El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 5 de marzo de 2011

EL LUGAR, EL ENCUENTRO Y LA PALABRA

I

EL LUGAR

Viene la cultura de huésped a San Pedro. Mi viejo amigo Popo Chamorro –a estas alturas ya no puede ser de otra manera- es el anfitrión, y según me dicen con ánimos de reincidir en su mecenazgo en el futuro, por lo cual lo felicito y desde ahora le ofrezco el apoyo del Centro Nicaragüense de Escritores, del cual soy Presidente Honorario. Si de cultura se trata, seamos pecadores irredentos y reincidentes. Viene la cultura de la mano de Róger Mendieta Alfaro, de quien estamos presentando su libro “Antología del amar y el vivir en el tiempo…” Viene la cultura a hospedarse en San Pedro: Preparémosle la mejor habitación, en este San Marcos natal de Róger, con vista al alma de Carazo; la mejor comida y la mejor atención. Rectifico, la cultura es el alimento, pero démosle un buen trago. El mismo trago conque Rubén brindó con Verlaine; padres ambos y maestros mágicos.

Se dice –pues así nos lo enseñaron a quienes estudiamos en escuelas católicas- que Pedro quiere decir piedra, y que Cristo dijo, refiriéndose al tan humano apóstol, que sobre esa piedra edificaría su Iglesia. Siempre me llamó la atención el que Jesús escogiera a un hombre que dudó. Que dudó que se pudiera caminar sobre las aguas; que lo negó antes de que el gallo cantara tres veces; y que no vaciló imprudentemente en cortarle la oreja con su espada, a uno de quienes lo apresaron. La lección está en que dudar es de humanos, y que aplicada a la vida, debemos de perseguir, como en la poesía, la perfección, y vencer a la larga, como tuvo que hacerlo Pedro, la duda, la inseguridad, y la imprudencia o ira que yo traduciría como vanidad, si estos tres defectos los identificamos como víboras que circundan lo frágilmente humano, y por ello a la poesía misma que es y debe ser el mejor testimonio de lo humano. De manera que en San Pedro, seamos como Pedro: Piedras donde edificaremos la poesía.

II

EL ENCUENTRO

Este es pues el lugar en donde nos estamos encontrando con éste libro. Quedamos de vernos aquí y aquí estamos. Quedamos de ver poesía y de oírla y poder decir que hemos visto y oído. Pero el lugar de encuentro por excelencia es el libro mismo: el interior de sus páginas, palabra por palabra, “verso a verso, golpe a golpe”. Me llamó la atención el que esté dividido en tres Presencias. Nada más acertado para hacer honor al título en lo de “vivir en el tiempo”. Tiempo vivido a plenitud, que es un recorrido honesto por aspectos sociales, políticos, fraternales, afectuosos, románticos y amorosos de su autor. Aspectos y etapas. Vuelos y escalas técnicas. Presencia siempre.

Aquí no hay ausencia sino testimonio de lo ya vivido y compromiso de que así será siendo lo por vivir. El matrimonio de Róger y Carmen es un ejemplo de la única y verdadera perpetuidad: la del amor. La Presencia de lo más excelso, que hace uno a dos.He aquí el otro acierto del título del libro, por veraz y coherente con su contenido: “Antología del amar”. Por eso esa acertada división del libro en tres Presencias me recordó a nuestro gran poeta Ángel Martínez Baigorri, explorador insigne de la Presencia de Dios, lo cual hizo como poeta, filósofo y teólogo. Porque la presencia del Amor y del decoro dan a este libro permanente actualidad. Y diría Ángel que es “Tan actual como lo es toda forma que no se interrumpe porque nació para ser eterna. Y sobre todo, tan actual como lo es una PRESENCIA, vida siempre actual…” Vida siempre actual es la de Róger cuando le dice a su esposa que están “Bajo el indescifrable misterio del amor compartido.” Son ambos, en uno, co-autor y autora de éste libro del verdadero amor, de una única Presencia, por lo que, como en el verso de Ángel, parecen decirse el uno al otro: “Presencia en mí que en Ti me trasfigura.”

III

LA PALABRA

Cada vez que recuerdo o veo personalmente a Róger Mendieta Alfaro, me embarga una sensación de felicidad. Está protegido por una áurea de optimismo que contagia. Diría que su imagen afable, recordada o vista, es terapia contra el estrés de ésta vida, que él ya ha recorrido animada y honradamente durante ochenta años y un poquito más, y los muchos que deseamos que falten. Ochenta que parecen cuarenta, porque éste escritor ha sabido vivir el tiempo. Su libro es prueba de lo que digo. Por eso a él me unen vocación por las letras, y coincidencias de fortuna como la de ejercer el oficio de escribir, e infortunio y honor a la vez -ciertamente que en diferentes épocas de nuestras vidas- como haber luchado contra los Somoza , y haber sido huéspedes de cárceles como la de “La Aviación”, desde donde se fugó su hermoso poema “Canto a Lincoln”. Esa es la fuga –que implica conquista- permanente hacia la libertad de la poesía. La permanente y justificada fuga que a todos nos hace dignos. Fuga, conquista y creación.

La palabra es el hombre y su circunstancia. En un sentido religioso el verbo se hace carne y en la poesía la carne se hace verbo. Al que hace esta magia, se le suele llamar poeta. Poyetas en griego quiere decir profetas. Es una tradición en Nicaragua, tener profetas en nuestra tierra. Contra viento y marea, contra tempestades y tiranos, siempre habrán poetas, y si hay poetas siempre se cantará la Presencia del Amor en la tierra. Cantos de gozo o de dolor, pero cantos. Porque verbo es poesía y verbo y carne el hombre. En este caso, es evidente que el hombre se hizo poesía.

LUIS ROCHA

“Extremadura”, Masatepe, 4 de marzo de 2011.

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