El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 27 de agosto de 2010

“RETRATO EN SEPIA”

Con la autorización virtual de Dña. Isabel Allende.

La anécdota es muy larga como para contarla toda, pero hay que decir algo. Se trata de un peluquero que decidió hacer trabajo comunitario y no cobrar por sus servicios en esa semana, entonces llegaron a cortarse el pelo un florista, un panadero, un maestro de escuela y un personaje que lo dejo para cerrar la historia. Los tres primeros agradecen el gesto del peluquero y al día siguiente este encuentra en su peluquería una nota de agradecimiento y una docena de bellas rosas rojas como la sangre; una nota de agradecimiento y una docena de deliciosas donas glaseadas de mil calorías cada una y una nota de agradecimiento y dos libros, uno de cómo triunfar en los negocios y el otro de cómo vencer a la competencia.

La mañana de los agradecimientos y los obsequios llegó a cortarse el pelo un venerable padre de la patria y por esas cosas raras de la vida quiso pagarle al peluquero por el servicio prestado, pero este le contestó que no le debía nada por la razón ya conocida y al diputado se le iluminó la cara de agradecimiento. Ese día el peluquero no tuvo más clientes y se marchó temprano a su hogar. A la mañana siguiente lo que se encontró el peluquero fue una fila de cuarenta diputados esperando cortarse el cabello gratis.

Como humor, fino, como figura, patética, pero esa es la realidad que proyectan nuestros diputados, salvo las excepciones que toda regla tiene, ante los ojos del pueblo.

Los diputados son los peores servidores públicos del Estado, a pesar que tienen las mejores prestaciones y regalías y el mayor número de días de vacaciones. Perennemente viven en recesos legislativos, sin importar la cantidad de leyes que se encuentren atascadas en esas cañerías que ni con diablo rojo se desatascan. Lo que dan a entender es que ellos legislan mejor en cabildeos efectuados frente al mar, con una sabrosa margarita frozen en la mano, por supuesto pagada por el pueblo, con aberrantes componendas a espaldas de quienes los eligieron. Caen en la indecencia al irse de paseo cuando la República se debate en la anarquía judicial y en los poderes de Estado reina el caos producto de una dictadura que por ser menos violenta que las anteriores, no es menos peligrosa. Si bien es cierto que con esta nueva dictadura no hay presos políticos, ni culatazos, ni muertes en las concentraciones populares, también es cierto que toda la Nación está tras las rejas de la injusticia y la impunidad; si bien es cierto que nadie es agredido ni por un policía, ni por un soldado por expresar publicamente sus preferencias políticas, también es cierto que los que se oponen al gobierno son golpeados por los auditores de la CGR, por los recaudadores de la DGI y por los magistrados de la CSJ. Las mecánicas para amedrentar a los inconformes con las políticas de Gobierno han cambiado radicalmente. Ahora ya no son agredidos por los uniformados que tenían que romper cabezas para poder llegar a Coroneles, sino por los jueces suplentes, que son los que hacen el trabajo sucio para poder llegar a propietarios. La libertad de expresión se practica como en los países democráticos y por eso no cierran los medios de comunicación, ya sean de radio o de televisión, aunque hablen en contra del Gobierno, sin embargo, a la hora de renovar sus licencias para poder seguir operando los están esperando los Torquemadas del sistema, lista negra en mano, para terminar con el medio de subsistencia de aquellos que se atrevieron a criticar el poder real.

La dictadura en que yo nací y me desarrollé no tenía dobleces ideológicos. La dinastía somocista era de derecha, actuaba como de derecha, reprimía como de derecha, se relacionaba con países de derecha y repudiaba publicamente las políticas contaminantes de izquierda. Los somocistas eran somocistas y se servileaban “honestamente” con el imperio yankee.

La dictadura que se está consolidando, dice ser de izquierda, pero actúa como de derecha; dice defender a los pobres, pero los echa a la calle despojándolos injustamente de sus trabajos sin cancelarles lo que por ley tienen derecho; exalta la pobreza, pero cada día es más rica; condena a los plutócratas explotadores, pero está llena de ellos; despotrica desde las tarimas enfloradas contra el imperio yankee, pero se somete a sus políticas macro económicas aunque por su dureza estas agudicen los sufrimientos de los pobres; maldice al FMI, pero acata todas y cada una de las medidas que este les dicta, lo que hace que el Presidente del BCN sea el único funcionario independiente de esta dictadura en proceso. Y para cerrar esta lista de incongruencias, sus dirigentes se llaman revolucionarios, pero actúan como reaccionarios defendiendo de las políticas económicas del Banco Mundial.

Ese es el daguerrotipo de esta dictadura llena de contrasentidos y falsas apariencias, que cuando se tomó el poder era una revolución popular y sandinista y ahora es una plutocracia elitista y orteguista.

Así son los nuevos tiempos y las nuevas dictaduras. Todo cambia. El retrato en sepia lo confirma.

Jorge J Cuadra V

macondoc@cablenet.com.ni

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