Onofre Guevara López
Para los días 14-15 de este mes está
programada la Cumbre de las Américas en Cartagena, Colombia. Otra mascarada
diplomática del panamericanismo imposible. Y por una hipocresía de dimensión histórica,
los Estados Unidos de Norteamérica ha vetado la presencia de la República de
Cuba en esa Cumbre.
Aun cuando la mayoría de las naciones del Sur
de América ha rectificado el acto neocolonial que expulsó a Cuba de la
Organización de Estados Americanos en 1962, actuando como ministerio de
colonias de los Estados Unidos, este país no ha cambiado en lo mínimo su arrogancia
imperial. Su argumentación para oponerse a la presencia de Cuba, sigue siendo
la misma que para su bloqueo de medio siglo: no es un país “democrático” y
viola los “derechos humanos”. La
respuesta de Cuba, ha sonado a carcajada digna y despreciativa: no regresará a
la OEA.
En la diplomacia y la propaganda
estadounidenses, Cuba, además de “terrorista”, es exportadora de “terrorismo”. Pero hasta ahora, nadie supo que Cuba haya invadido
a los Estados Unidos, haya impuesto
dictaduras criminales en los países latinoamericanos ni haya hecho la guerra contra
ningún país para robarles su petróleo.
Todo el mundo sabe, que los Estados Unidos siguen
pretendiendo imponer al mundo su óptica, legañosa e imperial, para que vea las imágenes
distorsionadas que a ellos les gusta imaginar. No obstante, la historia le
devuelve recuerdos de hechos como los que aquí resumo:
De 1803: el presidente Tomás Jefferson, adquiere
Luisiana de manos de Napoleón Bonaparte, por 60 millones de francos, y en
seguida avizora la compra de las Floridas, tras el objetivo de adquirir la isla
de Cuba. El gobierno heredero de ese expansionismo primario estará en Cartagena,
pero no Cuba, que lleva 209 años siendo obligada a defenderse de la voracidad
del poderoso vecino.
De 1805: Jefferson avisa al embajador inglés
la posibilidad de una guerra contra España por la necesidad de apoderarse de
Cuba para “defender” a Luisiana. Los herederos de Jefferson estarán en
Cartagena, pero no Cuba, porque sigue siendo una “amenaza” para la seguridad de
los Estados Unidos.
De 1824: Andrew Jackson, futuro presidente entonces,
y quien inició el robo de Texas a México, se opone a que Bolívar libere a Cuba
y a Puerto Rico. Los herederos de Jackson estarán en Cartagena, pero no Cuba por
ser enemiga de la “libertad”.
De 1848: los Estados Unidos le ofrecen a
España 100 millones de dólares por Cuba. Los herederos de los traficantes de
pueblos estarán en Cartagena, pero no Cuba, porque no comercia con su
soberanía.
De 1853: molesto por el rechazo a su
propuesta de comprar Cuba, Estados Unidos alega presuntos derechos sobre ella, por
su cercanía geográfica. El gobierno continuador del anexionismo estará en
Cartagena, pero no Cuba, por no aceptar ese fatalismo geográfico.
De 1855: se descubre una conspiración para
montar en Cuba una expedición al estilo de William Walker en Nicaragua. El
gobierno de los herederos de Walker estará en Cartagena, pero no Cuba, por su culpa
de no reconocer la buena vecindad estadounidense.
De 1898: febrero, dinamitan su crucero “Maine”
en la bahía de La Habana; abril, Estados Unidos le declara la guerra a España
para impedir el triunfo de la revolución independentista y sustituir su poder
colonial en Cuba; agosto, España firma la rendición en París, cediéndole dominio
sobre Cuba, Puerto Rico, Guam y Las Filipinas. Establece en Cuba su gobierno
militar. El gobierno que heredó tal conquista imperial, estará en Cartagena,
pero no Cuba, por “violar derechos humanos”, pese a que ningún cubano duerme en
la calle como millones de niños lo hacen en toda América.
De 1901: imponen la Enmienda Platt a la
Constitución para garantizarse el “derecho” de intervenir en Cuba y quedarse
con parte de Guantánamo. Los herederos de esa rapiña estarán en Cartagena, pero
no Cuba, por negarse a reconocerles legitimidad.
De otros tiempos: entre 1901 y 1959 imponen gobiernos
corruptos, entre ellos las tiranías de Gerardo Machado y Fulgencio Batista. Triunfante
la revolución sobre su última criatura, la invadieron con mercenarios en 1961, y
al fracasar, la bloquearon. Han hecho centenares de atentados contra la vida de
Fidel, incontables sabotajes a la economía y actos terroristas contra sus
habitantes. El gobierno que continúa esa
política estará en Cartagena, pero no Cuba, por no haberse rendido ni dar señas
de que se rendirá.
Total, sus enemigos tienen suficientes
poderes para ensombrecer estos hechos históricos, pero en este mundo real –ni
en el celeste mundo imaginario— hay suficientes para poder borrarlos.
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