Sobreviviente Hace cuatro meses, la exreina de belleza superó el cáncer de mama, en un coqueteo indeseado que la puso frente a la muerte
Keneth J. Rojas B. keneth.rojas@nacion.com 10:09 a.m. 04/03/2011
Hace menos de once años, la venezolana Eva Ekvall se halló en la cima del éxito, en el lugar que ofrecía el reconocimiento público, la felicidad y la fama que cualquier mujer de su país aspiraría... con apenas 17 años se convirtió en la tercera finalista de Miss Universo 2001.
A sus 17 años, Eva Ekvall se coronó en Miss Venezuela. La foto a la izquierda fue tomada pocos días después del concurso. A la derecha, una fotografía de abril del año pasado, cuando se sometía a sesiones de quimioterapia El Nacional/GDA
Hoy, las pasarelas para ella son no más que historia. El 12 de febrero del 2010, la exreina recibió la noticia de que padecía cáncer de mama en una fase muy avanzada.
Ese día supo que debía someterse a una mastectomía doble radical: la amputación de sus senos.
Su vida se convirtió en un ejemplo de lo cruel que puede ser el destino, pero al mismo tiempo, sobre cómo la dureza y el coqueteo indeseado con la muerte abre caminos, esperanza y miles de razones para seguir adelante y no desfallecer.
Relato. Cinco meses pasaron para la cirugía, con un número incierto de sesiones previas de quimioterapia y muchas más, posteriormente, de radioterapia.
Hace cuatro meses venció a la enfermedad y dejó el tratamiento. En diciembre, presentó en Venezuela el libro Fuera de foco, escrito por Roberto Mata, en un relato que presenta una “obra armada con textos sueltos, correspondencia con familiares y amigos, tweets y fotografías que datan de esa vivencia amarga de las quimioterapias, de la operación, de las radioterapias, que ocurría mientras seguía adelante con su vida”, según lo describió la periodista venezolana Maye Primera, en un reportaje publicado ayer en un blog, en el portal del diario El País, de España.
Sus 1,80 metros de altura, una mirada penetrante y belleza catalogada por muchos como “divina”, le valieron en el año 2000 convertirse en Miss Venezuela. Esa distinción como reina le visó su viaje a Miss Universo 2001, certamen que se realizó en Puerto Rico y del cual obtuvo el título como tercera finalista.
“De septiembre del 2010 a esta parte, comenzó a creer que el cáncer ha cobrado fuerza en la misma medida en que los seres humanos se han hecho esclavos de los objetos. Tal vez por eso –cree ahora– es que el tratamiento más común nos deja desplumados y a la intemperie, para saber de qué estamos hechos y qué es lo que realmente importa. ¿Ella? Ella parece hecha de roble y lo que le importa es no perder nunca más el tiempo”, expresó la reportera en ese trabajo periodístico, sobre la exreina que, con una pañoleta o peluca, se muestra al mundo como una mujer que no perdió un solo ápice de su belleza.
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