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Agazapado tras un árbol de acacia, lo esperó. Cuando su inminente víctima descendió del vehículo y se acercó desprevenida, le salió al paso saludándole.Luego le disparó tres veces casi a quemarropa e intentó huir. Había llegado preparado: llevaba doble vestimenta.Pero no pudo escapar, el grito desgarrador y la valentía del hijo del asesinado, se lo impidieron.
Agazapado tras un árbol de acacia, lo esperó. Cuando su inminente víctima descendió del vehículo y se acercó desprevenida, le salió al paso saludándole.Luego le disparó tres veces casi a quemarropa e intentó huir. Había llegado preparado: llevaba doble vestimenta.Pero no pudo escapar, el grito desgarrador y la valentía del hijo del asesinado, se lo impidieron.
La víctima se había distanciado del círculo de su poderoso y antiguo hermano de luchas y prisión, de la organización a la que había entregado casi toda su vida.Antes,en la lucha por la libertad, sufrió cárcel y torturas.Arrojado y díscolo, nunca puso límites a sus palabras frente al micrófono ni ante las cámaras, llegando hasta la injuria. Pero también sabía muchas cosas, muchísimas, y empezaba a decirlas.
Su nombre: Carlos Guadamuz Portillo
El asesino: William Hurtado García.
Fecha: 10 de febrero del 2004
El asesino: William Hurtado García.
Fecha: 10 de febrero del 2004
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Se hizo novio de una de las secretarias del blanco de su misión y así entró a la órbita íntima.Se ganó la confianza de su futura víctima. Un día, con falsa modestia, le pidió su opinión sobre un artículo que recién había terminado. Fueron al despacho y mientras el consultado leía lo que se le había sometido, le asestó a mansalva un brutal golpe con un piolet en la nuca. Por si acaso, llevaba dos armas más: una daga de treinta pulgadas y una pistola.Iba preparado. Cerca de allí le esperaba un auto para llevarlo lejos, sin embargo no pudo escapar.
El exiliado sobre el que cayó el terrible hachazo había pertenecido a la cúpula de poder del primer estado revolucionario. Pero el nuevo líder le había condenado a muerte, también a su familia.No importaba que hubiese sido el fundador y artífice del Ejército Rojo, brillante teórico y consecuente militante. O tal vez por eso mismo. Era traidor, según la típica sentencia de la burocracia oficial, guardias de la fe y del culto: había disentido.
El asesino : Ramón Mercader.
La víctima : Leon Trotsky.
Fecha : 20 de agosto de 1940
La víctima : Leon Trotsky.
Fecha : 20 de agosto de 1940
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Entre los hechos, sesenta y cuatro años de distancia.
Entre las víctimas, muchas diferencias, pero también grandes similitudes coronadas por la coincidencia de haber sido ejecutados por ex compañeros, en nombre de la causa que antes les unió.
Entre los hechos, sesenta y cuatro años de distancia.
Entre las víctimas, muchas diferencias, pero también grandes similitudes coronadas por la coincidencia de haber sido ejecutados por ex compañeros, en nombre de la causa que antes les unió.
En ambos casos los asesinos materiales actuaron con evidente ventaja, calculada alevosía y detenida premeditación. Las motivaciones: retorcidas convicciones y, qué duda cabe, prometidos beneficios materiales. Claro, habrán valorado el compromiso de la debida protección posterior, por parte de los autores intelectuales.
El asesinato de Trotsky fue una conspiración de estado; los detalles de la verdad -de la real- sobre el asesinato de Guadamuz, enmohecen en los expedientes-si acaso existen todavía- de alguna oficina secreta, aunque hay una sospecha unánime nunca desvanecida: Que fue la mano de Caín sembrando el terror, como certeramente tituló una prestigiada publicación.
De William Hurtado García,oficial de inteligencia en los años ochenta, el ex jefe de la DGSE declaró que era “un excelente compañero… con un buen expediente” ; de Guadmuz dijo que era un traidor.
Ramón Mercader era oficial activo de la KGB, y tras cumplir en México veinte años de cárcel por su crimen, fue distinguido como Héroe de la URSS.Luego se refugió en Cuba, porque no se sintió a gusto en la sociedad soviética sin Stalin.
William Hurtado fue condenado a veintiún años de prisión, pero solamente cumplió cuatro por razones humanitarias, ya que según declaró la ministra de gobernación padecía “estrés carcelario”.
Cuentan que Mercader en los últimos años de su vida, escuchaba como una tortura el grito doloroso de Trotsky. Murió en Cuba en 1978 y la verguenza lo alcanza hasta el más allá: Su tumba figura con un nombre alterado.
De Hurtado se conoce que circula con plena libertad en las calles de Managua.
De este lado del mundo ya no hay revoluciones, pero todavía hay sicarios dispuestos a asesinar en nombre de ellas.La pregunta es : ¿ volverán a actuar ?.
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