El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

miércoles, 18 de julio de 2012

PROCLAMA DEL MRS EN EL 33 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN SANDINISTA




Con el entusiasmo de Renovadores y Renovadoras
conmemoraremos la gesta heroica de todo un pueblo, que unido compartió un sueño,
logró derrocar a una dictadura y continúa luchando por una Nicaragua
con justicia social y en democracia

MRS

Con ocasión de celebrarse 33 años del derrocamiento de la dictadura somocista y del triunfo de la Revolución Sandinista, nos dirigimos a todos los nicaragüenses sin distinción, para compartir un mensaje de unidad, libertad y esperanza.
 
La familia Somoza estuvo 45 años en el poder oprimiendo y reprimiendo al pueblo nicaragüense. La inmensa mayoría del pueblo estaba sumida en la pobreza y el olvido, en el analfabetismo, la insalubridad, sin oportunidades, sin esperanza.  Los nicaragüenses no conocíamos la democracia: nunca se habían realizado elecciones honestas y transparentes; todo aquel que quería organizarse para luchar por sus derechos era perseguido; los derechos civiles y políticos prácticamente eran inexistentes; la libertad de expresión estaba amordazada por el Código Negro que silenciaba con amenazas al periodismo independiente, la corrupción campeaba en la administración pública y la impunidad era la moneda con que el somocismo pagaba a sus allegados.  Nicaragua era puesta de rodillas frente a intereses extranjeros, menoscabada su soberanía, disminuida su independencia.
 
El triunfo de la Revolución Sandinista fue un momento de dolor y de esperanza.  De dolor, pues para llegar a ese punto, miles de jóvenes, muchachas y muchachos, habían entregado su vida, lo mejor y más preciado de sus bienes, por la libertad de Nicaragua.  El pueblo nicaragüense estaba unido en la esperanza de un futuro mejor,  en el propósito común de derrotar el oprobio y la opresión. Aquel era también un momento de esperanza, pues nunca como entonces, floreció la ilusión de poder construir un país con democracia, libertad, justicia y oportunidades, donde cada familia pudiera dedicarse, en paz y con dignidad, a trabajar por mejorar sus condiciones de vida.
 
La Revolución Sandinista propuso una respuesta a los grandes problemas del país, impulsando transformaciones cruciales, muchas de las cuales, son el cimiento de lo mejor de nuestra sociedad e instituciones. La reforma agraria hizo justicia a una parte del campesinado nicaragüense que carecía de tierra para garantizar su sustento diario; la reforma en la propiedad urbana entregó a miles de familias la propiedad sobre sus lotes y viviendas; desde el Estado se impulsó una política social que se propuso y avanzó notablemente para alcanzar la cobertura universal de los servicios de salud y de la educación básica; se construyó un nuevo ejército que fue capaz de evolucionar de institución partidista a institución nacional; se estableció el régimen de autonomía en la Costa Caribe.  Y lo más importante, el pueblo nicaragüense asumió la propiedad de sus derechos políticos, económicos y sociales, organizándose y movilizándose para luchar por ellos.  
 
Para afianzar el futuro, es justo reconocer que desde el poder revolucionario hubo exclusión política y social.  Qué junto a la obra esencial de la Revolución, también hubo discordia y conflicto en una sociedad nicaragüense que no estaba unida alrededor del rumbo a seguir por el país.  Y que ese conflicto alimentó la confrontación y la guerra, abriendo las puertas a la intervención extranjera. La construcción de la paz, reiniciada por el diálogo y elecciones libres y el cese de la agresión externa, reanimó la esperanza del pueblo nicaragüense, que los gobiernos sucesivos fueron malversando.  Los pactos prebendarios entre los caudillos,  el enriquecimiento ilícito y el empobrecimiento de las mayorías, la corrupción, la injusticia y la impunidad, han sido piezas fundamentales en la ruta del retorno a un modelo autoritario.
 
Han pasado treinta y tres años del momento que abrió las puertas a la transformación democrática de la sociedad nicaragüense y a los cambios sociales en el país.  Hoy, enfrentamos como pueblo, el desafío de impedir que se establezca una nueva dictadura en Nicaragua. El orteguismo representa ahora, todo aquello contra lo que ha luchado la juventud nicaragüense: el poder autoritario de una familia, los fraudes electorales, la amenaza a las libertades y derechos de los nicaragüenses, el irrespeto a la Constitución y las leyes, la corrupción y la impunidad. 
 
Frente a la demanda de oportunidades y trabajo honrado para todos y todas, el orteguismo responde con migajas para el pueblo y grandes privilegios para sus allegados. En lugar de fortalecer las instituciones públicas, el orteguismo las ha manipulado para subordinarlas al interés de poder político de la familia Ortega Murillo y a sus desmesuradas ambiciones de riquezas. En lugar de levantar la bandera de la independencia y la soberanía nacional, el orteguismo se ha puesto de rodillas frente a intereses extranjeros.
 
El MRS hace un ferviente llamado a todos y todas los nicaragüenses para enfrentar los riesgos y desafíos actuales.  El MRS llama a quienes pertenecen a distintas orientaciones políticas pero que están cobijados por un sólido compromiso por la democracia; a quienes profesan distintas creencias religiosas, pero ansían vivir en un país en libertad; a quienes trabajan día a día por mejorar sus condiciones de vida, grandes, medianos o pequeños, en el campo o la ciudad; a los asalariados, desempleados y subempleados, a los trabajadores por cuenta propia; a las mujeres, jóvenes y adultos;  a todos sin distinción. No podemos permitir que nos arrebaten nuevamente la esperanza.  
 
¡Es posible construir una Nicaragua distinta con un futuro mejor para todos!
 
·         Queremos un país con empleos y salarios dignos. Lo podemos tener. Y debemos luchar todos para lograrlo.
 
·         Queremos un país con educación, salud y alimentación suficiente para las personas y las familias. Lo podemos tener. Y debemos luchar todos para lograrlo.
 
·         Queremos un país donde productores y empresarios puedan desarrollar sus actividades con reglas claras y políticas públicas de fomento. Lo podemos tener. Y debemos luchar todos para lograrlo.
 
·         Queremos un país donde las mujeres y los jóvenes tengan acceso a oportunidades equitativas. Lo podemos tener. Y debemos luchar todos para lograrlo.
 
·         Queremos un país donde se respete la ley y la justicia, se combata la corrupción y se acabe la impunidad. Lo podemos tener. Y debemos luchar todos para lograrlo.
 
·         Queremos un país con prosperidad y justicia social. Lo podemos tener. Y debemos luchar todos para lograrlo.
 
·         Queremos un país en democracia, libre y sin injerencias extranjeras. Lo podemos tener. Y debemos luchar todos para lograrlo.
 
La historia nos enseña que la clave es unir voluntades y esfuerzos.
 
Animados por la misma esperanza que palpita en los corazones de la inmensa mayoría de las familias nicaragüenses, el MRS reafirma su compromiso de luchar por una nueva Nicaragua, hombro a hombro, palmo a palmo, día a día.  Luchar al lado de quienes, también, quieren una patria unida, una patria democrática, sin pobreza, con equidad, con oportunidades para todos, con prosperidad para todos. 
 
El MRS celebra hoy el trigésimo tercer aniversario del derrocamiento de la dictadura y del triunfo de la Revolución Sandinista luchando por esos objetivos y rindiendo homenaje a las mujeres y los hombres que murieron luchando a lo largo de los 45 años de la dictadura somocista, a los que siendo estudiantes levantaron las protestas en los años cuarenta, a los que participaron de las luchas guerrilleras de los años cincuenta, a quienes cayeron en combate o fueron asesinados en los años sesenta y setenta.
 
El MRS rinde homenaje a quienes en cualquier forma participaron de las luchas del pueblo nicaragüense,  a los que levantaron barricadas y a quienes aportaron lo que pudieron con su colaboración, con su trabajo, con su solidaridad. A todos y todas, nuestra gratitud y nuestro respeto.  Estamos convencidos que para enfrentar los desafíos actuales, Nicaragua necesita una nueva revolución, una revolución cívica. El MRS convoca a todos los nicaragüenses a construir con las luchas políticas y sociales, esa revolución de la esperanza.
 
Junta Directiva Nacional del MRS
Managua, 17 de julio de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario