Por Letzira Sevilla Bolaños
El estadio estaba abarrotado. Los gritos de las vendedoras de gaseosas y vigorón competían con los de la afición que pedía “play ball”. En el montículo lucía impaciente la presidenta de Nicaragua, que estaba preparada para hacer el primer lanzamiento. Los reflectores y las cámaras se posaron sobre ella. De pronto entró en escena la asistente del presidente de la Federación Nicaragüense de Béisbol, Carlos García, y le entregó la manopla. La euforia del público se transformó en asombro, porque Doña Violeta Barrios de Chamorro lanzó con una manopla al revés, pues le llevaron una para zurdos, siendo ella diestra.
En ese momento, la responsable del fiasco, que fue la comidilla de la prensa, sintió que el estadio se desplomó sobre su cabeza, sin embargo, 18 años después, desde su oficina en la Secretaría del Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica, INCH, Mirna Valverde ríe a carcajadas recordando la escena.
Carismática, elocuente y siempre dinámica, esta diriambina de cepa y maestra normalista es una historia de éxito en el mundo de las oficinas de divulgación y prensa.
A los ocho años descubrió su vocación por el periodismo, cuando estudiaba el cuarto grado en el Instituto La Inmaculada, de Diriamba, donde participó en un concurso de cuentos navideños y ganó con “Las navidades de Paquito”. Posterior a ese triunfo fue destacando en redacción de composiciones y de cartas.
Luego de concluir sus estudios de maestra, ingresó a la Universidad Centroamericana a estudiar Arte y Letras, pero tuvo que abandonar la carrera tras dos años de estudio, por falta de dinero.
“No me di por vencida, porque quería tener una carrera, así que me fui para la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, a estudiar periodismo. Hice dos años y después, cuando vino la insurrección, suspendí los estudios porque era peligroso, así que mi educación fue accidentada”, prosiguió Valverde.
Una carrera de divulgación
Alejarse de las aulas universitarias no fue el final de su vínculo con la UNAN, pues por su carisma, los integrantes del Centro Universitario de Universidad Nacional, le pidieron que fuera divulgadora de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua, UNEN, sin imaginar que ahí iniciaría toda una carrera en la divulgación.
De la UNEN pasó a trabajar a la Casa de Gobierno, y luego fue nombrada divulgadora de la naciente Juventud Sandinista, donde laboró junto con el padre Fernando Cardenal y con Carlos Carrión.
Con el dedo oprimiendo el imaginario botón de “flash back”, doña Mirna Valverde dijo que “siendo la divulgadora nacional de la Juventud, tenía vínculo directo con Fernando Cardenal, ese jesuita al que vi como un gran maestro. Con él aprendí lo que no pude aprender en la universidad. Junto a él fundamos una revista, y cuando ésta alcanzó tremendo éxito, la economía afectó mi bolsa, porque ya estaba divorciada y con tres hijos. El padre Cardenal consiguió que me trasladaran al Instituto de Deportes, donde sí me pagarían”.
La mujer de los deportes
Valverde llegó al Instituto de Deportes con el nombramiento de Directora de Divulgación y Prensa y “empecé a trabajar con el deporte, algo de lo que no sabía nada, y no sé nada, pero empecé con entusiasmo y entrega, porque estaba feliz de tener un salario”.
Sin lugar a dudas, el valor del carisma y del ahínco siempre tiene recompensa. Así, Valverde conoció al inmortal Sucre Frech, considerado el mejor locutor que ha habido en Nicaragua.
“Desde que él me conoció me tomó cariño, y consideraba que tenía talento para la locución. Entonces me invitó a participar en su programa en la (Radio) Corporación, Cápsulas Deportivas, que se transmitía a las siete de la mañana. Como vivía en un barrio pobre, no tenía teléfono, así que me iba a las seis de la mañana para el trabajo, y desde ahí entraba al aire para leer los boletines, pero hacíamos una lectura amena; no de dictado. Logramos un diálogo particular que hizo que el programa tuviera una audiencia extraordinaria”, recordó con especial atención.
De Cápsulas Deportivas pasó a tener espacio en la misma radio, a la una de la tarde, con Julio “El Porteño” Jarquín, además de que le dieron la misma acogida Carlos Reyes Sarmiento y Edgard Tijerino.
“Todos los iconos del periodismo deportivo me hicieron un personaje famoso en todo el país, porque no era común que una mujer estuviera en los programas de más raiting. Lo divertido es que yo divulgaba las hazañas, pero no sabía ni lo que era un strike”, recordó.
Luego trabajó en el semanario Deportes, de Edgard Tijerino, y su primer trabajo fue una página sobre Nemesio Porras, pero como “tenía mis limitantes de falta de conocimiento deportivo”, decidió hacer la entrevista al pelotero, desde el punto de vista humano. Nemesio entonces tenía 14 años.
“Nunca he hecho trabajo político”
Valverde reconoce que nunca fue militante del Frente Sandinista, a pesar de haber trabajado arduamente con ellos. Asimismo, manifiesta que nunca ha hecho trabajo político, lo que le permitió trabajar con diferentes gobiernos.
“Cuando el Frente pierde las elecciones yo ya era Directora de Relaciones Públicas del Ministerio de Educación, con el padre Fernando (Cardenal). Doña Violeta llamó a Sucre para que fuera su ministro de Deportes y él me llamó. Yo creí que iba como divulgadora, pero no; fui a ser asistente del ministro del gobierno de Doña Violeta, tenía un buen salario y vehículo asignado. Mi vida se transformó”, prosiguió.
La dicha no le duró mucho, porque se sintió indefensa cuando murió Sucre Frech. Sin embargo, el viceministro, don Carlos García, la confirmó como asistente, y se quedó con él durante 20 años.
Fue su asistente en el Instituto de Deportes. Con el gobierno de Arnoldo Alemán se fue con él a la Dirección General de Migración y Extranjería, y después regresaron al Instituto de Deportes.
Don Enrique Bolaños no confirmó a García como ministro, así que se trasladaron a la Federación Nicaragüense de Béisbol, de la que él era presidente, además de ser la cabeza del Salón de la Fama, la más fuerte, organizada y cimentada, con una proyección de casi un ministerio de béisbol.
Del salón de la fama al INCH
Valverde fue nombrada Directora Ejecutiva del Salón de la Fama, pero en 2008, su amigo René González la llamó para que le ayudara a divulgar un disco de Francisco Gutiérrez Barreto.
“Afortunadamente mi gestión fue un éxito. Los periodistas agradecieron el envío del disco, porque era muy bueno. Sonó en todas las radios, y esto me valió para que me ofrecieran que me viniera al INCH. Siempre tuve el temor, porque no quería dejar a don Carlos; era excelente jefe, gran hombre y dirigente, pero el factor económico era determinante; necesitaba mejorar”, confesó.
En el INCH es la mujer detrás del espectáculo. Se encarga de coordinar los eventos con los escritores, músicos o pintores que ahí se presentan.
“Lo primero que hago es facilitarles la entrada, los apoyo, y a los nuevos les hago todo como si fueran el mejor escritor o pintor del mundo. No distingo entre los consagrados y los nuevos”, expresó.
Ella es la que siempre está en contacto con los periodistas, solicitando entrevistas, pero no solo está en la logística de escritorio, sino que se hace cargo del brindis de honor de cada actividad, y en más de una ocasión se le ha visto con bandejas brindando bocadillos a los invitados.
Sin lugar a dudas, es una divulgadora de éxito, siempre supervisa que todo marche bien, y se va hasta que todo queda recogido y guardado.
Esta dinámica mujer --que como la mayoría de damas no quiso revelar su edad-- sostiene que uno es tan joven como se siente, así que considera que le falta camino para retirarse.
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