El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

lunes, 14 de febrero de 2011

Silencio, miedo y negocios

*El Colegio de Periodistas de Nicaragua (CPN), la Unión de Periodistas de Nicaragua (UPN) y la Asociación de Periodistas Nicaragüenses (APN), mantienen un mudez exagerada.

Guillermo Rothschuh | 12/2/2011

1.- Contextualizando los hechos. Tres aspectos sobresalen en el campo de los medios de comunicación, al despuntar el año: el silencio de las organizaciones gremiales, el miedo de los nicaragüenses a expresar sus opiniones en público y los reiterados señalamientos de parte de miembros del gobierno, acusando a El Nuevo Diario y La Prensa de ser negocios de comunicación. En un año electoral era pensable que las instituciones y partidarios del gobierno, abandonarían su tónica de confrontar a medios y periodistas. Ninguna de estas previsiones ha ocurrido. El Colegio de Periodistas de Nicaragua (CPN), la Unión de Periodistas de Nicaragua (UPN) y la Asociación de Periodistas Nicaragüenses (APN), mantienen un mudez exagerada; la ciudadanía no se arriesga a emitir juicios públicos sobre la gestión del Presidente Ortega y en el afán de descalificar a los medios escritos de mayor circulación, continúan acusándoles de ser meramente empresas mercantiles dedicadas a generar dividendos a sus dueños.

2. - Organizaciones mudas y sordas. Es inconcebible que las organizaciones gremiales prosigan con su silencio. En varias ocasiones los directivos del CPN y la UPN han argumentado que sus omisiones en los ataques recibidos por los medios nada tienen que decir, aduciendo que afectan a los grandes propietarios y no a sus agremiados. Un argumento carente de peso y poco creíble. Los organismos defensores de los derechos humanos se han visto compelidos a expresar su preocupación ante la inoperancia de las organizaciones llamadas a salir en su favor. A raíz del cierre intempestivo de Canal 15 de Condega, la Comisión de Permanente de Derechos Humanos (CPDH), fue categórica, expuso su preocupación debido a que “las organizaciones de los gremios periodísticos se crucen de brazos y sean incapaces de pronunciarse en defensa de los comunicadores”. En iguales términos se expresó el Cenidh. La UPN y la APN jamás lograron superar su adscripción partidaria.

Cuando se fundó el CPN se creyó que surgía una nueva entidad que saltaría sobre las hipotecas partidarias que pesaban sobre la UPN y la APN. Sin embargo no ha sido así. La elección de la actual junta directiva nació bajo los señalamientos de buena parte de su membresía, que se comportaría más como aliada de los intereses gubernamentales, que como defensora de los derechos de sus agremiados. El tiempo se ha encargado de darles la razón. La política de avestruz que mantienen ha sido contraproducente y lesiva no solo para sus miembros, también afecta a la sociedad nicaragüense. En la medida que las acciones contra medios y periodistas no merezcan sus condenas, también atentan contra la libertad de expresión. Jamás me cansaré de decir que la libertad de expresión es un derecho ciudadano, toda interferencia en su ejerció limita la capacidad de los nicaragüenses por conocer hechos y situaciones que ameritaban saber para tomar decisiones acertadas en el curso de sus vida cotidiana.

El CPN no puede tener un doble rasero, una la ceguera que muestra para apreciar la mala salud que padece la libertad de expresión de los nicaragüenses y las palizas propinadas a sus miembros y otra, tener los ojos bien abiertos para denunciar los asesinatos, atentados y persecuciones intimidatorias cometidas contra los periodistas y medios en Honduras. Uno espera ver un documento similar al que demostró en la firma de la llamada Declaración de Ocotal suscrita por el CPN con miembros del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH). Leoncio Vanegas, Corresponsal de El Nuevo Diario en Ocotal y Ricardo Cuadra García, periodista de El 19 Digital, se encargaron de dimensionar el acontecimiento en ambos medios el 19 y 30 de octubre de 2010. Ambos cuerpos colegiados manifestaron su rechazo a las tropelías cometidas en Honduras contra medios y periodistas, después del golpe de Estado contra el Presidente Manuel Zelaya. Esa doble moral daña a sus agremiados. ¿Nunca se han preguntado por qué los jóvenes egresados de las escuelas y carreras de periodismo o comunicación, no desean ingresar a sus organizaciones?

3. - Miedo de hablar en público. A solo un mes de haber ocupado el solio presidencial el Comandante Daniel Ortega, una encuesta de Cid Gallup, estableció que una buena parte de la ciudadanía se abstenía de manifestar sus puntos de vista políticos en público. Un año después, en febrero de 2008, otra encuesta realizada por la misma Cid Gallup daba cuenta que el 68% de los nicaragüenses mayores de 16 años, manifestó que se sentía poco o nada segura de ser respetados por hacer comentarios políticos en lugares públicos. En 2007 el 39% había respondido de igual manera, lo que implica un crecimiento porcentual acelerado de nicaragüenses que optaba por el silencio. Un mal síntoma para la democracia. Con la intención de conocer el sentir ciudadano, la firma encuestadora ha mantenido la misma pregunta durante los cuatro que lleva en el poder el FSLN.

En el presente año Cid Gallup constató que el 53% de los encuestados tiene temor de manifestar a los periodistas sus opiniones en contra del gobierno. La actitud de los nicaragüenses obligó a la empresa encuestadora a expresar públicamente que “Cid Gallup deja constancia que ahora es muy difícil hacer encuestas políticas en Nicaragua por el temor que tienen los habitantes de contestar lo que se le pregunta”. Otra manera de corroborar los resultados obtenidos por Cid Gallup son las expresiones vertidas por Francisco Chamorro, director de El Nuevo Diario, en el programa televisivo Esta Noche, el 31 de enero recién pasado. Los colaboradores de la página de opinión auscultaron la posibilidad de escribir escudándose en un seudónimo. Los temores obedecen a diversas causas. La fundamental se debe a los temores que tienen que el gobierno utilice los amplios y discrecionales poderes que dispone.

Las organizaciones y cámaras empresariales nunca han protestado ante las presiones recibidas del gobierno. Temen que debido el vencimiento de sus licencias, estas no sean renovadas cuando lo soliciten a Telcor. ¿A qué otra razón atribuir el cese absoluto de las actitud beligerantes que mantuvieron con los gobiernos de Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños? Sus demandas a los diputados, las marchas en las calles reclamando para que la nueva Ley de Telecomunicaciones y Servicios Postales amplíe considerablemente los años de vigencia de las licencias de radio y televisión han desaparecido por completo. No hemos vuelto a escuchar sus prédicas de que las discrecionalidades que goza Telcor son obscenas y arbitrarias, como pregonaban cada vez que podían. ¿Será esta la mejor forma de defender sus derechos? ¿Si no asumen la defensa de sus propios derechos podemos confiar que defenderán los derechos de la ciudadanía?

4. - Los medios como negocios de comunicación. Uno de los ejes de ataques más importantes de funcionarios y conductores de programas televisivos aliados del gobierno, ha sido reiterar una y otra vez que los medios de comunicación son simple y llanamente negocios lucrativos del cual viven sus dueños. Se trata de uno de los cuestionamientos más interesantes. Nadie con dos dedos de frente ignora que los medios funcionan con una lógica empresarial que no agota jamás su dimensión política e ideológica. Todas las personas saben que un medio que opera con números rojos está condenado a desaparecer. A eso obedecieron los cierres de Barricada y La Noticia. El primero bajo la tutela sandinista y el segundo bajo la tuición liberal. Los dos fueron asfixiados económicamente; las motivaciones reales de su desaparición obedecieron a razones políticas. Eso implica que a todos los gobiernos, cualquiera que sea su signo político-ideológico, les incomoda la existencia de medios que mantienen una actitud crítica al desempeño de su gestión.

Todos los gobiernos aspiran alinear a los medios en función de sus intereses mediatos e inmediatos. Las vías para conseguir este objetivo son múltiples. Van desde la compra de estaciones de radio y televisión; negarles la publicidad mientras no se sometan a sus dictados, una práctica generalizada del actual gobierno; desacreditarlos cada vez que afloren las críticas, entorpecer a través de la aduana la entrega de los materiales que requieren para su impresión, como ha ocurrido con El Nuevo Diario; asediar sus puertas para evitar su circulación como es el caso de La Prensa; hasta recurrir a los aparatos de Estado, ordenando reparos fiscales en su contra. Los medios que mantienen una autonomía e independencia en relación a las políticas de gobierno, siempre serán mal vistos por quienes detentan el poder y les prestan sus servicios a través de diferentes programas radiales y televisivos.

No sé a qué se debe que los medios no hayan refutado los señalamientos de constituir simples negocios encaminados a enriquecer las arcas de sus propietarios. Pienso que resulta imprescindible recordar la tesis que mantenía José Dutriz, fundador de La Prensa Gráfica de El Salvador. Conocedor de las acechanzas que eran víctima los medios, buscó labrar su propio camino frente a empresarios y gobiernos. Con toda convicción expresó: "La principal misión del periodista es decir al pueblo la verdad, y su más imperiosa necesidad es lograr ser independiente. El propietario de un periódico que necesita para sostenerlo de las subvenciones gubernativas o de ayuda de partidos políticos, ha fracasado en su alta misión de servir lealmente a los intereses de la comunidad". Una verdad irrefutable en la Nicaragua contemporánea.

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