El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 11 de marzo de 2011

Banco Central de EE. UU.: corriendo hacia un precipicio

Por Javier Argüello Lacayo

Este año EE. UU. entra en la quinta década de un experimento económico donde busca evadir los retos de una creciente deuda con más deuda y estimular el crecimiento económico a través del consumo financiado. La efectividad del esfuerzo disminuye mientras la intensidad se acelera. El límite se aproxima.

En 1944, al concluir la Segunda Guerra Mundial, a través del acuerdo de Bretton Woods, EE. UU. tuvo la influencia política y poder económico global para convertir su moneda en la reserva mundial, entre otros lujos que le brindarían influencia global sin precedente. Para controlar la cantidad de dólares en circulación (y estabilizar su valor) se requería que estuvieran respaldados por reservas de oro. Gradualmente abandonó esta restricción.

EE. UU. creó un orden mundial que le permitió lujos de un imperio —en cuanto al acceso a mercados y recursos naturales— sin las responsabilidades y costos operativos que estos conllevaban. El hecho que el dólar se convirtió en la reserva mundial permitió que EE. UU. sostuviera déficits comerciales, lo cual enfureció a sus socios. Por ejemplo, en 1965 el presidente francés Charles de Gaulle acusó a EE. UU. de abusar de su “privilegio exorbitante” de tal manera que le estaba “expropiando negocios” a otros países. Visto de una forma más sencilla es como jugar monopoly, donde cada país es un jugador (supuestamente cada jugador comienza con la misma cantidad de dinero), pero EE. UU. puede conseguir más dinero si así lo desea.

En vez de establecer controles para prevenir abusos, en 1971 el presidente Nixon terminó el respaldo del dólar con reservas de oro, afirmando que el dólar no necesitaba garantía por tener respaldo de EE. UU. El problema no residía en la fortaleza de su economía, pero en la debilidad del ser humano ante las tentaciones. Dejó a criterio de sus gobernantes cuántos dólares se emitían. La tentación no solo hace al ladrón, pero también al deudor —especialmente cuando te acostumbras a desaparecer la deuda con la inflación (robándole valor a la moneda). En las últimas cuatro décadas el gobierno de EE. UU. desarrolló un apetito insaciable por la deuda. Pronto excederá el PIB de EE. UU. El costo de financiar esta deuda se ha más que duplicado en los últimos años y podría duplicarse nuevamente en menos de dos años dependiendo de las tasas de interés.

En relación a la crisis crediticia que estalló el 18 de septiembre del 2008, la deuda nacional de EE. UU. era de US$9,700 mil millones. En tan solo 27 meses esta ha crecido un 43 por ciento, excediendo US$14,000 mil millones. El Banco Central (Federal Reserve) ha incrementado su balance general un 155 por ciento en el mismo periodo, a casi US$2,500 mil millones, principalmente comprando deuda tóxica que emitieron los bancos sin sufrir consecuencia alguna por el riesgo crediticio que asumieron.

En el 2010, el Banco Central incrementó la deuda pública por US$1,600 mil millones. En adición le sumó otros US$$180 mil millones al balance general de la reserva federal a través de la compra de deuda tóxica. Invirtió un 13 por ciento del PIB para incrementarlo un 2.7 por ciento. Esta inversión de casi US$1,800 mil millones de parte del gobierno retornó US$350 mil millones. Quiere decir que por cada dólar adicional de deuda que el gobierno asume para estimular la economía obtiene un retorno de veinte centavos.

Visto de otra forma, el PIB real de EE. UU. durante el tercer trimestre del 2008 era de US$13,200 mil millones. Este llegó a US$13,300 mil millones en el tercer trimestre del 2010. El gobierno prestó US$5,700 mil millones a futuras generaciones para obtener un incremento de US$100 mil millones. La crisis originó con la enfermiza simbiosis entre Wall Street (sector financiero) y el Banco Central norteamericano hace 30 años, la cual distorsiona el mercado: manipulando los precios del dinero con tasas de interés artificialmente bajas para fomentar la demanda (préstamos). La oferta se estimuló con la desregulación financiera y la garantía implícita de respaldo gubernamental. Creó un ambiente de incentivos perversos y riesgo moral a través de la socialización de las pérdidas y la privatización de las utilidades. Ahora, el paciente es como un adicto donde el doctor le está recetando una droga más fuerte para que no sienta el dolor de la abstención.

Aparte de provocar una crisis fiscal en el futuro con la emisión de tanta deuda, el Banco Central está previendo la sanación de la herida actual en los mercados. Superar una crisis crediticia requiere que el sistema acepte que se hicieron malas inversiones/ préstamos. No se puede salir de ella fingiendo su existencia (moratorium impuesto por el Banco Central en los préstamos hipotecarios vencidos) o cuando se subsidia la consecuencia de una mala inversión. Al no poder reinflar la burbuja crediticia bajando las tasas de interés, el Banco Central se dedicó a intervenir directamente en los mercados comprando deuda incobrable e inyectándole liquidez al sistema —esperando que esta estimulara la economía—. Mientras los consumidores sean racionales y opten por reducir sus deudas y no adquirir más deuda, la obsesión irracional del Banco Central de escapar de la deuda con más deuda (e inflación) no será fructífera. La deflación no la puede detener el Banco Central porque no puede obligarle a sus ciudadanos a continuar siendo irresponsables. La verdad es que el Banco Central es un agente político, partidario y al servicio del sector bancario.

Ninguna superpotencia ha sostenido su liderazgo devaluando su moneda para ser competitivo. Pero, todas las superpotencias tienden a caer de la misma forma —crisis fiscal—. Faltan algunas décadas para una crisis fiscal pero la política monetaria parece estar firmemente comprometida con el colapso del dólar y la creación de una crisis fiscal.

* El autor consultor para el sector financiero para Acela Partners y analista de la política económica para Aid Monitor. Fungió como director ejecutivo fundador de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social.

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