El olor de los libros se da por varios factores, entre ellos la tinta y el papel, éste último está conformado por una cantidad de lignina, el polímero orgánico más abundante en el mundo vegetal. La función de la lignina es darle firmeza a la madera de los troncos para que los árboles permanezcan erguidos y pasen de los dos metros de alto y los microorganismos y enzimas no los devoren. Al ser un endurecedor, y al papel venir de los árboles, tiene cierto nivel de lignina, lo que lo hace tener cierta resistencia y dureza.
En la actualidad el papel de los libros tiene poca lignina, ya que utilizan papel libre de ácidos, esto para que las hojas permanezcan blancas por más tiempo, también tiene pH neutro para su conservación.
Una de las cosas que le sucede a la lignina con el paso del tiempo es que se oxida, por lo cual hace que el papel quede “amarillo”, por eso los libros viejos tienen hojas de este color. Otra de las cosas que pasa cuando se oxida la lignina es que comienza a desprender más olor, y aquí viene la explicación de por qué nuestros libros tienen ese aroma que nos encanta a algunos: “El olor es resultado de cientos de compuestos orgánicos volátiles y semivolátiles resultado de la red de rutas bioquímicas de degradación del papel y depende tanto de la composición original del papel como del entorno en el que ha envejecido” y, dejando de lado lo científico un momento, lo que más nos interesa ¡la lignina es prima hermana de la Vainilla!, por eso ese olor tan agradable que tienen los libros, ya que le da un aroma similar al de la vainilla, que por cierto fue sintetizada en 1874 por Ferdinand Tiemann y Wilhelm Haarmann a partir de la savia del pino, otro olor muy famoso.
Ahora ya sabes porque el olor a libros nuevos es tan maravilloso y nos gusta tanto entrar a las librerías o a las bibliotecas y quedarnos solo por el olor
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