El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 27 de febrero de 2011

EN EL ENTIERRO DE MADRE LETICIA

Madre Leticia:

Se durm ayer en la paz de Nuestro Señor, una de las más eminentes religiosas que hayan venido jamás a nuestro país.

Su vida fue la refutación de aquella calumnia volteriana. "El espíritu religioso pasivo
y uniforme aniquila toda personalidad en las almas". Es fácil hablar calumniando, pero es muy difícil que la palabra de los calumniadores encuentren confirmaciones en la vida misma. Madre Leticia era profundamente religiosa y profundamente personal: era todo un temperamento. El espíritu de la Asuncn severo y piadoso, activo y contemplativo donde se adivina el equilibrio de San Agustín, no puso trabas de ninguna clase al desarrollo personal de Madre Leticia, mujer de energías superiores, que sin perder los privilegios graciosos de su sexo, supo ser sin embargo el tipo acabado de una de aquellas mujeres muy hombres de que nos habla Santa Teresa en su célebre reforma
del Carmelo.

Como profesora fue originalísima. En sus métodos no cabía la repetición, sino por el contrario, de sorpresa en sorpresa, ignorando las discípulas lo que va a suceder en la lección de mañana, es decir, muy lejos de los manuales al margen de la vida.

Amiga de los pobres: los pobres lo saben mejor que nadie y guardarán su memoria como se guarda el perfume precioso en una ánfora escogida que en esto de guardar la memoria de los santos está la excelencia de los humildes. La mayor parte del tiempo sólo los pobres tienen un sexto sentido para percibir el buen olor de Jesucristo. Amiga de los pobres, los que hablan de la Asunción sin conocerla, no lo saben, pero Dios si lo sabe.

Pintora de verdad, con sabiduría de alma y de escuela y en el óleo clásico que han preferido los españoles y en el pastel moderno y francés .Y en la acuarela desconocida por completo en Nicaragua y en la miniatura, cosa monacal por excelencia que ha tenido en estos últimos días tina nueva prodigiosa flora, gracias a los benedictinos de María Laach y a las religiosas de la Asunción.

¡Las religiosas de la Asunción! No sabemos lo que tenemos. ¡Si hubieran sospechado los habitantes de la Numidia cuánta era la gloria do sus mármoles verdes! ¡A veces, pasamos ion los ojos cerrados sin ver como crecen en las orillas del camino los árboles de la Buena Esperanza! ¡Y el conquistador nos lleva por sus mares, para cuando estemos mar adentro, en pleno yanquismo, hundimos un puñal en el corazón como dice la leyenda que hizo Juan Sin Tierra en las aguas del Sena con su sobrino el príncipe Arturo! ¡Y seremos, mar adentro, en pleno yanquismo, cadáveres que flotan sin Cristo y sin Cervantes; habiendo podido salvamos sin embargo en las islas de la Buena Acogida.

Las religiosas de la Asunción; ¡no sabemos lo que tenemos! ¡aquella madre Rosario, y aquella madre Inés y aquella madre Notburga ... mujeres de un talento suave, de una piedad insigne, de una delicadeza altísima y de una distinción incomparable! ¡Y ha poco se apagó en el silencio, madre Virtudes la de manos de ángel y corazón de rosas! ¡ Y esta Madre Leticia que después de andar entre los pobres como una Isabel de Hungría tomaba en su celda los diminutos pinceles y hacía florecer en las mayúsculas del breviario y del misal el encanto de Andrés de Beauneveu! ¡Princesa de las mayúsculas floridas intercede por nosotros delante de Nuestro Señor!

Las religiosas de la Asunción son para nosotros los leoneses, como los mármoles verdes de la Numidia, una mina de esperanzas, no sólo por la educación francesa donde triunfa el más equilibrado de todos los feminismos, no sólo por la delicadeza del bordado y por los prestigios de la pintura; sino sobre todo por la piedad cristiana que nos ha dado y nos tiene que seguir dando a pesar de los volterianos y de nuestra indiferencia, unas mujeres virtuosas hasta el heroísmo.

Los hijos de Voltaire sigan diciendo que los católicos somos unos traidores; y que los discípulos de los Jesuitas odian a los sabios y a la sabiduría; y que la educación de la mujer en los conventos no está al alcance de la civilización moderna ... esas son palabras, como las de un payaso en la pantomina del circo; pero la realidad de la verdad, la vida de la vida, la vida misma, intensa, profunda y perenne, está diciendo todo lo contrario, y las madres de esos volterianos son los mejores testigos de las mentiras de sus hijos. Y ahora que a la manera de una red fenicia, quiere aprisionamos entre sus mallas la pseudo civilización del conquistador; hora que la gran mujer nicaragüense atraviesa la crisis de un momento destapado y bailable; ahora que después de haberse despojado de sus velos empiezan a pintarse el rostro; ahora digo, todos sin excepción, los hijos de Nuestro Señor Jesucristo y los hijos de Voltaire, porque el alma humana es naturalmente cristiana, dirigimos los ojos angustiados hacia los árboles de la Buena Esperanza, hacia las islas de la Buena Noticia, donde está en su Tabernáculo el Soberano Señor de las piedras preciosas, y la lámpara encendida y las tocas blancas y la estrella de la misericordia y el velo de la modestia y el lirio de la castidad.

Nadie me ha nombrado para que lleve la palabra. La democracia de la muerte me ha dado permiso. Perdonadme si delante de vosotros que amáis la gloria de los otros jardines, he deshojado la inocencia de mis rosas ingenuas. Soy leonés y cristiano y hermano de una religiosa de la Asunción que halló por madre Leticia su pájaro Azul y amigo íntimo de un joven gran pintor que recibió de madre Leticia sus prime- ras lecciones.

Madre Leticia ahora que te has despedido de nosotros, he sentido una profunda nostalgia y he pensado más que nunca en los gloriosos mármoles de la Numidia y en las islas de la Buena Noticia y en los árboles de la Buena Esperanza.

Isabel de Hungría, princesa de las mayúsculas floridas intercede por nosotros delante de Nuestro Señor.


Nota:

Artículo para nuestra sección dominical IGLESIA VIVA. Tomado de "El Libro de las Palabras Evangelizadas", del poeta y sacerdote Azarías.H.Pallais

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