Hoy, Día de Difuntos,
es el día de mi cumpleaños
y he convocado a celebrarlo
a mis muertos más queridos.
Con un no a lo perecedero
junto a vivos, mis muertos bien vivitos,
libres de fatiga y todo afán exagerado,
pájaros-recuerdos en las copas
de los árboles, inmortales cantamos
entre copas a la vida.
Se siente el vuelo
y aunque no se ven sus alas
es mi Ángel que llega
a unírsenos en la reflexiva melodía
que de oropéndolas surge tan profunda
como bien debiera ser de musical la muerte.
“Volvemos a abrazarnos en lo eterno”
dice Ángel cuando ellas alborozadas
en lo alto de las ramas
de “mi ceiba toda”
afanosamente cuelgan y abrigan
el vacío de mis pies y sus andados caminos.
Cálidas fundas pendientes del cielo.
Nidos mecidos al viento con los años idos.
Naturaleza y Amor confabulados:
Me trajo flores diversas la mañana,
y besos tibios y matutinos mi mujer.
Con abrazos y saludos me abruman
de afecto familiares y amigos.
Soles que no me dejan solo.
Cantos y vuelos de Ángel y pájaros
con creces se me han dado.
Vele la pena envejecer así de regalado.
Vale la pena vivir, si se vive enamorado.
Luis Rocha
“Extremadura”, Masatepe, 2/11/10.
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