Que
doña Rosario sea la voz de la Nicaragua orteguista, que sea su sacerdotisa, su
poetiza, su trovadora andante, la constructora de la nueva imagen de su marido,
son cosas que no extrañan por ser propias de una primera dama enamorada de su
esposo presidente. Pero de eso a ser la co-presidenta de Nicaragua, la jefa de
estado de la República, la dueña del 60% del poder presidencial, la rectora de
la política nacional de gobierno, es otra patraña más del orteguismo en el
poder.
¿Con
que autoridad doña Rosario se ha nombrado para ejercer todos esos cargos? El
pueblo nicaragüense no la ha elegido con sus votos y hasta donde la
Constitución manda, no hay nada en ella que autorice los autonombramientos de
la primera dama.
La
presidencia de Nicaragua es otra falsedad producto del capricho de la pareja de
tiranos que han usurpado el poder. Así como doña Rosario estuvo fuera del
gobierno sandinista de la década de los ochentas, está ahora presente en las
dos primeras décadas del siglo nuevo. Saquen los archivos de la revolución
sandinista y busquen a doña Rosario al lado de la novena autócrata. No la van a
encontrar porque sencillamente no se desplazaba en esos entornos del poder. Por
su formación intelectual y por haber sido la secretaria personal de Pablo
Antonio Cuadra C, lo lógico era que la hubieran designado para ministra de
cultura, pero ni eso le dieron y nombraron al poeta internacional, Ernesto
Cardenal Martínez. Dicen los que saben que eso agudizó el distanciamiento con
la cúpula de poder y creó una enemistad apasionada con el ministro-poeta,
enemistad que aun parece existir en los tiempos actuales.
Por
razones que solo sabe la familia gobernante, doña Rosario renació, como el ave
fénix, de sus propias cenizas y llegó a ser la presidenta no electa de la
República de Nicaragua. Para que eso se llegara a dar, debe haber existido un
pacto de amor y sangre, cuyos términos solo se reflejan en la parte ganadora,
es decir, en la costilla de don Daniel encarnada en mujer. La Eva de la costilla
de Adán, salió más astuta que su origen de ser, al igual que la Rosario de la
Costilla de Daniel, también ha salido más astuta que su origen de ser. Adán y
Daniel, por razones incomprensibles, cayeron bajo el dominio de Eva y Rosario y
ahora la pareja presidencial nos convierte en el hazmerreir del mundo al tener
una presidencia inconstitucional e ilegítima con una primera dama que manda más
que el propio dictador.
No
es difícil imaginar las razones del pacto presidencial, ni tampoco las
intenciones del acuerdo íntimo y como siempre, son los caprichos de ella los
que prevalecen. La candidatura presidencial del 2016 es la coronación del
“arduo” trabajo de la primera dama-presidenta, a favor de la vanidad de su
marido y en contra del bienestar del pueblo nicaragüense. Cuatro años de
tortura y cinco de infierno son los que le esperan al pueblo nicaragüense si
los planes de la pareja dictatorial se llegan a realizar.
Nicaragua
tiene que VOLVER A SER REPÚBLICA, por lo que los nicaragüenses debemos decir,
BASTA YA.
Jorge
J Cuadra V
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