Un
parlacénico apologista del tirano Daniel Ortega, mandó al Presidente de la
República a jugar, con la Presidenta de Costa Rica, el juego de hace siglos de
los niños del pasado, te mato, te tiro, matutiro tirulá, tan viejo que los
niños de ahora no lo conocen ni como referencia.
La
Presidenta Chinchilla no se dignó a venir a Nicaragua a recibir una de las
presidencias pro-témpore que los países de Centro América se bolean cada cierto
tiempo. Entonces, en desquite por esa acción vergonzosa, según Dn. Chinto, el Presidente Ortega no debe asistir a la
cumbre del SICA en Costa Rica.
Para
que vea el pueblo de Nicaragua como manejan los negocios de la nación estos
nuevos “estadistas” aplaudidos y acicateados por la corte de serviles que los
rodean.
Pudiendo
dar una lección de responsabilidad de estadista, pudiendo hacer resaltar la
caballerosidad propia de un jefe de estado, pudiendo decirle a Dña. Laura, aquí
estoy en su patria, para saludarla y de paso para saludar a los miles y miles
de compatriotas que residen en el hermano país del sur, se minimiza y se pone a
la altura de los niños del siglo XIX y XX, optando por la venganza necia e
irresponsable de que si vos no viniste, yo no voy, a lo que le aplauden los
arlequines como el diputado del Parlacen y otros más de la corte cristiana,
socialista y solidaria de El Carmen.
Que
los problemas de nuestros compatriotas que tienen la desgracia de vivir lejos
de sus pueblos, se queden a la deriva porque su presidente prefirió darle con
el látigo del desprecio a la Presidenta Chinchilla.
La
presencia de un presidente en el país en que viven miles de sus compatriotas en
estado precario, es siempre necesaria porque se supone que representa un hálito
de esperanza para ellos. Los nicaragüenses en Costa Rica están teniendo problemas
con la legalización de sus papeles de permanencia y esta ocasión pudo haber
representado un paliativo a sus pesares, porque de presidente a presidenta y en
nombre de la convivencia centroamericana, algo se pudo haber hecho para
flexibilizar las medidas migratorias del país en que residen nuestros
compatriotas.
Hemos
dicho una y otra vez que Nicaragua va dejando de ser, a pasos agigantados, una
república para convertirse en una hacienda. Lo decimos por la forma de manejar
los asuntos serios que tienen que ver con la gobernabilidad, con el derecho de
propiedad, con la justicia, con la transparencia electoral y pronto con la
libertad individual de la familia. La institucionalidad dejó de existir porque
lo que priva es el capricho del dictador y no el bienestar del pueblo. No
existe CSJ, no existe AN, no existe CSE, no existe CGR, no existe PGR, no
existen alcaldías, solo existe la voluntad absolutista de un trasplantado de la
edad media, cuando por la gracia de Dios los gobernantes eran dueños de las
naciones.
¿Qué
va quedando de Nicaragua que se pueda llamar país soberano e independiente con
la presencia de esta dictadura fascista, oligarca, absolutista y totalitaria?
Solo los juegos de los niños del pasado remoto y ¡QUE VIVA LA PEPA!
Jorge
J Cuadra V
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