Sin llegar a la luz por su hermosura
La paz que da el reposo en la luz misma
Que no se ve y nos ilumina todo.
Gracia de ser y ser en todo hermosa,
De hacer hermoso todo lo que mira:
Claridad que es, ya en mí, luz habitada
No ver la luz y ver que es luminoso
Todo, porque la luz nos ha mirado,
Porque la hemos mirado y no sabíamos
Que era la luz en una forma humana.
Claridad de una casa en que el cielo entra
Y en que entrar en la casa es ver el cielo
De quien habita en luz su luz mirada.
Sin llegar a la luz, por la luz misma,
Ver que son resplandor de un día pleno
De dos, las dos auroras que nos miran
Con todo el pleno día en sus miradas.
Descanso de la luz en casa y cielo:
Entrar y verlo todo en ese gozo
Claro de verme en mí con cielo y casa.
Y este reposo en paz de una hermosura
Conque todo es en mi luz habitada.
Ángel S.J.
Nota: Este poema forma parte de la dedicatoria que el P.Ángel Martínez Baigorri,S.J. escribió en un ejemplar de “Domus Aurea” (segunda edición, 1969), probablemente inspirado en los desayunos y almuerzos que no pocos domingos compartía en las casas de alquiler hasta llegar a una propia, que habitaron Luis Rocha y su esposa Mercedes. Al comienzo, dice así: “Este ejemplar de La Casa de Oro es para su autor con otra casa –suya- como Luz habitada (a continuación el poema en dos de las primeras páginas en blanco).
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