Edición No. 567 Del 4 al 10 de
noviembre de 2012
Por Néstor Avendaño, economista
No hagamos tratos
Por Paul
Krugman, premio Nobel de 2008 y profesor de Economía de Princeton.
Sobra
decir que los demócratas se han anotado una victoria increíble. No solo
conservan la Casa Blanca a pesar de los problemas que sigue teniendo la
economía, en un año en el que su mayoría en el Senado estaba supuestamente
sentenciada, sino que de hecho añadieron escaños.
Pero eso
no fue todo: se apuntaron triunfos importantes en los Estados. En particular,
California —que desde hace tiempo es el ejemplo más patético de la disfunción
política que se produce cuando es imposible hacer algo sin una súper mayoría
legislativa— no solo votó a favor de unas subidas de impuestos muy necesarias,
sino que además eligió —sí, lo han adivinado— una súper mayoría demócrata.
Pero a los
vencedores se les escapó un objetivo. Aunque los cálculos preliminares dan a
entender que los demócratas recibieron algunos votos más que los republicanos
en las elecciones al Congreso, el partido republicano conserva un control
férreo en la Cámara de Representantes gracias a los intensos tejemanejes de los
tribunales y de los Gobiernos estatales controlados por los republicanos. Y
John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, se apresuró a declarar
que su partido sigue siendo tan intransigente como siempre y se opone radicalmente
a cualquier aumento de la tasa impositiva a pesar de sus quejas sobre el tamaño
del déficit.
Por eso el
presidente Obama tiene que tomar una decisión, casi en el acto, respecto a la
manera de enfrentarse a la constante obstrucción republicana. ¿Hasta dónde debe
llegar para complacer las exigencias del partido republicano?
Manténgase
en sus trece, señor presidente. Ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo
Mi
respuesta es que no muy lejos. Obama tiene que mostrarse firme y, si fuera
necesario, declararse dispuesto a salirse con la suya aun a costa de permitir
que sus adversarios inflijan daño a una economía todavía débil. Y desde luego
este no es el momento para negociar un “gran acuerdo” sobre el presupuesto que
arrebate la derrota de las fauces de la victoria.
Cuando
digo esto, no me refiero a que haya que restar importancia a los peligros
económicos muy reales que plantea el denominado abismo fiscal que amenaza con
producirse a finales de este año si los dos partidos no consiguen llegar a un
acuerdo. Tanto las rebajas fiscales de la era de Bush como el impuesto sobre la
nómina de la Administración de Obama están a punto de expirar, a pesar de que
los recortes automáticos del gasto en defensa y en otras partidas entrarán en
vigor gracias al acuerdo alcanzado después del enfrentamiento en 2011 por el
límite de la deuda. Y la amenazante combinación de subidas de impuestos y
recortes del gasto parece lo suficientemente atroz como para hacer que Estados
Unidos caiga de nuevo en la recesión.
Nadie quiere
que pase eso. Pero puede que pase de todas formas, y Obama tiene que estar
dispuesto a permitir que pase si fuera necesario.
¿Por qué?
Porque los republicanos están intentando, por tercera vez desde que llegó a la
presidencia, usar el chantaje económico para conseguir el objetivo que no
pueden conseguir a través de los cauces legislativos normales por falta de
votos. En concreto, quieren extender las bajadas de impuestos para los ricos, a
pesar de que el país no puede permitirse que esas rebajas de impuestos sean
permanentes y la opinión pública cree que los impuestos de los ricos deberían
subir, y amenazan con bloquear cualquier acuerdo respecto a todo lo demás a
menos que se salgan con la suya. De modo que, a efectos prácticos, están
amenazando con hundir la economía a menos que se cumplan sus exigencias.
A
la economía no le pasará nada demasiado malo si no hay acuerdo fiscal hasta
dentro de unos meses
Obama
básicamente capituló cuando se enfrentó a tácticas similares a finales de 2010,
y prolongó los impuestos bajos para los ricos durante dos años más. Volvió a
hacer concesiones importantes en 2011, cuando los republicanos amenazaron con
provocar el caos financiero al negarse a elevar el límite de la deuda. Y la
actual crisis en potencia es el legado de esas concesiones pasadas.
Pues bien,
esto tiene que parar, a menos que queramos que la toma de rehenes, la amenaza
de hacer que la nación sea ingobernable, se convierta en una parte habitual de
nuestro proceso político. Entonces, ¿qué debemos hacer? Sencillamente decir que
no, y saltar al abismo si fuera necesario. Vale la pena señalar que el abismo
fiscal no es realmente un abismo. No es como el enfrentamiento por el límite de
la deuda, en el que muy posiblemente habrían sucedido cosas terribles ya mismo
si no se hubiera cumplido el plazo. Esta vez, a la economía no le pasará nada
demasiado malo si no se llega a un acuerdo hasta que hayan transcurrido unas
semanas o incluso algunos meses de 2013. Así que hay tiempo para negociar.
Sin
embargo, es más importante el argumento de que un punto muerto perjudicaría a
los mecenas de los republicanos, y en particular a los donantes empresariales,
tanto como perjudicaría al resto del país. A medida que aumentara el riesgo de
un grave perjuicio económico, los republicanos se enfrentarían a una presión
intensa para alcanzar finalmente un acuerdo.
Por otro
lado, el presidente está en una posición mucho más fuerte que la que tenía en
enfrentamientos previos. No doy demasiada importancia a palabras como
“mandatos”, pero Obama ha ganado la reelección con una campaña populista, de
modo que puede afirmar convincentemente que los republicanos están desafiando
la voluntad de los ciudadanos estadounidenses. Y acaba de ganar las elecciones
a lo grande y, por consiguiente, su situación es mucho mejor que antes para
capear cualquier revés político derivado de los problemas económicos,
especialmente porque sería muy evidente que esos problemas los está causando el
partido republicano en una última intentona de defender los privilegios del 1%.
Por encima
de todo, oponerse a la toma de rehenes es lo que hay que hacer por el bien de
la salud del sistema político estadounidense. Así que, manténgase en sus trece,
señor presidente, y no ceda ante las amenazas. Ningún acuerdo es mejor que un
mal acuerdo.
TRIUNFÓ BARACK
OBAMA
LO QUE DEJARON LOS COMICIOS
Un tuit para
la historia, la consolidación del papel clave de las minorías y el avance del
progresismo
"CUATRO AÑOS
MÁS": El breve mensaje que
escribió Obama acompañado de una foto con Michelle tras conocer su triunfo se
convirtió en el tuit más reenviado de la historia de la red social: 759.414
personas.
VOTANTES DE OBAMA ENTRE LOS GRUPOS CLAVE
71%
HISPANOS
La primera minoría del país lo respaldó ampliamente
HISPANOS
La primera minoría del país lo respaldó ampliamente
93%
NEGROS
Al igual que en 2008, volvieron a darle un apoyo unánime
NEGROS
Al igual que en 2008, volvieron a darle un apoyo unánime
55%
MUJERES
Conformaron un grupo decisivo en la victoria de Obama
MUJERES
Conformaron un grupo decisivo en la victoria de Obama
60%
JÓVENES
Fue otro grupo que cobró protagonismo en las urnas a favor del presidente
JÓVENES
Fue otro grupo que cobró protagonismo en las urnas a favor del presidente
TRIUNFOS PROGRESISTAS
En el marco de las 170 consultas populares que se
celebraron junto a las presidenciales, los estados de Colorado y Washington
aprobaron el uso recreativo de la marihuana. Maine, Washington y Maryland
aprobaron el matrimonio entre personas del mismo sexo.
GANADORES Y PERDEDORES
GANADORES
1. Chris Christie: el gobernador
republicano de Nueva Jersey, que elogió la gestión de Obama tras la tormenta
Sandy, logró despegarse de la derrota y fue uno de los pocos republicanos que
quedaron bien parados.
2. Encuestadoras: se acercaron mucho a
los resultados finales y ganaron credibilidad.
PERDEDORES
1. Richard
Mourdock: el senador republicano
de Indiana fue el símbolo del rechazo al Tea Party. Había argumentado a fines
de octubre que un embarazo provocado por una violación obedecía a la
"voluntad de Dios".
2. FOX: Quedó en
evidencia por su desmesurado entusiasmo por Romney
CUATRO CLAVES DE LA REELECCIÓN
La economía: Aunque crece a
media máquina y con una alta tasa de desempleo, la economía no está en una
situación tan mala como en 2008 para hacer perder a Obama
El pasado de Romney: El equipo de
Obama apostó por las campañas agresivas contra el republicano, que lo
describían como un inescrupuloso empresario. Dañaron su imagen
La muerte de Ben Laden:
El
asesinato del líder de Al-Qaeda, en mayo de 2011, logró reforzar la imagen de
comandante en jefe inflexible de Obama
El equipo de campaña: Por segunda
vez, su equipo reinventó la manera de ganar una elección. La estrategia fue
posicionar a Obama como un defensor de la clase media e innovar con el data
mining, la minería de datos
RÉCORD DE HISPANOS EN EL SENADO
Los
comicios concedieron por primera vez tres bancas para hispanos en el Senado
(Gloria Negrete McLeod; Ted Cruz; Raúl Ruiz). Otros 27 lograron escaños en la
Cámara baja, ocho de ellos por primera vez.
MUJERES QUE PISAN FUERTE
Elizabeth Warren: ícono dela izquierda
demócrata, logró una banca de senadora por Massachusetts. Tammy Baldwin: de Wisconsin, se
convirtió en la primera senadora abiertamente homosexual.
EL DESAFÍO MÁS URGENTE
El déficit
fiscal: es el problema más inmediato que debe enfrentar el gobierno.
Si Obama y el Congreso no adoptan las medidas necesarias antes del 31 de
diciembre, entrarán en vigor en enero nuevos aumentos fiscales y recortes que
endurecerían la vida de millones de familias.
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