NUBARRONES Y CLAROS

-Anotaciones-

Luis Rocha

--No siento que se pueda ir bajo protesta a una farsa electoral. Es más, las “elecciones” de noviembre no son solo una farsa, sino que un delito, pues la designación o proclamación partidaria de Daniel Ortega, no es una proclamación, sino una notificación al pueblo de Nicaragua, de que contra viento y marea se violará la Constitución. Es, como se ha dicho, “una proclama ilegal”.

--Siento, como lo sienten los obispos, que ellos no pueden estar asumiendo el papel de oposición beligerante y honesta que nos corresponde. Nos debiera de dar vergüenza que los curas, solos, tengan que sacar la cara por la dignidad y contra el oprobio. ¿Somos monaguillos sin agallas? Siento que necesitamos una verdadera oposición que no vaya “bajo protesta” a participar en una farsa electoral, para terminar –al peor estilo de patrioteros y zancudos- obteniendo algunas prebendas, magistraturas o diputaciones. Siento que se necesita una oposición que debe de comenzar por rechazar multitudinariamente la violación al artículo 147 de NUESTRA Constitución, y que no tolere, ni “bajo protesta”, esa violación. Un público NO a la corrupción y a la reelección que es lo mismo. Partamos de principios cívicos y democráticos, y por principios morales y éticos.

--Por supuesto que el otro caudillo, el gordo Arnoldo Alemán, carnal de Daniel, ni siquiera entra en estas consideraciones sobre la oposición. Él es parte del dictador y no su contraparte: En la interpretación de una tragedia, talvez alguien les crea su productiva rivalidad. Se retro alimentan. Juegan al plagio: Uno el secuestrador y el otro el rehén. ¿Comedia? No es hora de reírse. El telón de la Patria se levanta para que veamos nuestro apremiante futuro.

--Creo que la alianza de la Unidad Nicaragüense por la Esperanza (UNE) es un esfuerzo positivo de fuerzas que han superado obstáculos ideológicos y de otra índole, para ofrecerle a toda la oposición el ejemplo de la necesaria unidad. Pero hay algo que no me convence o persuade: Participar en un proceso electoral viciado, pues la “candidatura” de Daniel Ortega parte de la violación del artículo 147 de la Constitución de la República. No pongo en duda la capacidad política de la UNE y sus integrantes. Pongo en duda la mía para entenderla y sentirme persuadido en ésta encrucijada, pues siento que Daniel Ortega no tiene ningún derecho ni intención a participar en justa lid, y que si participamos en una lid que sabemos injusta y amañada, la estamos avalando con nuestra supuesta ingenuidad. Seríamos así culpables de unos resultados que, tal y como están las cosas, favorecerían el fraude del Caudillo. Pienso en voz alta. Pienso en letra alta. Me quema la palabra.

--Es más, Daniel Ortega no es un candidato que disputará legal y honestamente en noviembre la Presidencia dela República. Está constitucionalmente inhibido para ello. Es un dictador que “haciendo añicos” el Estado de Derecho y poniéndolo “al servicio de su familia”, ha montado todo un engranaje corrupto para lograr su continuidad en el poder y afianzarse como el dictador que es. Encima del cuerpo de la Constitución violada, se ríe sintiéndose reelecto.

--No se conque dignidad, cara o “ingenuidad” aceptar unas elecciones que no lo son, y que por la puerta de atrás ya siguieron el mismo camino de los 400 millones robados en el Consejo Supremo Electoral. Siento que, en estas circunstancias, como dijo Pedro Joaquín Chamorro en 1974, no hay por quien votar, pero sí hay contra qué y contra quien luchar. Esa es mi única certeza.

--Estamos claros que sin observadores electorales, con “acompañantes” permitidos como gracia para condenados, y con la incondicional compañía del muy históricamente fraudulento Consejo Supremo Electoral, Daniel lleva todas las de salirse con las suyas. Y digo salirse con las suyas porque el caudillo bien sabe que el aval a su farsa de elecciones que le otorgará su CSE, es tan solo el maquillaje “democrático” a su dictadura ya decidida, proclamada y mil veces anunciada como nuestra muerte civil. Quien no quiera oír, que no oiga. Quien no quiera ver, que no vea.

--Daniel Ortega hace tiempo se reeligió solo. Se vio en un espejo, se gustó y voto por él. Su imagen se multiplicó en el reflejo y vio millones de danieles que, adrede, confundió con millones de nicaragüenses. Se ovacionó y como se sintió reelecto democráticamente, se ciñó con pega loca la banda presidencial.

--Después se volvió a reelegir con los votos de su familia Después con los votos de su entorno económico y político. Se reeligió con la bendición del cardenal Obando. Se reeligió solo como a la larga siempre se reeligen y se quedan los tiranos. Se reeligió con su propio poder. Sólo con poder se vivió reeligiendo. Solo con su propio, omnímodo e irremediablemente transitorio poder.

luisrochaurtecho@yahoo.com

“Extremadura”, Masatepe, 4 de marzo de 2011. (“Me quema la palabra”).