Mario
Urtecho*
En conferencia de prensa, los comisionados
generales Glenda Zavala y Ramón Avellán, precisaron que mediante una operación
simultánea en Managua, Rivas y Carazo, capturaron, por los delitos de tráfico
de drogas, crimen organizado y lavado de dinero, a nueve nicaragüenses y dos
colombianos vinculados a la agrupación colombiana Los Fresas. La droga la trasladaban
de Costa Rica a Nicaragua, y Los Charros
la movilizaban al Norte. Su modus operandis incluía: ofertar el
estupefaciente a carteles mexicanos, guatemaltecos y hondureños; importar
vehículos de lujo averiados, y repararlos en Nicaragua, para justificar la circulación
de dinero, y asociarse con transportistas, como Henry Fariñas, sobreviviente
del atentado en el que falleció Facundo Cabral, supuestamente ordenado por El Palidejo -líder de la célula y preso en Guatemala- porque aquél se le habría apropiado
de un cargamento de drogas. La
captura en esa operación de Julio César Osuna,
magistrado del Consejo Supremo Electoral (CSE), en mala hora, prueba que el
narcotráfico internacional minó, al menos, a una institución del Estado
nicaragüense.
Según la acusación del Ministerio Público, el magistrado, además de emitir cédulas a miembros del crimen organizado,
usaba su pasaporte diplomático para viajar dos veces por mes a Costa Rica, donde
entregaba, cada vez, entre 700 mil y un millón de dólares a la red de El Palidejo. Los dólares eran traídos de
Honduras a Nicaragua por el conductor-escolta del magistrado, y éste los trasladaba
en una Toyota del CSE y en dos vehículos más. Osuna era acompañado por “José”,
quien viajaba con pasaporte nicaragüense. Según la acusación, ambos rompieron
relaciones, porque al magistrado “le robaron una gran cantidad de dinero”. Al
ser capturado su hermano, José Francisco Osuna, la Policía le ocupó un carnet
de la Dirección General de Migración y Extranjería, encargada de emitir los pasaportes.
Semanas antes, Henry Fariñas y otros, fueron capturados por narcotráfico
internacional. Una de sus hermanas denunció que era torturado en la cárcel, y
que con su captura alguien intentaba impedir que declarara contra El Palidejo, lo que contribuiría a que
éste obtuviera su libertad. Además, lanzó graves acusaciones contra altos
mandos de la Policía, al afirmar que tenían grabaciones y fotos que los involucraba
con el narcotráfico y hasta en un complot para derrocar al presidente Ortega.
Karla Fariñas, también hermana de Henry, fue capturada la semana pasada por
meterle un balazo a un tipo que, según dijo, llegó a su casa como miembro de la
Interpol e intentó secuestrar a su madre. Fue liberada, pero recapturada días
después, pues años atrás, a solicitud de Osuna, sirvió de testigo para que al Palidejo le dieran cédula nicaragüense. Su
hermana declaró que quieren amedrentarlos, y que la policía busca las
filmaciones, pero que éstas ya las tienen en el extranjero.
El presidente del CSE, Roberto Rivas -cuestionado por su desmesurado enriquecimiento,
compra de aviones, mansiones e introducción de autos de lujo a Costa Rica,
presuntamente evadiendo impuestos por medio de la embajada de Nicaragua, donde
su hermano es embajador- declaró ante la prensa que “no somos apañadores de
delitos”, y si Osuna está acusado por facilitar documentos de identidad a
extranjeros narcotraficantes, es problema de él y no de la institución. Su declaración
fue desafortunada, porque el CSE tiene métodos de dirección, seguimiento,
control y evaluación, y como magistrado Presidente, él es responsable de lo que
allí ocurra. A inicios de 2010, Carlos
Larios (El Nuevo Diario), desarrolló una acuciosa
investigación que identificó que en el CSE, al parecer por dinero, emitían
cédulas convirtiendo a adolescentes en mayores de edad, las que luego prostituían
dentro y fuera del país. En febrero de ese año, paradójicamente, autoridades del
CSE denunciaron por Falso Testimonio a la joven Daysi Ramírez, quien cooperó
para evidenciar esa corrupción. Por razones desconocidas esa acusación no
siguió curso legal.
¿Tramitó Osuna cédulas de los
colombianos Alberto Bermúdez, El Cojo,
jefe de las FARC y Amauri Paudd, narcotraficante que en la comunidad caribeña Walpasiksa,
asesinó a dos oficiales del Ejército Nacional? ¿Hay más gente involucrada? ¿Por
qué la Policía no se ha pronunciado por las graves acusaciones contra sus
mandos? ¿Se despojarán voluntariamente de su inmunidad los magistrados del CSE para
ser investigados? La alerta debe estar al rojo vivo.
* Escritor
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