La
enorme embajada ya tiene huésped. Llegó la señora Phyllis Powers como Embajadora
de los Estados Unidos en Nicaragua. Presentó sus cartas credenciales en una
bonita ceremonia ante el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra. La
Embajadora habla un más que aceptable español y proyecta una recia
personalidad. Prueba de ello es que leyó la carta del Presidente Obama al
gobierno de Nicaragua en inglés y español.
El
mundo diplomático se rige por el código de la cortesía, pero para la señora
Embajadora ese código no priva ante el código de la confianza y por eso
prefirió leer la carta ella misma y no el traductor.
Y
es que Estados Unidos regresó a la modalidad de la década de los 90s, cuando
los embajadores que enviaba a Nicaragua eran más policías que diplomáticos.
Mr.
De La Garza vino a Nicaragua como embajador durante el gobierno de Arnoldo
Alemán, después de haber sido el jefe de la DEA en Guadalajara.
Doña
Bárbara Calandra Moore, que Dios la tenga en su seno, vino como embajadora de
los Estados Unidos a Nicaragua, después de haber dirigido las operaciones
contra el narcotráfico en la embajada de los Estados Unidos en Colombia.
Acto
seguido estuvo de Embajador de Estados Unidos en Nicaragua Mr. Paul Trivelli,
quien pertenecía al staff administrativo del Comando Sur en Panamá.
Mr.
Robert Callaham era un diplomático de carrera y actuó como tal. Nicaragua
estaba en un receso de tranquilidad y por eso la diplomacia era lo correcto.
Pero
la situación en Nicaragua se ha puesto bastante delicada. La creciente
dictadura cercena día a día los derechos de los nicaragüenses, haciendo caso omiso
de la Constitución y de la ley. El Presidente Ortega se va perfilando como un
dictador absolutista resuelto a manejar en todos los aspectos la vida de los
nicaragüenses. No hay estado de derecho, no hay institucionalidad, los poderes
de estado no existen y el voto se manipula a través del CSE el cual solo recibe
órdenes del poder ejecutivo.
Phyllis
Powers asumió la embajada después de una larga espera, porque el Congreso de
Estados Unidos no quería enviar a un diplomático blandengue para enfrentarse al dictador Ortega.
La
Embajadora Phyllis Powers atacó desde el principio y lo hizo a través de los
waivers, el fiscal y el de la propiedad. Fue clara al decir que la concesión de
los waivers está muy difícil por, y cito, “La persistente falta de transparencia
fiscal, la incapacidad del Gobierno de tomar acciones concretas para resolver
las nuevas tomas e invasiones de propiedades de ciudadanos estadounidenses, y
especialmente las graves irregularidades del proceso electoral del año pasado y
la ausencia de medidas que indiquen que se están mejorando las condiciones para
las elecciones de este año, hacen que la decisión para el otorgamiento de los
waivers sea muy difícil.” Pareciera que estas declaraciones de la señora
Embajadora, estuvieran dirigidas para el diputado parlacénico, Jacinto Suarez,
quien dijo que EEUU jamás le quitaría los waivers a Nicaragua, porque eso
significaría un rompimiento de relaciones diplomáticas.
Así
habló la señora Embajadora: Claro y conciso.
¡Bienvenida
Embajadora Powers!
Jorge
J Cuadra V
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