El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 20 de julio de 2012

Daniel Ortega a ritmo de cumbia

La celebración del 33 aniversario de la Revolución fue un acto electoral dedicado a atraer el voto más joven, en el que hubo evocaciones a discursos antimperialistas añejos y violencia.


Carlos Salinas Maldonado

Daniel Ortega durante el acto de celebración del 33 aniversario de la Revolución. C. S. Maldonado/Confidencial.Foto: Daniel Ortega durante el acto de celebración del 33 aniversario de la Revolución. C. S. Maldonado/Confidencial.
Muchacho baila la cumbia, porque la cumbia emociona…
“La Cumbia cieneguera” retumbaba en los altoparlantes en el justo momento que Daniel Ortega entraba a la tarima principal montada en la Plaza de Fe, en Managua, para celebrar el 33 aniversario de la Revolución Popular Sandinista. La cumbia cieneguera que se baila sabrosona. El comandante y caudillo del FSLN saludaba, sonrisa dibujada en el rostro, a sus miles de seguidores, que se contoneaban al ritmo contagioso de la cumbia. Vamos a bailar la cumbia, porque la cumbia emociona. Atrás quedaron las canciones de protesta que dramáticamente anunciaban la entrada triunfal de Ortega a la Plaza. Este año se celebraba la juventud eterna, todos eternamente jóvenes, por lo que había que bailar, que moverse, que cantar. Muchacho baila la cumbia, porque la cumbia emociona…
Ortega, tieso como  un  poste, se limitaba a saludar, reír, hacer la señal de la victoria. De vez en cuando sacaba un pañuelo para enjugarse el sudor. Su esposa sí que se movía. Ella, creadora de este espectáculo de colores, música y esoterismo, agitaba a la derecha y a la izquierda sus caderas, aplaudía y animaba a la barra para que celebrara al caudillo, el personaje controlador del FSLN al que ella ha autonombrado heredero directo del misticismo y heroísmo de la revolución que acabó con más de cuatro décadas de dictadura somocista. Ese es Daniel, Daniel Ortega, es el gallo ennavajado que ya tiene preparado el pueblo trabajador. El que podría denominarse como el himno personal de Ortega remplazaba a la cumbia y la gente entraba en un paroxismo similar al que logran algunos evangélicos durante sus cultos de domingo. Ese es Daniel, Daniel Ortega… El candidato eterno del FSLN, ahora de sonrisa amplia, aprovechó la celebración del 19 de julio para lanzar oficialmente la campaña electoral de su partido de cara a las elecciones municipales de noviembre. Porque él es el gallo ennavajado. Un gallo que quiere “multiplicar sus victorias”.
Y victoria, para Ortega, también es paridad. El caudillo dijo que la de noviembre “no se trata de una elección normal, no se trata sólo de elegir alcaldes, sino de la una elección en la que se le va a delegar más poder al pueblo”, con la instauración de alcaldías y concejos municipales integrados por igual número de hombres y mujeres. En esos comicios, dijo Ortega, ahora se elegirán 2, 900 concejales, por lo que son elecciones “en las que estamos democratizando el poder”.
Y como todo gallo de pelea, este también está dispuesto a pelear. Una vez que cesó la música, cuando su esposa llamó a la calma y el reposo, Ortega, tras mostrarse como recitador amateur de poesías de Cortázar, se entregó a una perorata anti-imperialista que estaba indirectamente dirigida a Estados Unidos, ese fantasma gigante que siempre ha pululado en la cabeza del caudillo, y cuyo gobierno demócrata ha dejado abierta la posibilidad de no entregar una dispensa clave para Nicaragua, el llamado waiver de la propiedad que es básico para el desembolso de préstamos por parte de organizaciones financieras internacionales. Tanto ha llamado la atención este waiver, que en las últimas semanas, para contrarrestar tanto alboroto mediático venido del “imperio”, el aparato de propaganda del Gobierno ha ordenado a sus ministros económicos que digan lo bien que se ha portado esta Administración respetando las órdenes del FMI o el Banco Mundial, otrora enemigos acérrimos de Ortega.
“No vamos a permitir que ninguna potencia se inmiscuya en asuntos internos de Nicaragua”, advirtió el “gallo ennavajado”. “Que escuchen los que nos adversan, los que nos quieren hacer mal… Este pueblo y esta juventud seguirá multiplicando la solidaridad, habrá más casas para el pueblo, claro que sí”, dijo Ortega.
Los aplausos y vivas llenaron la Plaza. No fue aquí donde hace ya 33 años se celebró la caída de la dictadura, sino unas cuadras más allá. Pero eso no importa. La primera dama se encargó de que aquel recuerdo estuviera presente en la masa: las campanas doblaban en los altoparlantes como lo hicieron aquella tarde de julio. Se trataba de una celebraciónvintage. Lo viejo de moda nuevamente. Lo viejo rejuvenecido. Todos eternamente jóvenes. Aquella foto de colores sepia que mostraba a una multitud saludando eufórica a los guerrilleros triunfantes daba paso a una imagen colorida, dominada por un sol de llamas celestes, rosadas, verdes, amarillas, que dominaba la Concha Acústica, instalado justo encima de la tarima llena de flores que alegran el espíritu, donde Murillo y Ortega presidían el acto oficial. Cuando el sol salió, cuando el sol volvió, nos llegó una luz de libertad.
Y como si se tratara de un chiste cruel del destino, en esta relativamente nueva plaza también hubo batalla. Antes de que su esposa iniciara el acto oficial invocando a los héroes de la revolución, antes de que Ortega comenzara su intervención recitando a Cortázar, un grupo de miembros de la Juventud Sandinista, ataviados con camisetas azules que llevaban inscritas en letras amarillas la leyenda Alegría y Paz, se enfrentaron a pedradas con simpatizantes del FSLN que, enfurecidos por el alcohol y por un ambiente de impunidad, decidieron dar rienda suelta a su ganas de pelea. La batalla se desarrolló en las narices de la prensa nacional y extranjera, que documentó imagen a imagen, agradecidos porque hubo noticia, la trifulca, mientras las cámaras oficialistas retransmitían escenas de alegría y diversión, intentando ignorar lo que se desarrollaba a sus pies. Un joven de la JS resultó herido y se desmayó. Otro terminó en el suelo, retorciéndose de dolor. Un vendedor de raspados, indignado, vio como su negocio quedó hecho pedazos… Y la música sonaba. Ahora sí libertad, igualdad, fraternidad...
La batalla contrastó con el mensaje de paz que más tarde quiso dar Ortega. “Se equivocan los que piensan que las bombas van a derrotar a las ideas. Es mucho más poderosa la fuerza de la paz”. El mensaje de paz que quiso dar Ortega contrastó con las acciones de las huestes del FSLN, que horas antes, durante la madrugada del jueves, había reventado a palos y mazazos la huelga que un grupo de jóvenes mantenía en la sede del Consejo Supremo Electoral, demandando la renuncia de los magistrados de facto de ese poder del Estado. Ocho personas resultados heridas, tres de ellas de gravedad.
En la tarima central de la Plaza de la Fe no se hablaba de nada de eso. Era un día de fiesta y había que celebrar. Magistrados de facto electorales y judiciales, ministros, diputados, fiscales, invitados extranjeros y hasta la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, estaban citados a bailar cumbias. A celebrar todos,  porque “aquí estamos jóvenes de todos los tiempos, jóvenes eternos”, como los llamó la primera dama Murillo, ella misma toda un arcoíris de colores: blusa blanca estampada de flores rosadas y anaranjadas, cinturón amarillo, visera rosada, toda llena de pulseras y anillos, lentes a lo Yoko Ono. Ella, joven de espíritu, dirigiendo un acto electorero, de promesas de campaña, en busca de más victorias si Dios quiere. “Ojalá Dios quiera mucho más”, dijo ella. “Gracias a Dios que nos dio un buen tiempo”, dijo él al despedir la ceremonia. Las campanas doblaron en los altoparlantes y la cumbia puso a la plaza a mover las caderas. Muchacho baila la cumbia, porque la cumbia emociona…
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Un guiño a los empresarios
Daniel Ortega también se refirió en su discurso a la Reforma Tributaria que actualmente el Gobierno negocia con el sector privado. El caudillo del FSLN aseguró que en esta reforma no se impondrán nuevos impuestos a los pobres, pero tampoco a los ricos, por lo que abogó por “un punto de equilibrio” que mantenga contentos a ambos grupos y que permita fortalecer las capacidades productivas del país.
El comandante, como lo llaman sus seguidores, se pronunció, además, a favor de las exoneraciones, uno de los puntos clave en la discusión de la reforma. Ortega dijo que las exoneraciones son estímulos que se entregan al sector productivo e industrial, medidas proteccionistas que ayudan a dinamizarlos, por lo que dijo que su Gobierno los mantendrán, lo que representa un alivio para el sector empresarial, temoroso de que esas exoneraciones estuvieran en riesgo.
En su acto electoral Ortega también aseguró que mantendrá los programa populistas que le han permitido aumentar su techo de simpatía. El caudillo aseguró que habrá más Casas  y Calles para el Pueblo, más Plan Techo y más títulos de propiedad para los sectores más pobres del país, un anuncio que fue recibido con vítores por los miles de seguidores que el jueves se congregaron en la Plaza de la fe.

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