El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

lunes, 25 de febrero de 2013

La basura


Onofre Guevara López
“Si la corrupción es la basura del Estado,
y  es más perjudicial de lo que fue la basura
 de La Chureca, ¿por qué pudieron sanear La Chureca,
 y no pueden sanear al Estado?”(*) 

Con el gigantismo de la corrupción estatal, cualquier robo en una institución secundaria parece insignificante, aunque sean igualmente dañinos. Y en ambos niveles son igualmente condenables. Pero hoy, solo son moralmente condenables, porque es imposible pasar más allá de la denuncia. Los gobernantes guardan silencio ante las denuncias y pruebas de corrupción en los altos niveles administrativos—. Y aunque toda denuncia está destinada al vacío, no hacerla es tolerar la corrupción, por no decir, hacerse cómplice.
Si la Corte Suprema de justicia, la Contraloría y la Procuraduría de Justicia, ven correcto que la colaboración venezolana la maneje el titular del Ejecutivo fuera del Presupuesto General de la República, como su negocio privado, y sepan, como todo el mundo, que de tal práctica se deriva corrupción, ¿qué puede interesarles el manejo de los recursos en instituciones menores? Algo más, que no es asunto de menos: algunos lo toleran en sus propios predios.
Desde el Alba grande, donde la transparencia nunca ha visto amanecer, y desde las Albitas, solo salen los lamentos sobre los malos manejos administrativos. Un pequeño espacio semanal como este no es idóneo para reportear sobre la corrupción. Pero, como la falta de investigación periodística sobre esa basura estatal se está escondiendo debajo de la información sobre la basura física medioambiental, no hay más remedio que hacer denuncias en cualquier espacio.
Desde una de las Albitas, Alba-Transporte, se dice que allí transitan muchos abusos. Que allí, taxistas y buseros, según los contratos de adquisición de vehículos nuevos tienen “garantizados” repuestos y servicios en los talleres. Pero que hay ejemplos de pequeñas piezas del motor que en el comercio cada una no cuesta más de 80 córdobas, son vendidas en ¡mil cuatro córdobas! , por lo cual el 90% de los concesionarios prefiere perder las “garantías” del contrato.
 Sin embargo, se dice, eso no preocupa a los administradores –más bien parece convenirles—, pues pasan a otra opción del negocio: vender piezas de automotores fuera de los contratos oficiales, sin control. Por eso, según denuncias, se ven desfilar motores de los viejos buses amarillos, entregados por los cooperativistas a cambio de los nuevos, hacia destinos que, se supone, son transportistas de los departamentos del país.
Cuando alguna autoridad superior de Alba-Transporte se siente abrumada con la certeza de las denuncias, cambia al gerente y al director de los talleres, tal como ocurrió en agosto de 2012. Pero cambiar no es señal de rectificación de abusos, sino que hasta se vuelve ventajoso para quienes los cometen, porque  además de no ser penados, ni obligados a devolver nada, son indemnizados.  Y con una constancia “del partido” de buenas conductas hasta pueden lograr otro buen puesto de trabajo.
Esos fueron los casos de los funcionarios despedidos, me informan, pese a que también les robaron a los trabajadores su cotización “al partido”. Durante año y medio, les quitaron la cotización de cuyo destino sospechan que fue consumida en cervezas, en los juegos dominicales de “sofball” que practicaban los funcionarios con sus amigos. Este abuso quedó impune, porque los trabajadores quedaron ante la alternativa de recuperar el dinero o perder el trabajo. Y es imaginable cuál fue de su decisión.
Ahora ya no se cobra la “cotización  del partido”, pero no por falta de ganas, sino porque los trabajadores ya no lo permiten. Eso no significa, dicen, que ahora todo está en orden. Siguen funcionando los negocios, y hasta los familiares de los funcionarios reciben servicios de reparación de sus vehículos y de repuestos, según los denunciantes, de forma gratuita. Todo funciona sin órdenes de trabajo firmadas y selladas, solo bajo órdenes orales. No quedan huellas, solo los daños.

(*) “Don Procopio”, Onda Local, Radio La Primerísima, 22/02/2012.

No hay comentarios:

Publicar un comentario