El MRS no participó en este proceso electoral en ninguna forma, pero nos integramos a la Campaña Cívica para demandar elecciones transparentes y limpias, denunciando las maniobras fraudulentas, los abusos, la violación a las leyes y a los derechos de la ciudadanía.
El desarrollo del proceso y las votaciones mostró el control orteguista del sistema electoral. Los miembros opositores de los CED y CEM fueron dejados sin funciones y atribuciones. En varias listas de partidos políticos aliados del oficialismo, aparecieron personas fallecidas cuya inclusión en candidaturas y la manipulación de sus datos e información ha ofendido su memoria y a sus familias. La masiva suplantación de identidades de personas vivas, realizada por esos mismos partidos, ha sido denunciada sin que nadie se ocupara de hacer alguna investigación.
Durante las votaciones siguieron los abusos: no acreditación y expulsión de fiscales opositores, “urnas preñadas”, impedimentos para votar a miles de personas que fueron desaparecidas de los padrones de las JRV donde siempre habían votado, truco conocido como “ratón loco”, votación múltiple masiva, uso de recursos del Estado para asuntos del partido oficialista, adulteración de actas y boletas y finalmente, falsificación de resultados. A esto hay que agregar la utilización de fuerzas policiales y unidades del ejército desplegadas para crear un ambiente intimidatorio.
Pero, más allá de los anuncios de los funcionarios ilegales, la votación del domingo cuatro de noviembre arrojó resultados contundentes de rechazo al régimen actual: La asistencia del pueblo a las votaciones es la menor habida en los últimos treinta años. Esta elevadísima abstención es la expresión de la falta de legitimidad, credibilidad y confianza en quienes han organizado y realizado las elecciones. Con su ausencia de las urnas, el pueblo nicaragüense ha hablado alto y claro: el sistema electoral está podrido y debe ser reformado en su totalidad, cambiados los funcionarios corruptos y desmontado el modelo de fraude que se ha establecido. El orteguismo ha sufrido un rechazo y una derrota y esa es la razón por la que se maquillan y se han alterado de manera grosera, las cifras de participación y abstención.
A los miles y miles de nicaragüenses que no votaron por falta total de confianza en el sistema electoral, se sumaron quienes se frustraron viendo desfilar candidaturas sin nombre, sin contenido, sin propuestas para la solución de los problemas de sus municipios. Y a ellos, se agregó una importante cantidad de nicaragüenses que han rechazado el “dedazo” que impuso numerosas candidaturas.
El día de hoy, la indignación es el sentimiento común entre quienes no votamos y quienes votaron. Todos hemos visto y vivido un nuevo fraude, masivo, descarado y cínico. Hay ahora brotes de violencia en varios municipios. Hay, desgraciadamente, varias personas muertas, heridas o lesionadas. Lamentamos y repudiamos la actuación parcializada de la Policía Nacional en muchos casos que no contribuye a la paz social y nos solidarizamos con sus familias, con sus amigos, con sus comunidades. Ese es el peor resultado del capricho de poder del orteguismo.
Ese nuevo saldo de pérdidas humanas que se suma al de los fraudes anteriores nos subraya que el país necesita de elecciones limpias, transparentes y competitivas para resolver las diferencias políticas de manera pacífica y cívica. Ese camino se ha ido cerrando y es necesario reabrirlo por Nicaragua, por los y las nicaragüenses.
Este fin de semana, una clara mayoría del pueblo se ha expresado. Y decimos que es una clara mayoría, pues la suma de quienes nos abstuvimos y de quienes votaron, evidencia que el oficialismo es y ha sido, una fuerza minoritaria, y que por eso ha necesitado de los fraudes electorales de 2006, 2008, 2011 y el actual.
En el MRS creemos que este es el momento para construir la unidad de todas las fuerzas políticas y sociales para luchar por el cambio total del podrido sistema electoral, para lograr elecciones limpias y transparentes, condición esencial a la democracia en Nicaragua. Ese es un imperativo para todos y todas, más allá de los intereses particulares de cada uno, de la orientación política e ideológica, de las formas de organización y expresión.
Este es el momento para afirmar con decisión que el fraude debe ser desterrado de Nicaragua, que no permitiremos un fraude más.
Este el momento de ponernos manos a la obra: unidos, mejor organizados y movilizados, reconstruiremos la esperanza en Nicaragua.
Managua, 6 de noviembre de 2012.
Junta Directiva Nacional
MRS
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