“Los
procesos judiciales siguen paralizados, mientras los invasores pretenden
legalizar lo robado,” dijo Walter Buhler propietario de las tierras que a un
año de su invasión, están siendo inscritas a nombre del dragador oficial del
Rio San Juan, el patético Edén Pastora Gómez.
El
señor Buhler llama despojo a lo que la dictadura le está haciendo. Además
agrega que el despojo de su propiedad va acompañado de otro despojo al Estado
nicaragüense al invadir terrenos dentro de los límites de playa, contraviniendo
la Ley 690.
Esta
inscripción fraudulenta se hizo en el registro de la propiedad de la ciudad de
Rivas, bajo la escritura No. 45758, Tomo 476, Asiento I, Folio 194 y 195. Todo
esto sin que el tribunal de apelaciones se halla pronunciado sobre la
remedición de la propiedad y sin que la Sala Constitucional de la CSJ haya
fallado. Una verdadera “belleza.”
Los
inconvenientes que presenta este DESPOJO, ordenado por quien se ha autonombrado
ser el Estado, son superados ejerciendo el absolutismo al ordenarle a los
diferentes entes del Estado, confeccionar todos los documentos que prueben que
las manzanas usurpadas a un empresario privado, en el municipio de Tola, son
propiedad del favorecido por la voluntad totalitaria del dictador, ordenándole a INETER el levantamiento de un
mapa catastral para que sea posible la inscripción de la propiedad usurpada. Lo
mismo hace con el registrador de la propiedad, al que le ordenan que haga el
trámite de la inscripción fraudulenta en pocas horas.
El
título de este escrito-denuncia proyecta la naturaleza confiscadora del gobierno inconstitucional del
Presidente Ortega, el cual reitera una y otra vez que no cree en las leyes, ni
en el estado de derecho, ni en la vigencia de las instituciones, dejando al
desnudo la doctrina totalitaria encaminada a destruir los derechos individuales
de los nicaragüenses y a terminar con el concepto de propiedad privada.
Decíamos
que para poder realizar la escritura pública a favor de Pastora, a la dictadura
orteguista solo le bastó ordenar la hechura de un plano catastral a INETER. Muy
“bonito.” Pero hay que decirlo en voz alta, como decía Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, los
desmanes del presidente del BAVINIC, o el comercio inhumano y asqueroso de
Plamaféresis ordeñando la sangre de los bebedores consetudinarios a un valor
irrisorio.
En
estos momentos en ciertos sectores a la dictadura se la ve con ojos de fiesta,
todo es “bonito” e inteligente. Ya se olvidaron que así miraban también a la
dictadura de la estirpe sangrienta, para terminar corriéndosele de pura
vergüenza y temor por su manifiesta tendencia sanguinaria. Llegará
el día en que también será pecado mortal socializar con esta dictadura del
siglo XXI, que le basta dar una orden para que las propiedades cambien de
dueño, los planes de estudio se conviertan en lavados de cerebro, las turbas
orteguistas se transformen en gabinetes de la familia amparados por la nueva
ley que obliga a vivir bonito, rectores únicos de la vida diaria de los
ciudadanos nicaragüenses y para que no haya más dios que el que ordena desde
las tarimas enfloradas.
Esa
es la dictadura que nos acosa y amenaza con convertirnos en zombis rosados.
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