El
nombre Moisés es letal para el patriotismo de Michele Richardson, nuestra mejor
nadadora y medallista de plata en los juegos olímpicos de 1984 en la ciudad de
Los Ángeles.
En
esa ocasión, Michele quiso competir como nicaragüense, pero el presidente del
Comité Olímpico de Nicaragua, Moisés Hassan, no se lo permitió, sin lugar a
dudas por razones políticas, puesto que era el tiempo de los fanatismos ciegos
en contra del gran enemigo de la Nicaragua de los ochentas, Estados Unidos de
América. Prefirió negarles el honor a los nicaragüenses de contar con una
medalla de plata olímpica en los anales históricos del deporte nacional, que
permitir que nuestra compatriota se llenara de gloria en el país de los
“enemigos de la humanidad.” La pureza del espíritu de Michele, que se considera
pura nica y que está muy por encima de las politiquerías mentirosas, debe haber
recibido un duro golpe emocional y una decepción muy grande por la insensatez
de las autoridades deportivas de Nicaragua, que solo respondían a la paranoia
de la dirección nacional.
Pero
el amor por Nicaragua de Michele Richardson es mucho más poderoso que esas
acciones mediocres dignas de los talibanes. La inmensa alegría que proyectaba
su persona al ser designada por el Comité Olímpico de Nicaragua para ser la
portadora del pabellón nacional en la inauguración de los juegos olímpicos de
Londres de 2012, así lo demuestra. Sus palabras llenas de amor patrio y el
orgullo que sentía por semejante honor y que la tenía al borde de las lágrimas,
hablaban por si solas del auténtico patriotismo que esta extraordinaria mujer
posee en lo más íntimo de su ser.
En
ceremonia especial recibió el Pabellón Nacional de manos del Presidente Ortega
y este aprovechó la ocasión para disculparse por el exabrupto cometido en los
años locos de la euforia revolucionaria.
Michele
partió a Londres feliz con la bandera nacional en sus manos, destilando
patriotismo por todos los poros de su cuerpo de barracuda humana, pero en los
corredores del poder, se empezaba a fraguar otra burla, otro engaño, otra
irresponsabilidad de este gobierno dañino y mentiroso en contra de nuestra estrella
de la natación.
Moisés
Avalos, presidente del Comité Olímpico de Nicaragua, burló lo que se había
oficializado y Michele se quedó de nuevo relegada y burlada, sin poder
materializar su persistente deseo de representar a Nicaragua con orgullo y
gloria.
Este
nuevo Moisés aduce que la exclusión de Michele se debió a las exigencias del
Comité Olímpico Internacional, el cual no permite que ningún entrenador,
ninguna estrella deportiva del pasado y ningún representante del gobierno del país que compite, sea el abanderado oficial
de ninguna de las delegaciones que están compitiendo.
Nosotros
los nicaragüenses no tenemos más remedio que darle el beneficio de la duda a
este Moisés, que también responde a los mismos intereses políticos de los
ochentas, aunque nos hayan engañado mil veces y nos volverá a engañar mil veces
más. Pero el nombre Moisés, quedará para la historia como el verdugo de Michele
Richardson, a quien “decapitaron” por partida doble: Primero en la euforia de
la insensatez sandinista y ahora en el pináculo de la dictadura absolutista de
los Ortega-Murillo.
La
hermosura espiritual de Michele no tiene comparación. Pese a la doble traición
del gobierno de Daniel Ortega, ella asumió su papel de ser una más en la
pequeña delegación que nos representa en la ciudad del BIG BEN y agitó su
banderita con el mismo entusiasmo y fervor
con que lo hubiera hecho con la bandera grande a la cabeza de la delegación nacional.
¡MOISES,
MOISES, CUANTA INIQUIDAD EN NOMBRE DEL FANATISMO CIEGO!
Jorge
J Cuadra V
No hay comentarios:
Publicar un comentario