Oyendo una frase de Dña. Rosario en uno de los numerosos spots publicitarios, en donde dice, “tenemos a la juventud,” solo se me ocurre pensar que esta intelectual politizada ya se olvidó de la independencia, virtud inherente a esos años de formación física e intelectual.
“Tenemos a la juventud,” susurra, porque no grita, la poderosa primera dama, negando con una frase lo que ella en su momento usó a borbotones. ¿Qué le hace pensar a Dña. Rosario que la juventud es una masa amorfa de arcilla con la cual se puede formar la figura que el fino alfarero quiera? La historia nos dice que cuando la juventud se organiza para luchar por una causa, lo hace a fondo, por patriotismo y con despego. Prueba de ello son los miles de jóvenes que se insurreccionaron y se armaron y murieron y triunfaron al expulsar de Nicaragua al último dinasta de la familia Somoza. Su esposo, el ahora presidente de Nicaragua, fue uno de esos jóvenes que estuvo encerrado por siete años en las ergástulas de la dictadura. ¿Y por que lo hizo, acaso por prebendas? Ni siquiera pensaba en ellas porque su alma no conocía la corrupción ni los intereses personales. Como él, igual lo hicieron todos los que la mañana del 20 de Julio de 1979 se encontraron con el poder absoluto en sus manos.
Un payaso, que se auto llama el líder del liberalismo y que ahora anda pidiendo perdón como una dolorosa sin el menor rubor en su cara ladina, no puede contar ese cuento porque desde que se inició en la política ya venía con el alma podrida debido a la ambición de riquezas y producto de esa ambición enfermó a la nación entera con el microbio de la corrupción. Ese no sabe lo que significa luchar por un ideal con el corazón limpio.
Hago esta comparación, porque es necesario establecer diferencias entre los unos y los otros. Sin embargo, desafortunadamente encontramos al fin del camino a esos dos personajes junto a sus seguidores, mancomunados en una carrera por mantener secuestrado al pueblo nicaragüense. Los primeros, pese a la hazaña que realizaron al derrocar a una dictadura de 40 años, se olvidaron del heroísmo, del idealismo y de los principios que con su sangre juraron imponer y cayeron en el mismo error de todos los dictadores del mundo: se enamoraron del poder traicionando la sangre que derramaron los que cayeron en combate desigual en nombre de la libertad y la justicia. El segundo con su manchado PLC, no se olvidó de nada porque nunca tuvo nada. Dicen que fue un brillante estudiante de derecho, pero no destacó como abogado. Estudió porque ese era su destino imperativo, pero su ambición fue, no conseguir el poder político, sino salir de pobre. El hecho de que haya llegado a la presidencia del país, solo prueba que cualquiera puede llegar a serlo, sin embargo, muchos cualquiera lo hubieran hecho mejor que él.
Ahora estamos a las puertas de unas elecciones que no se les ve futuro, por lo menos en lo tocante a imponer la democracia. Lo que se ve es un candidato que por más que haga por donde con sus decretos y con los fallos de una CSJ complaciente, acompañada por un CSE vendido, jamás va a poder quitarse el estigma de haber corrido para presidente con el artículo 147 de la Constitución cargándolo como cruz de acero todo el tiempo que su ambición y la paciencia del pueblo se lo permitan.
Si abundaran los hombres que aman a Nicaragua, esas elecciones, cuyos contendientes son un presidente que se quiere reelegir aunque la Constitución que él aprobó en sus tiempos de diputado se lo prohíba y un consumado corrupto, a quien su propio vocero juró encerrarlo en la cárcel modelo por haberse robado DOSCIENTOS CINCUENTA MILLONES DE DOLARES de las arcas del estado, ¿te acordás Leonel Teller? no habrían elecciones. Pero eso no va a pasar nunca, porque de lo que se trata es de conseguir una diputación, no para legislar leyes que favorecen al pueblo pobre, sino para pasar comodamente cinco años gozando de beneficios que no se merecen.
El líder de la alianza de las paralelas históricas, se las va a ver de a palitos para compartir con las huestes del filibustero Bolaños Davis las escasas diputaciones que su bajo número de votos le van a corresponder, precio de la alianza mortal que comprometió su prestigio de conservador vertical. Pero falta la ex presidenta del PC, Dña. Azalia Avilés, se dirán los que siguen de cerca las peripecias políticas. No hay problema, ya que le va a tocar ser la fórmula del ex presidente y candidato, formando una dupleta rojiverde en nada comparable a aquella que se dio en 1947.
La situación es esa y no cambiará hasta que la gran mayoría de los nicaragüenses nos pongamos de acuerdo en la necesidad de amalgamarnos en una unidad a prueba de tentaciones pecaminosas.
Jorge J Cuadra V
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