El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

lunes, 18 de febrero de 2013

Autocrítica y rectificación


Onofre Guevara López

Quien pretende rectificar errores o actitudes no correctas, es porque tuvo la honradez de analizarlos con sentido autocrítico. Sin autocrítica no hay rectificación. Pero autocriticarse es relativamente fácil, rectificar es casi imposible cuando median los intereses económicos e ideológicos emanados del poder político. Cuando las condiciones adversas hacen crisis con una fuerza superior a esos intereses, ya no cabe rectificar, sino renunciar o ensangrentar el país.  
¿Habrá en Venezuela alguna iniciativa de rectificación de errores y actitudes en la cúpula gubernamental? Si existiera, ¿será por iniciativa propia o del presidente Chávez, quien ha tenido oportunidad de reflexionar sobre hechos ignorados en el agitado ejercicio del poder?
Imposible saberlo. Pero ya hubo una señal. La noche del miércoles 6 de febrero, Venezolana de Televisión transmitió uno de los actos por el 21 aniversario del golpe cívico-militar de 1992, con la presencia de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, ministros y dirigentes partidarios. Todo normal en ese tipo de actividades, menos el discurso y el orador (cuyo nombre no capté por haber sintonizado tarde). Su tema: autocrítica sobre los problemas de la conducción política; de ella, reproduzco, de forma no textual, sus puntos esenciales:
La participación de las masas populares en las manifestaciones no corresponde al carácter de fuerza política conductora que les atribuye; se movilizan solo por iniciativa gubernamental, y de modo pasivo en cuanto a que solo repiten las consignas que no son de su propia creación.
El socialismo del que se habla no es tal, porque ese sistema no radica en repartir viviendas y otras cosas; eso es solidaridad, y aunque esta es parte del sistema socialista, no es el socialismo. El socialismo que se dice estar construyendo tiene más de capitalismo de Estado y quizá llegue a ser una sociedad del bienestar, pero tampoco será el socialismo. El socialismo no es fruto de los milagros de ninguna religión, sino que, para construirlo hay que cambiar las relaciones sociales de producción, y eso no se está haciendo en Venezuela.
En el discurso se habla de la derrota del capitalismo, siendo que este aún domina en el mundo; ese es triunfalismo. El capitalismo no se está muriendo como se le dice a la gente, está vivo, fuerte y siempre agresivo.
El Partido Socialista Unificado de Venezuela, aún no es un partido revolucionario de vanguardia, sino una gran organización pero sin la necesaria estructura partidaria. Sus dirigentes no participan en el análisis del proceso ni en la elaboración del discurso, sino que repiten el discurso del presidente Chávez, y este, como todo ser humano, se equivoca. En este partido, no se polemiza, no se cuestiona, no se critica…
Los medios de comunicación oficialistas creen hacer revolución socialista, porque siguen y responden el discurso de la derecha, pero no educan al pueblo sobre las causas y los fenómenos políticos que se debe enfrentar con un discurso formador según las ideas socialistas. 
Los programas asistencialistas del gobierno, es el pago de la deuda social que los gobiernos de la derecha le quedaron debiendo al pueblo, pero no la está pagando el gobierno como se le dice a la gente, sino ella misma, y eso hay que decírselo para que defienda lo que recibe, porque a ella cuesta; sepa el valor que tiene y no lo vea con un regalo del gobierno. (Los medios oficialistas siguen sacando a personas enajenadas, agradeciéndoles lo que recibe, “al comandante presidente Chávez y a Dios”).   
El pueblo tiene la suerte de contar con un gran dirigente revolucionario en el presidente Chávez, y debe quererlo, pero no adorarlo ni rendirle culto como a una divinidad. La consigna de “todos somos Chávez”, no significa que todos deben copiarlo, sino tomarlo como una decisión de ser fiel a la causa que él representa.
Los venezolanos son hijos de Bolívar, pero no están librando una batalla como las batallas de su tiempo. Bolívar perdió muchas batallas, pero ganó la independencia; la batalla de ahora es más dura, porque con solo perder una batalla se corre el riesgo de perder la guerra.
Las palabras del orador fueron aprobadas con algunas sonrisas y los aplausos de la mayoría del auditorio, como si estuvieran despertando a la realidad. Pero las cámaras de la TV no enfocaran a Maduro, solo a Cabello, y brevemente. Buena es la autocrítica y revela que no todo el oficialismo venezolano se reduce a rendir culto a la personalidad y a hacer demagogia. Pero aún no se percibe ninguna rectificación. ¿Será como la autocrítica de la Iglesia Católica? 

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