Víctor Tirado López
La revolución nicaragüense y la revolución cubana son afines por destruir los
cimientos del viejo orden económico atrapados en el sistema colonial y
semicolonial que lograron derrocar al
régimen imperante. Sin embargo, son diferentes en cuanto a la lucha armada, la
cubana fue guerrillera; la nicaraguense se inició como guerra de guerrillas en la
montaña del país para luego pasar a la fase insurreccional, que culminó
con el fin de la dictadura
somocista el 19 de julio de 1979.
Ahora
bien, es necesario destacar, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial donde
surgieron los movimientos de los Países
No Alineados, denominados Tercer Mundo, en
primer lugar en los países del Asia y África,
ahí se originaron cambios en donde los
países que luchaban por su liberación
nacional, su independencia económica
trataban de poner fin al sistema colonialista. A mediado de los años 50, 60 y 70 del siglo pasado, se expresaba el contenido de los Movimiento de los Países
No Alineados por un nuevo orden económico internacional que abarcaba en 1979 a 95 países del Tercer Mundo: el antimperialismo,
la Liberación Nacional, el colonialismo, el anticolonialismo, fue la lucha por
establecer un nuevo orden económico
internacional y la construcción del socialismo como meta para derrotar la
pobreza, la miseria, el analfabetismo y otros problemas sociales, estos fueron
algunos principios de importancia, independientemente de otros.
Volviendo un poco atrás de la historia,
partiendo del cambio que se generó en el derrocamiento de los regímenes militares en América Latina
en la época de los años 40 del siglo pasado, por medio de sublevaciones
urbanas y rurales y que destruyó las bases de la vieja dictaduras militares, dando
nacimiento a la democracia, sobre todo
en centroamérica (Guatemala, El Salvador, Honduras y sin dejar
de mencionar Costa Rica con sus particularidades, en Nicaragua ya existía la
dictadura somocista, no se pudo derrocar). Después de la victoria contra las dictaduras militaristas a
principios de la mitad de la década del
siglo pasado en C.A cobró un viraje de importancia en la historia de la
democracia. No obstante, lo que se fue construyendo fue el nuevo orden por
medio de elecciones y cambios en el
sistema económico y a la vez se instaló
la Nación y la República.
Sin
embargo, por otro lado, en nombre del anticomunismo el sistema militarista, de
una manera arbitraria y antidemocrática lo resucitaron
con el apoyo y financiamiento del
gobierno de los EEU para restablecer el viejo orden reaccionario, derrotados en
el decenio del 49 y 50 del siglo pasado. Lo EEUU son responsables de la antidemocracia en
América Latina y principalmente en Centroamérica; por lo tanto tienen que pedir
disculpas.
Por otro lado, el Frente Sandinista en alianza con otros sectores de la
economía y la política pusieron fin a la dictadura el 19 de julio de1979 que
había sido apoyada por los gobernantes de EEUU. Ahora se establecía la nueva democracia
y en ella la república. En la medida en que la revolución sandinista dio por
terminada los privilegios de la dictadura y sus allegados expropiando los intereses
económicos y políticos mal habidos, en esa medida la revolución mandó al infierno los intereses
de la vieja dictadura y se convirtió en parte integrante de los sistemas
democráticos del hemisferio recibiendo apoyo de cualquier naturaleza por varios
países. Sin embargo, no todo era un proceso de transformación, pues la historia
aunque no se repita, según los historiadores modernos, y a mi modo de ver, en la mayoría de los casos se vuelve al punto
de su origen, es pues, muy difícil el rompimiento con el pasado y crear otra
nueva historia a como lo aconsejan los
intérpretes. Todas las revoluciones de liberación nacional o contra el
colonialismo y que han conquistado el poder en contra de las dictaduras, al
correr del tiempo caen y se adueñan del
pasado que dicen cambiar. Así es la
experiencia de las revoluciones antimperialista y de liberación nacional en Asia y África, por
ejemplo: para no ir muy lejos la revolución sandinista, es una lección que confirma mi tesis,
regresamos al pasado y sobre todo la derrota electoral de febrero de 1990, en
lugar de habernos dedicado a impulsar la revolución y estudiar la experiencia de esa derrota
electoral, desde la oposición, desde luego, nos descuidamos y nos conducimos por el fracaso de la
revolución sin conocer cuál fue la verdadera causa de la catástrofe de la derrota. Este revés nos condujo a
continuar un movimiento antidictatorial con las formas clásicas de lucha.
La
revolución cubana no es ajena a esa experiencia y otras por el mismo estilo,
sin dejar de recoger el fin de la revolución soviética que destruyó la URSS,
que era el espejo del socialismo. Traigo a cuento estos resultados de
revoluciones que un día sentaban el cambio de la nueva sociedad, sin clases; y hoy no queda ningún movimiento social y
político capaz de hacerle frente al capitalismo globalizado. Quedamos pues
huérfanos una vez más.
Después de interpretar en la
introducción de este escrito acerca de las revoluciones o revolución en los países subdesarrollados en donde la
lucha por la liberación ha tenido resultados no tan positivos como se
proclamaba en sus inicios, es pues en todo caso en nombre de la liberación y la
desigualdad se quiso establecer la
democracia y resultó fallida. Nicaragua forma parte de este círculo
Del
régimen actual solo se puede comentar poco pues el fin del sandinismo proyectado por las actuales dirigentes, de
los gobernantes a como asumieron la presidencia, el parlamento, el control del
CSE y el CSE y ahora los municipios, nos da la medida como el país
de Nicaragua reemplaza no solo al somocismo, sino a los gobiernos de los
primeros años de los inicios del siglo pasado por ejemplo el zelayismo, los
conservadores, como continuación de
concebir la historia como una ”revolución” entre dictadura y revolución social
y nada más. No es así, consciente o inconscietemente los gobernantes
de estos años se montan sobre la continuidad.
El fin de la constitución, el control del aparato del Estado, el fin de
la Asamblea Nacional y la estructura del
estado y por hoy a la población la tratan de aumentar los concejales; esta es la clásica historia de Nicaragua, no es más que el pasado que se repite. Desde luego,
no será eterno, no es necesario que la comunidad internacional se oponga, no es
necesario, esto es obra del pueblo y juventud organizada y no solo de un sector,
sino de de todos; como el 19 de julio de
1979.
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