El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 30 de junio de 2012

Entrevista a Onofre Guevara. 23 de Abril, 2001


Según el analista político Onofre Guevara 
Caudillismo igual a analfabetismo político 
** Para que exista caudillismo en un país tienen que haber masas atrasadas
** El gran caudillo siempre está rodeado de pequeños caudillitos que dicen «sí, señor» por oportunismo
** El oportunista no es analfabeta, sino un vividor de la política, sostiene Guevara 

—LUIS GALEANO—
Managua
El caudillismo ha tenido factores favorables a lo largo de la historia del mundo y en países como el nuestro, particularmente debido a que las masas populares son analfabetas funcional, política y socialmente, explica el analista político Onofre Guevara.
En Nicaragua, según Guevara, han existido caudillos menores que reducen su influencia asectores pequeños, organizaciones y partidos, y los grandes caudillos que han trascendido su dominación de sus círculos partidarios hacia las masas populares.
Los mejores ejemplos de estos últimos en nuestro país son Emiliano Chamorro, Anastacio Somoza, Daniel Ortega y el más reciente Arnoldo Alemán.
Para que exista caudillismo en un país, indica don Onofre, tienen que haber masas atrasadas y su atraso precisamente se basa en la falta de conocimiento, en otras palabras el analfabetismo.
«Los sectores campesinos que no saben ni leer, ni escribir, los que medio pueden leer que son analfabetas funcionales, y los analfabetas políticos porque saben leer, pero tienen bajísima formación política, son los fenómenos que deben estar palpables para que surja un dictador o caudillo.
TRES TIPOS DE ANALFABETISMO
En Nicaragua funcionan los tres tipos de analfabetismo, afirma Guevara.
Pero otras características de los sectores sociales proclives a aceptar incondicionalmente la imposición de un caudillo, a juicio de Guevara, es que los analfabetos políticos no conocen su propia fuerza como factor político, «y por lo tanto se constituyen en un simple instrumento ciego de la política».
Además de esto, las personas que tienen esa baja formación política no conocen el verdadero valor de la crítica y por lo tanto es incapaz de ejercerla en contra de su propio caudillo. «Más bien cuando son testigos de la crítica hacia su caudillo, les molesta y lo consideran un ataque pernicioso para los intereses de su líder y lo defienden, porque no le encuentran defectos, sino virtudes que las sobredimensionan para justificar los defectos y errores», dice don Onofre.
«Estas personas -sostiene- carecen de sentido de organización y si se les organiza, confunden la disciplina de partido con la sumisión y lealtad al caudillo. No hacen una vida política partidaria consciente, sino sumisa».
LOS «CAUDILLITOS» OPORTUNISTAS
Agrega que la persona víctima de una mentalidad y acción caudillista, es un individuo que no tiene capacidad de iniciativa, que sólo espera las orientaciones «de arriba» para actuar no sabe si para bien o para mal, pero lo importante es obedecer esa «señal» del caudillo menor o del gran jefe.
Porque el gran caudillo siempre está rodeado de una camarilla de pequeños «caudillitos» que dicen «sí, señor» siempre por oportunismo, porque son conscientes de lo que están haciendo y adulan, se servilizan con el jefe porque saben que consolidando la posición del mismo ante las masas, garantizan las prebendas que le otorga el caudillo para que puedan estar a su alrededor.
«El oportunista -dice- no es analfabeta, es un vividor de la política. Puede ser médico, abogado, cualquier cosa, pero por interés personal, por conseguir prebendas, un cargo que podría aprovechar muy bien en el Estado se serviliza con su caudillo, le oculta los errores, los defectos y le palmea las supuestas virtudes.
SE CONFUNDE AL CAUDILLO CON EL SANTO
Y si el caudillo llora, el oportunista está triste; y si le va bien, es el primero que ríe y aplaude, y es por eso que el oportunismo es un aliado fundamental del caudillismo».
A esto agrega que la víctima del caudillismo tiene una concepción religiosa de la política, debido a que confunde al santo con el caudillo, considerando que el caudillo al igual que el santo al elevarle una oración, le haga el milagro cualquiera de los problemas que tiene en ese momento.
Nada más que en el caso del caudillo no le reza, sino que le ruega que le resuelva su problema y si no le ruega, cosecha en su corazón una esperanza de que le va a resolver en algún momento su necesidad.
«Esto es un fenómeno que se liga al caudillismo, es una dependencia ideológica, la confusión religión-partido, santo-caudillo», indica.
EL CAUDILLO CONOCE LA MENTALIDAD DEL DOMINADO
Guevara manifiesta que una de las ventajas que tiene el caudillo es que conoce la psicología y dependencia de su dominado ante su caudillismo, y entonces lo estimula con demagogia presentándose y haciendo proyectos y promesas que sabe que no puede cumplir nunca.
No puede cumplir porque no tiene voluntad de hacerlo, y con populismo porque siempre se presenta como el defensor de las causas populares del pueblo aunque sea un burgués o se esté enriqueciendo a costas de ese mismo pueblo, y haya consolidado una economía que lo ubique entre los más ricos del país».
De la misma manera admitió que Nicaragua ha sido un país sumamente vulnerable al caudillismo, por su analfabetismo, atraso político y su bajo nivel ideológico.
«Sin embargo, esto no quiere decir que las masas popularesafectadas por el caudillismo tienen que considerarse fatalmente condenadas a ser víctimas de este fenómeno, porque en determinado momento puede salir un caudillo popular que aproveche positivamente las debilidades de las masas y las movilice.
Así ocurrió con la lucha revolucionaria que se levantó contra el caudillismo somocista, aunque en el proceso de desarrollo hayamos caído nuevamente en los vicios del caudillismo esperando las órdenes o ‘la seña’ de los nueve que ostentaban en el poder».

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