Conmueve
la piedad religiosa de René Núñez Téllez, reconocido marxista de vieja data,
convertido hoy en Presidente de la Asamblea Nacional, espuria institución hija
del fraude ejecutado por órdenes del dictador Daniel Ortega Saavedra.
La
maquinaria maligna de los sesenta y dos diputados vástagos del robo de los
votos de los nicaragüenses, se trasladó a León a sesionar en esa ciudad llenos
de un fervor religioso que están muy lejos de sentir, porque es necesario
recordar que esos ilegítimos diputados nunca han sentido el menor respeto ni el
más mínimo fervor por las creencias católicas. Como ya es costumbre en ellos,
si hay que vestirse de curas para lograr un propósito populista, se visten sin
el menor escrúpulo, escondiendo el ateísmo que aprendieron de los soviéticos y
de su ídolo máximo, Fidel Castro Ruz.
Si
los asambleístas mayoritarios sintieran en realidad ese fervor religioso que
falsamente enseñaron hoy a los pies de la Matrona de la ciudad universitaria,
deberían comenzar por aprobar leyes que calmen el hambre del pueblo pobre de
Nicaragua. En lugar de estar codeándose con el Obispo Vivas, hablando de temas
que no les interesan y únicamente los tocan para hacer creer que sienten lo que
proyectan, deberían estar avocados en nivelar la trágica desproporción que
existe entre el salario mínimo y el costo de la canasta básica. El hambre que mata al pueblo se convierte en crimen de
lesa humanidad cuando el gobierno de turno no hace nada para cambiar esa
situación. En Nicaragua el costo de la canasta básica es de, centavos más, centavos
menos, quinientos dólares, mientras que el salario mínimo no llega a los
doscientos dólares. La pregunta que cabe es: ¿Cómo hace un pueblo para subsistir
en base a ese desnivel alimentario? Simplemente no come, no llena los mínimos
requerimientos de calorías al día, no consume las proteínas que necesita el
cerebro para poder desarrollarse y funcionar medianamente. ¿Cómo es posible que
el gobierno del Comandante Ortega derroche recursos económicos en exaltar su
vanidad, mientras el hambre asola a millones de nicaragüenses que viven en
barrios insalubres, en asentamientos marginales y en zonas rurales en donde ya
no hay ni garrobos? Los grandes rótulos con la figura del dictador que se
observan por todo el país en una constante campaña electoral; el derroche de
energía eléctrica que se malgasta en miles de árboles festivos, que han hecho de
Managua la ciudad de la eterna navidad; los monumentos estrafalarios con
serpientes emplumadas y soles encendidos, cuyo significado solo lo sabe Dña. Rosario por su devoto
esoterismo, suman millones de dólares que podrían paliar el hambre de miles de
niños que exponen sus idas en los semáforos de la ciudad capital, ejecutando malabarismos
de circo en medio de la vorágine vehicular.
Se
arrodillan ante la Virgen, juegan a la retórica religiosa, proponen que la
diócesis de León se convierta en arzobispado, sin saber que en Nicaragua solo
puede existir un Arzobispo, y como el que ya existe no se deja ni manipular ni
comprar con el dinero de Albanisa, sueñan con que nombren a Bosco Vivas, quien
en el pasado ha demostrado dejarse llevar por los halagos del poder.
La
carrera hacia el poder absoluto pasa por el manoseo de la fe cristiana del
pueblo nicaragüense, bendecido por un Judas que viste de escarlata que entregó
su integridad sacerdotal a un gobierno impío a cambio de la impunidad de su
amado ahijado, el todo poderoso presidente del CSE y de las simbólicas treinta
monedas de plata con las que hace más de dos mil años entregaron al Rey de
Reyes.
Ovejas
por fuera, pero lobos feroces por dentro, tratan inútilmente de engañar al
pueblo, olvidándose que por sus acciones perversas, no escapan del juicio sabio
de la nación.
Jorge
J Cuadra V
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