájaros
se escucha en los matorrales
o se pierde en arbustos lejanos.
Triste canto oculto
tratando de ser desencantado.
Gimiendo de esperanza deseperada.
No pueden ser Peteneras ni Rodadoras.
¿Patacona, Collareja, la Paloma Azul?
¿Quién, quién canta así?
¿Quién nos dice que és después de haber sido?
¿Quién habiendo sido nuevamente és?
¿Quién con su canto es el haber sido?
El Ángel Martínez bate sus alas
y junto con él Catarina
y la Meseta entera de los Pueblos
es en pájaros por él desencantados
una armoniosa y frutal ocarina
exhalando su respuesta así:
Yo fui.
Yo fui.
Yo fui.
Luis Rocha
“Extremadura”, Masatepe, 24/7/11. (Ventana a pájaros.).
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