CPDH recoge historias de torturas, violencia sexual e intimidación por parte de oficiales hacia partidarios de la oposición
Los policías obligaron a María Auxiliadora a quitarse la ropa con el pretexto de requisarla. Ella quedó únicamente en calzón en medio de un cuarto oscuro de la estación policial, mientras los oficiales se dieron festín con su cuerpo: le apretaron los senos, las nalgas y su vagina, denunció la joven, de 17 años.
Hasta las mujeres policías participaron del manoseo de María Auxiliadora, cuyo delito fue haber protestado por el fraude electoral que despojó de la alcaldía de Nueva Guinea a Denis Obando, actual alcalde que buscaba la reelección por el PLC.
“Aquí hasta cochonas nos vamos a volver”, decían las policías durante el acto de “requisa”, según el relato que María Auxiliadora confió a la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), quien a su vez documentó los excesos de la Policía Nacional el domingo 18 de noviembre en ese municipio, cuando 48 personas fueron detenidas y puestas en libertad 24 horas después.
Pablo Cuevas, funcionario de la CPDH, aseguró que entre los detenidos de ese día en Nueva Guinea iban cinco mujeres, quienes fueron víctimas de “esas requisas obscenas”.
Alba Luz Vargas, jefa de la Comisaría de la Mujer en Nueva Guinea, estaba presente cuando los efectivos policiales manoseaban a María Auxiliadora, e incluso alentaba a sus subordinados a seguir, y luego golpear a las mujeres en uno de los pasillos de la estación, indica la denuncia.
“Estás rica, te voy a meter el dedo”, vociferaba uno de los policías oculto tras un pasamontaña. “Te voy a tomar una foto abierta porque estás buenota”, decía otro de los que participaba del abuso, afirma Mayra Jirón, otra de las mujeres afectadas.
Elizabeth Pavón recibió tres golpes por parte de un oficial identificado como Espinoza, quien al verla revolcarse de dolor no la sometió a “la requisa”. Pero sí la obligó a sentarse en un banco a ver cómo sus compañeras de la juventud liberal eran ultrajadas.
La cacería policial inició a eso de las ocho de la noche del domingo. Fuerzas de antimotines llegaron a la casa de campaña del PLC a evitar que turbas sandinistas -comandas por María Isabel Halsal, secretaria política del sandinismo- agredieran a los simpatizantes liberales, quienes se negaban a acatar la decisión tomada por Roberto Rivas de adjudicarle la alcaldía al candidato oficialista días antes.
Cuando las turbas se retiraron los antimotines y los demás oficiales lo hicieron también. Sin embargo, tiempo después se desató una represión violenta. Los policías regresaron a lanzar bombas lacrimógenas a la casa de campaña del PLC ubicada frente al parque de Nueva Guinea.
Las detenciones se hacían sin razón, de acuerdo al relato de Pablo Cuevas. “Si los agentes creían que eras del PLC te apresaban”, dijo. Daniel Antonio Maradiaga, un niño de 13 años, fue presa del desconcierto policial. Al pasar por la zona del conflicto fue alcanzado por un objeto no determinado que le rajó la cabeza. Inmediatamente unos agentes lo recogieron y lo montaron a la patrulla para llevarlo a la estación.
Erasmo Oporta Reyes fue alcanzado por un balinazo que los policías utilizaban para reprimir. El impacto provocó una herida en su pierna que le impidió caminar. Fue auxiliado por un taxista que lo trasladó al hospital Jacinto Herrera, donde el guarda de seguridad impidió su acceso.
Las denuncias recopiladas por la CPDH dan cuenta que ninguno de los agredidos por la policía fue atendido en el centro hospitalario. “Les negaron la entrada violando un derecho humano”, afirmó Cuevas.
El pastor evangélico Samuel Cano se dirigió a la estación policial para mediar por las personas presas. El jefe policial argumentó que la detención de las personas había sido efectiva porque protagonizaron una trifulca con las fuerzas de choque sandinistas. “¿Si fue una trifulca por qué solo hay liberales detenidos?”, interrogó al jefe policial el pastor, según la declaración a la CPDH.
Hasta el momento estas denuncias han quedado en la impunidad. La CPDH envió un informe de los hechos a la Primera Comisionada Aminta Granera exigiéndole una investigación de los hechos acaecidos.
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