El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 11 de marzo de 2011

Por: Sergio Simpson ¡No dudo! Las manifestaciones públicas de uno u otro partido o movimiento, están vinculadas a tradiciones violentas, ejercidas po

William Grigsby Vergara* | Opinión

Señoras y señores miembros de la Real Embajada de Noruega en Nicaragua: disculpen mi imperiosa petición, pero: por favor, no se vayan. Nicaragua, hoy más que nunca, necesita de manos solidarias como las de ustedes. Manos que se abrieron en la década de los ochenta y que hoy tememos que se cierren abruptamente. Me presento, antes de seguir, para que reconozcan en mí a un ciudadano común con una sola e imperiosa petición pública: por favor, no se vayan.
Soy un niño-adulto de veinte seis años que ha trabajado de cerca con Libros para Niños (LPN) y el Centro Nicaragüense de Escritores (CNE), ambos, organismos directamente beneficiados por el gobierno, la diplomacia y el pueblo noruego. En nombre de todos los niños de Nicaragua, les ruego que no se vayan por culpa de los políticos corruptos que gobiernan con arrogancia este país saboteado por seres inescrupulosos e ignorantes.
A lo mejor ellos (los políticos) nunca abrieron un libro infantil cuando fueron pequeños y ahora pretenden ser grandes manipulando a los más pequeños. Ellos no saben, a lo mejor, lo que es sentirse embelesado por una ilustración hecha para un cuento de Andersen, Perrault o los hermanos Grimm. Ellos crecieron sin libros, seguramente, y ahora quieren dominar con dinero los espacios que se les negaron en la infancia. Y no los culpo, pero tampoco los justifico.
Por favor, señoras y señores escandinavos, no se vayan. Hay que cortar el ciclo de pobreza en que vive Nicaragua, de lo contrario, el ciclo nos asfixiará a todos. Por favor, insisto, no le corten las alas a los cientos de niños que asisten a los rincones de cuentos que promueven Libros para Niños en la gran parte de los municipios de nuestro país. No le corten el vuelo a los otros cientos de niños rurales quienes, ante el desamparo nacional, tienen que venir a vender agua helada a la ciudad y a quemarse la frente en los semáforos mientras el hambre les araña sus estómagos vacíos o repletos de parásitos.
Niños que al crecer no tienen más remedio que meterse a las pandillas que la ciudad les ofrece, porque las pandillas terminan sustituyendo falsamente a un padre, una madre, un hermano o un amigo. Niños que no tuvieron más remedio que dedicarse a delinquir porque no sabían lo que era un libro y no conocían el aroma de la tinta y el papel recién impreso para ser admirado, estudiado, digerido. No se vayan, amigos y amigas de Noruega, pues ya tuvimos bastante con la salida de Dinamarca.
Evalúen bien su decisión, antes de tomarla. Y si ya la tomaron, evalúen la posibilidad de reconsiderarla. Gracias al apoyo de países como ustedes, los niños rurales de Nicaragua pueden tener una segunda oportunidad para educarse, crecer y convertirse en seres que aporten a la vida social de un país del Cuarto Mundo.
En este país se necesitan lectores que reproduzcan sus conocimientos para que, desde sus hogares y desde sus colegios, formen parte de un proyecto común que beneficie a toda la nación, sin necesidad de caer en la vulgaridad de la política y sus juegos sucios. Se necesita reproducir ilustradores de cuentos infantiles, jardines donde los pequeños y las pequeñas puedan correr sin necesidad de que los persiga la policía, sin necesidad de convertirse en carne de cañón para manifestaciones públicas de lanza-morteros que convocan los partidos.
A lo mejor sonaré un tanto ingenuo, y mi visión puede pecar de ilusa, si se quiere, pero es preferible fantasear con estas imágenes, antes que ver cómo la cooperación internacional se retira solo porque el gobierno no sabe dejarse ayudar, y en medio de su discurso reiterativo, anquilosado, anacrónico y egoísta, proclame a las naciones que intentan aportar a Nicaragua como enemigas ideológicas que amenazan nuestra identidad y nuestra soberanía.
Insisto, y perdonen mi insistencia. Pero los necesitamos más que nunca. Y no es porque deseemos depender de ustedes, sino porque reconocemos que necesitamos ayuda externa a pesar de nuestros esfuerzos por emerger de forma independiente. No hablo en nombre de ningún partido y mucho menos del gobierno. Hablo en nombre de los niños que no son conscientes de las decisiones de los adultos. Y hablo también en nombre de la sociedad civil ya que, al fin y al cabo, eso es lo que soy: un simple ciudadano civil.
Necesitamos que la creatividad de los niños de la calle se desarrolle desde un hogar en vez de perderse frente a la apatía nacional que anda en vehículo. Todavía queda esperanza y los niños son quienes la encarnan. No permitan que esa esperanza se evapore como se evapora el sudor de los niños de la calle bajo el sol todos los días.

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