Róger Mendieta Alfaro
¿Con cuántas letras
se escribe Libertad? Imposible definirlo de modo exacto, de manera puntual
cuando se trata de la Palabra
que fue en el principio, que ella misma es principio, silencio pleno, vacío
repleto, y todo es en ella, porque es principio, corazón, latido de los
universos, cuando aparentemente todo era vacío, silencio armónico musical, y
sólo tenía vida, existía, brillaba en la luz de la inteligencia no visible, la
proclive esplendencia de la palabra.
En el principio todo
era soledad, todo silencio y profundo vacío, y solo era existencia y reinaba la
palabra. En ella pervive todo lo viviente: luz, rayo, sonido, el ser y sus misteriosas
conjunciones. El Génesis nos instruye que en ella estaba Dios, porque el
Creador es la palabra. Y claro está: lo más puro de la creación es la semilla
del poeta, y su corpus poético que emite repiques de libertad dentro del
misterio de la poesía.
La
palabra no tiene principio ni fin, porque ya estaba antes de El, en El: Creador
de la palabra, pregonero de la palabra infinita hasta sus vueltas y revueltas
en expansión y generación; pues la palabra es intocable, no tiene fin: ella
misma es principio y todo lo otro.
El discurso del nuevo
académico de número poeta Luís Rocha Urtecho, voló, extendió su nota y rigor
refundido en la basta y luminosa alegoría de la palabra.
Era necesario ir tras él en el correteo de
la palabra. Estar atento y fijamente dispuesto en atender la intención
envolvente, huidiza en la maravillosa síntesis de la palabra.
La palabra desde el principio de la
creación, aparenta venir de la nada, pero que expresa el todo, pues ella misma
habla de sí, de lo exacto y misterioso del sí, porque siendo la palabra un
enigma, una arcana claridad, es resplandeciente misterio de luz, paz, poder y poderosa
síntesis de amor que fluye de donde se origina la palabra.
El discurso del académico que fue contestado
por el narrador Sergio Ramírez, anduvo ruidosamente
verbal en mismo andar del poeta; y de compañeros caminantes que detienen y
avanzan por las rudas y ruines brumosas estrecheces del andar literario entre
los laberintos y sombras de que se pinta
el camino hacia el triunfo con su concierto de banalidades negativas.
Fue lo que
llamó mi atención, pues entre símbolos y travesuras de los camaradas intelectuales,
la palabra fue descascarada. Y esto no es tan fácil sino se mira hacia dentro. Hay
que caminar, y caminar, y caminar, para llegar largo, como lo hizo Don Quijote,
y cientos de veces hacer lo mismo hasta para no llegar. Nov. 16 de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario