Uno
de los participantes de la reunión de los partidos políticos, MRS, PLC, PLI, UC
y del MxN, decía que en lo único que no se habían puesto de acuerdo era en la
forma que querían sus huevos. Jugada del subconsciente, o humor negro de los
participantes, lo cierto es que se pusieron a hablar sobre lo que no hay en
Nicaragua. Lo demuestra el hecho de que, a excepción del MRS, los demás
partidos se prestaron al juego macabro de las elecciones de Daniel Ortega.
Es
cierto que en Nicaragua todos los acontecimientos, por graves que sean, no
duran en la memoria de los nicaragüenses ni lo que tarda el sol en salir del
horizonte y ocultarse detrás del mismo, pero esta vez los políticos zancudos
solo tardaron medio día en pretender que el pueblo ya había olvidado su
traición y engaño.
Se
alza el PLI como el pivote de la unidad nacional manchado todavía con la tinta de
la vergüenza para hablarle al pueblo de unidad partidaria. ¿Con que autoridad
moral hacen ese llamado? ¿Acaso no fue traición el haber participado en unas
elecciones que jamás pensaron ganar? Qué ejemplo de patriotismo y valentía
pueden dar, cuando no resistieron la tentación de las concejalías y de las
alcaldías de municipios olvidados que no son preponderantes en la defensa de
los derechos de los nicaragüenses.
Los
que estaban reunidos en un desayuno informal, preparándose para una traición
más al pueblo de Darío en el 2016, demostraron ante el pueblo que ni siquiera
en el modo de comerse los huevos se pueden poner de acuerdo. No es de la noche
a la mañana que va a desaparecer la ambición política que siempre ha impedido
la unión nacional y siempre ha ayudado al dictador de turno. Por eso nosotros,
los azul y blanco, los que pensamos en la patria y no abrigamos ninguna
esperanza de ser recompensados con cargos políticos, que primero tenemos que
salir precisamente de los partidos políticos que estaban reunidos tratando de
comer lo que no tienen, para después pensar en propuestas partidarias y
candidaturas presidenciales.
Si
esos políticos no son capaces de comprender que mientras exista Daniel Ortega
en el poder no es lícito pensar en unas elecciones justas y transparentes, o
son bobos, o son mentirosos y como no tienen nada de bobos, entonces son lo
segundo: mentirosos. Sin embargo, el pueblo ya no les cree porque por sus
actitudes los conocen.
Los
nicaragüenses nos debemos unir alrededor de nuestra bandera en un movimiento
patriótico de costa a costa y de frontera a frontera, sin más interés que el de
lograr el triunfo de la democracia demostrándole al pueblo que somos capaces de
trabajar desinteresadamente y por puro amor a Nicaragua. Después llegará el
momento de apoyar al líder que haya logrado ganarse la confianza del pueblo a través
de sus acciones honestas y patrióticas.
No
hay posibilidad de terminar con este estado lamentable en que está sumida la
República de los lagos y volcanes, continuando con la misma forma de hacer
política. Primero se debe castigar a los que dirigen partidos políticos
que solo existen en el papel; se debe
castigar a los que vendieron el tendido electoral para efectuar el fraude del
2011; se debe castigar a los que irrumpieron en el silencio de los cementerios
para robarse los nombres de los fallecidos; se debe castigar al partido que le
brindó en bandeja de plata el poder a los enemigos de la democracia y
constituyeron el infame pacto libero-sandinista y se debe castigar a los que
jugaron con las esperanzas de un pueblo que les brindó un millón de votos y
terminaron zancudeándose. Mientras ellos no sean castigados, es pecado mortal
hablar de unidad y de confianza, porque ya sabemos cómo terminan los falsos
heraldos de la democracia.
La
salvación de Nicaragua está en la unión patriótica de todos sus hijos con el
fin de sanear el espectro político, hoy carcomido por la corrupción y el
egoísmo.
Jorge
J Cuadra V
No hay comentarios:
Publicar un comentario