COMO COCINAR CRACK

Tremenda la lucha por aumentar el rating entre los canales locales. Ya no hayan que hacer y ante la pobreza de principios morales, nos pasan por sus pantallas cualquier disparate sin importar lo dañino que pueda ser para nuestros niños, para nuestros adolescentes y aun para los adultos.

La televisión es un vehículo perfecto para difundir cultura y buenas maneras, pero con la programación que nos proyectan a base de noticias rojas, amarillas, sexo, violencia y demás “linduras,” lo que difunden son apologías a la inmoralidad y a la violencia y como si les faltara algo, ahora el canal 10 nos sale con estas clases gratuitas de cocina con las que nos enseñan como cocinar crack. Se consiguieron un narcochef que cocina crack, con la misma naturalidad como que si estuviera cocinando unos huevos revueltos con tomate y cebolla para nuestro desayuno. Meticulosamente el hombre de la cuchara y el delantal movía la sartén con el estilo del más hábil cuque de un restaurante gourmet, indicándonos que la “nutritiva” pasta se debe cocinar a fuego lento y movimientos suaves para que se impregnen bien todos los aderezos usados. Cuando ya está lista la pasta, decía el chef de delicias culinarias de alto contenido alucinógeno, se sirve inmediatamente en los platos indicados para que no pierda ese sabor tan propio del suelo en que se producen los ingredientes principales, el mismo que vio nacer a Marulanda, Gabo, Rentaría y también a Pambelé, Vives y Uribe. Lo malo es que no se trata de un steak a la pimienta, o de un pato a la naranja, sino del asesino crack que mata más personas que la malaria, la hepatitis, la pancreatitis y la IRC juntas.

Que me digan los ejecutivos del canal 10 que hay de beneficioso e instructivo en esas clases de cocina destructiva, tanto para el cuerpo, como para el alma, que nos brindan a una hora en que la familia todavía está reunida ante la pantalla de la televisión en busca de una diversión sana para toda la familia. La intención de la mayoría de los televidentes que se sientan ante la pantalla mágica del televisor, es para dejarse seducir por esa vida ficticia en la que todo es color, música, sonrisas y finales felices, para escapar de la dura vida cotidiana llena de problemas y angustias, pero el canal mencionado lo que nos brinda es una descarada apología del mundo oscuro del narcotráfico en forma de novela rosa.

En la línea roja, nombre del nuevo programa “instructivo” del Canal 10, lejos de ser un canto a la rectitud, es un canto a la delincuencia con sus secuelas de sangre, dolor y muerte, pero en este “maravilloso” país en el que nos toca vivir, la meta es predicar la corrupción y la ausencia de moral a través de ciertos medios de comunicación, que con tal de subir unos cuantos puntos en el rating nacional, son capaces de proyectar puro veneno para la tele audiencia, sin distinción de color, tamaño, género, raza y credo político o religioso.

En momentos como los actuales, cuando es tiempo de hacer una revitalización de los antiguos principios morales que se llevaron los vientos de liberación, cuando el hombre está siendo amenazado por los embates de una corrupción desatada que nos va sumiendo en la oscuridad total del materialismo y la anarquía moral, social y política, el canal 10, quizás el canal más visto del país, nos sale con estas apologías del delito disfrazadas de novelas o de reportajes útiles para la sanidad ciudadana. Es necesario que los que están supuestos a salvaguardar la moralidad ciudadana, no solo se pronuncien en contra de esa clase de programas, sino que ordenen el cese inmediato de esos espacios televisivos corruptores y amorales que lesionan irremediablemente el espíritu de la juventud e inflaman la imaginación de los miles de desempleados que pueden ver en esas actividades delictivas el fin de sus pesares económicos.

Recuerdo que hace muchos años existían los jueces de teatro (leer cines) que se encargaban de censurar las películas para defender la moral ciudadana. Yo se que pedir eso en estos tiempos, es pedir mucho, pero por lo menos deberían empezar a proyectar una ley que regule el material que los canales de televisión van a proyectar, tomando en cuenta unicamente el material que tenga que ver con el aspecto moral, a riesgo de que ciertas personas llamen a esta medida sanitaria, un atentado para la libre expresión. Pero no importa, porque no hay mejor batalla que la que se libra en defensa de los protagonistas de nuestro futuro: los niños del mundo, sobre cuyos débiles hombros descansa la honestidad ciudadana de los que gobernarán en una nación que nosotros ya no podremos ver.

Jorge J Cuadra V