Dora María Téllez
Una narcobomba ha caído sobre funcionarios de algunas importantes instituciones nicaragüenses. Ha sido soltada durante la disputa de grupos mafiosos por dinero, territorio e influencia. Los nombres y alias de los delincuentes y de las organizaciones criminales ("los charros", "los fresas") a las que pertenecen han desfilado en los medios de comunicación nacional.
Quien detonó la bomba fue Karla Fariñas, hermana de uno de los acusados por delitos de crimen organizado. Ella dijo, en altas y claras voces, que su familia poseía unos videos tomados en el lugar de espectáculos conocido como "Elite". En ellos aparecen, dice Fariñas, altos mandos de la Policía Nacional, en alegre convivencia, e incluso conspirando con capos mafiosos. A partir de esa declaración, la investigación tomó otro rumbo y se dirigió contra el usurpador del Consejo Supremo Electoral Julio Osuna, acusado de autorizar y garantizar el otorgamiento de cédulas a narcotraficantes, por transportar dinero narco, en fin, por ser parte de una de las bandas locales.
Su captura ha vuelto a subrayar la ilegitimidad e ilegalidad de los usurpadores en el Consejo Supremo Electoral, su absoluto desprestigio y el rechazo generalizado de la población hacia ellos. Más aún, cuando en lugar de renunciar, como cabría a personas con algún decoro, lo que han hecho es hacerse a un lado como que no tuviese nada que ver con ellos. Así un conocido usurpador dijo en su defensa, que ellos no apañaban delincuentes y otro afirmó que sentía verguenza. Ciertamente, no apañan delincuentes: ellos son los delincuentes. Porque es un delito robarse elecciones, dos veces. Y no les ha dado verguenza, ni ese enorme delito contra el pueblo, ni las sistemáticas denuncias de abuso de bienes del Estado y enriquecimiento ilícito, hechas contra algunos de los más conocidos usurpadores. Checazos, avionazos, cedulazos, camionetazos, de todo ha habido en esos lados. Y no los ha sonrojado en lo más mínimo. Pero ahora han sido mandados a hacer una mueca para que el orteguismo y otros interesados puedan salir del paso.
Tanto apuro y eficiencia con Fariñas, Osuna y resto de comparsa parece ser la "aclaración" que el orteguismo hace luego de las impertinentes declaraciones del asesor presidencial, Bayardo Arce, afirmando que la lucha contra el narcotráfico no es vocación del régimen y que lo hace por que recibe dinero de los Estados Unidos. Si el waiver falla, afirmó Arce, no habrá dinero para perseguir narcotraficantes. Tremendo desliz.
El orteguismo tuvo que correr para dar otra impresión y no quedar mal con el gobierno de los Estados Unidos. Un "magistrado" capturado es una señal fuerte y podría ser convincente, según los estrategas orteguistas. Además, se traslada la mirada pública a otro lado y hasta podría ser olvidada la amenaza de Karla Fariñas de soltar los famosos videos en que se involucra a jefes policiales.
Luego de eso la pregunta que nos debemos hacer es ¿quiénes más, de qué otras instituciones, qué otros altos funcionarios forman parte de grupos narcos o les venden sus servicios? Con el nivel y alcance de la corrupción de este régimen, es difícil creerle a una comisionada policial de que hasta Osuna llega la red. Más bien parece que Osuna y los de los videos, son solamente la punta del iceberg. Y el problema no se resolverá haciendo teatro, sino investigando y castigando verdaderamente todos los tentáculos de esas redes criminales.
Quien detonó la bomba fue Karla Fariñas, hermana de uno de los acusados por delitos de crimen organizado. Ella dijo, en altas y claras voces, que su familia poseía unos videos tomados en el lugar de espectáculos conocido como "Elite". En ellos aparecen, dice Fariñas, altos mandos de la Policía Nacional, en alegre convivencia, e incluso conspirando con capos mafiosos. A partir de esa declaración, la investigación tomó otro rumbo y se dirigió contra el usurpador del Consejo Supremo Electoral Julio Osuna, acusado de autorizar y garantizar el otorgamiento de cédulas a narcotraficantes, por transportar dinero narco, en fin, por ser parte de una de las bandas locales.
Su captura ha vuelto a subrayar la ilegitimidad e ilegalidad de los usurpadores en el Consejo Supremo Electoral, su absoluto desprestigio y el rechazo generalizado de la población hacia ellos. Más aún, cuando en lugar de renunciar, como cabría a personas con algún decoro, lo que han hecho es hacerse a un lado como que no tuviese nada que ver con ellos. Así un conocido usurpador dijo en su defensa, que ellos no apañaban delincuentes y otro afirmó que sentía verguenza. Ciertamente, no apañan delincuentes: ellos son los delincuentes. Porque es un delito robarse elecciones, dos veces. Y no les ha dado verguenza, ni ese enorme delito contra el pueblo, ni las sistemáticas denuncias de abuso de bienes del Estado y enriquecimiento ilícito, hechas contra algunos de los más conocidos usurpadores. Checazos, avionazos, cedulazos, camionetazos, de todo ha habido en esos lados. Y no los ha sonrojado en lo más mínimo. Pero ahora han sido mandados a hacer una mueca para que el orteguismo y otros interesados puedan salir del paso.
Tanto apuro y eficiencia con Fariñas, Osuna y resto de comparsa parece ser la "aclaración" que el orteguismo hace luego de las impertinentes declaraciones del asesor presidencial, Bayardo Arce, afirmando que la lucha contra el narcotráfico no es vocación del régimen y que lo hace por que recibe dinero de los Estados Unidos. Si el waiver falla, afirmó Arce, no habrá dinero para perseguir narcotraficantes. Tremendo desliz.
El orteguismo tuvo que correr para dar otra impresión y no quedar mal con el gobierno de los Estados Unidos. Un "magistrado" capturado es una señal fuerte y podría ser convincente, según los estrategas orteguistas. Además, se traslada la mirada pública a otro lado y hasta podría ser olvidada la amenaza de Karla Fariñas de soltar los famosos videos en que se involucra a jefes policiales.
Luego de eso la pregunta que nos debemos hacer es ¿quiénes más, de qué otras instituciones, qué otros altos funcionarios forman parte de grupos narcos o les venden sus servicios? Con el nivel y alcance de la corrupción de este régimen, es difícil creerle a una comisionada policial de que hasta Osuna llega la red. Más bien parece que Osuna y los de los videos, son solamente la punta del iceberg. Y el problema no se resolverá haciendo teatro, sino investigando y castigando verdaderamente todos los tentáculos de esas redes criminales.
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