El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

jueves, 24 de mayo de 2012

LA MENTIRA, COMPAÑERA FIEL DE DANIEL ORTEGA


“En Nicaragua se acabó la dominación imperialista norteamericana el 19 de Julio de 1979,” dijo Daniel Ortega en una de sus intervenciones populistas desde su tarima enflorada. Pero la verdad es que el 20 de Julio de 1979, en Nicaragua comenzó el más vergonzoso período de intervencionismo que registra nuestra historia patria.
Salieron los yankes por una puerta y entraron los soviéticos por otra. La influencia del Presidente Carter, tan calumniado por la historia contemporánea por terminar con regímenes dictatoriales, perdía fuerza y se fortalecía la del Secretario General del Partido Comunista y Presidente de la Unión Soviética, Leonid Ilitch Brejnev, a la par de la del procónsul soviético de Cuba, Fidel Castro Ruz.
Si el poderío de los gringos durante la dictadura somocista fue muy grande, el de los soviéticos durante la década de los sandinistas, lo fue aun más. Para 1980 en Nicaragua había más cubanos que gringos en 1930. Era el reino de la intervención del proletariado soviético con todas sus comparsas de alemanes orientales, de checos, de polacos, de rumanos y por supuesto de cubanos, quienes decían que venían a Nicaragua en misión social, cuando en realidad venían a descansar de la miseria en la que vivían en Cuba.
La CIA era el diablo en persona, ya que se dedicaba a fraguar conspiraciones y a asesinar anti somocistas. Se fue la CIA y vino la KGB, el engendro represor fundado en la era de Stalin, a matar anti sandinistas; la Stasi, órgano de inteligencia y represión de Alemania Oriental, a perseguirlos; la StB checoslovaca, a torturarlos y el tenebroso G2 de Fidel Castro, a hacer todo lo mencionado.
El ministerio de educación estaba a cargo de Armando Hart y sus maestros del sistema de educación de Cuba. La cancillería era un departamento del Canciller Andrei Gromyko y el sistema de salud lo co-manejaban los soviéticos y los cubanos.
Fidel Castro dirigía la política expansionista revolucionaria y mentor de la novena gobernante. Todavía recuerdo la regañada que les dio a los nueve comandantes en el discurso que pronunció con motivo del primer aniversario de la revolución, en especial a Jaime Wheelock, por el desastre del ingenio Victoria de Julio, uno de los errores más costosos del gobierno colegiado de los ochentas.
Años más tarde, el Presidente Ortega abjuró de la mística revolucionaria, para abrazar la  filosofía empresarial. Cambió la pobreza proletaria, por la riqueza oligárquica. Después de abrirse camino a balazos para implantar la libertad con justicia, traicionó a los que cayeron en batalla y no saborearon la victoria, para implantar una “democracia de baja intensidad” en donde la libertad y la justicia caen ante el chantaje. Me pregunto qué sentirá el ex prisionero de conciencia cuando se dirige a los pobres proclamándose su defensor y usando palabras preñadas de hipocresía, porque ni es su protector, ni es pobre. Por el contrario,  defiende los intereses del gran capital y su fortuna se cuenta en cientos de millones de dólares.
Las vacas, los cerdos, las gallinas, las láminas de zinc, el bono solidario, no son más que medidas populistas para engañar a los desposeídos y apoderarse de la ayuda venezolana para crear su mega fortuna familiar.
Daniel Ortega ha sido un mentiroso desde el inicio de su carrera política y no hay razón para pensar que deje de serlo. Por eso los políticos de la llamada oposición se merecen el cognomento de ZANCUDOS y el desprecio del pueblo. La lucha por la democracia tiene dos enemigos: la dictadura orteguista y la colaboración de los partidos políticos de oposición. Contra ambos debe de estar enfocada la rebelión cívica y de ambos es la responsabilidad de todo lo que pueda ocurrir en Nicaragua.

Jorge J Cuadra V  

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